Los equipos de formación son parte fundamental para el crecimiento y desarrollo del ciclismo. Países como Bélgica apoyan un crecimiento sostenido y constante que tiene en la categoría Continental un paso fundamental. No para los sub23 de más prestigio quizás, pues pasan directamente a las escuadras ‘ProContis’ o World Tour, pero sí para los demás, los que consiguen crear una base de talento y oportunidades interesante. Bélgica tiene hasta 13 licencias UCI Continentales -tiene varios equipos centrados en ciclocross, por ejemplo, o el ‘irlandés’ Aan Post – ChainReaction-. Es un caso excepcional, pues revisando otros países como Italia o Francia están en un nivel de equipos parecido al nuestro. Dos, tres. Cinco en el caso de Países Bajos, por ejemplo.

Euskadi (Orbea hasta la temporada pasada) y Burgos BH – Castilla y León son los únicos equipos de esta categoría que sobreviven tras haber llegado hace unos años a tener varios más. La reducción ha sido notable, pero tanto como frutos han ido ofreciendo. De aquí, de estas estructuras y de esta categoría, han ido saltando estos últimos años hacia arriba Carlos Verona, Ion Izagirre, Sergio Pardilla, Jonathan Castroviejo, Mikel Landa, Rafa Valls u Omar Fraile. Corredores con diferentes registros, talentos y aptitudes, pero que juntos crean una base que luego se desarrolla hasta encontrar victorias y éxitos.

Euskadi

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En 2006 España tuvo hasta cinco equipos en la categoría (Grupo Nicolás Mateos -luego Contentpolis – AMPO-, Massi -antes Catalunya – Ángel Mir-, Orbea, Spiuk – Extremadura y Viña Magna – Cropu -el germen del Burgos BH actual-), con Javier Moreno, José Herrada, Ivan Velasco, Andrey Amador, el mismo Pardilla o, incluso, un Jean Christophe Peraud que probaba con Orbea mientras triunfaba con las ‘ruedas gordas’. Desde entonces la cantidad de equipos en la categoría se ha ido reduciendo, manteniéndose como únicos representantes los mencionados antes. Miguel Madariaga y Julio Andrés Izquierdo son los héroes de estas pequeñas historias… que luego se hacen grandes. Y, si no, que le pregunten a Verona o Castroviejo.

El martes hablábamos con ‘Madari’, y nos avisaba que a un 95% el equipo Euskadi no seguirá en 2014. El presupuesto estimado del equipo, unos 450.000 euros, no puede ser cubierto por las instituciones públicas vascas (que tanto han apoyado a la Fundación Euskadi estos años) y el sector privado no entiende que destinar medio millón de euros a un proyecto de formación pueda tener el retorno deseado. Burgos BH – Castilla y León parece que seguirá (aunque con las complicaciones presupuestarias que siempre ha tenido), pero si Euskadi no lo hace se seguirá creando un vacío que tanto se ha esforzado en rellenar el equipo de formación vasco.

Corredores como Mikel Iturria, Jon Larrinaga o Haritz Orbe podrían quedarse sin la estructura que apoya su formación como ciclistas… y sin futuro en el ciclismo. Ahora mismo solo Carlos Barbero parece con la posibilidad de seguir como profesional. Euskadi, sin corredores que ofrezcan grandes resultados ‘mainstream’ (aunque la temporada del equipo es muy buena), quiere continuar y debe hacerlo porque su labor de formación es muy necesario. Aquí más que en cualquier otro sitio, estando la categoría sub23 bajo mínimos en carreras y con pocas posibilidades de viajar fuera.

Imaginar qué marcas podrían sustentar estos proyectos es un ejercicio de ciencia ficción, porque lo importante es que tengan la intención y capacidad para invertir en ciclismo. El apoyo público fue una fórmula adecuada, pero se ha visto que no es sostenible y que, en los tiempos que corren, tampoco procede que la responsabilidad sea íntegramente pública. ¿Conseguirá la Fundación Euskadi encontrar en el sector privado una marca que haga continuar el proyecto?