El sábado noche todo era pesimismo. Sky, pese a no mostrarse tan autoritario como en otras ocasiones, había dado un golpe encima de la mesa del Tour con su 1-2 en la meta de Ax 3 Domaines. El domingo muchos esperábamos una etapa de transición, puertos duros y encadenados pero lejos de meta, que con un equipo capaz de controlar la carrera, nos hacían presagiar una etapa anodina de cara al futuro de la general final.
Todos estos pensamientos se desvanecieron pronto. Ya en la primera ascensión, el del Col de Portet-d’Aspet, empezaban las hostilidades, guerra de guerrillas con ataques y contrataques de Movistar, Garmin – Sharp e incluso algún Saxo Tinkoff que nos hacían ver como el equipo del líder se iba desmenuzando poco a poco. En el Col de Menté sólo quedaban en el grupo de cabeza Porte y el líder, Froome. Con más de 130 kilómetros por delante.
Movistar parecía que tenía claro su objetivo de derrocar a Froome y Porte. Amador por delante, Plaza con él, y Valverde que intenta salir a enlazar con ellos, Froome que tiene que reaccionar en primera persona, con Quintana a rueda. Porte eliminado. Primera muesca para los azules. Saxo Tinkoff huele sangre, ayuda a tirar del grupo y a abrir las diferencias. Al coronar Menté, la carrera está rota. El líder, sin compañeros.
El terreno hasta Bagneres-de-Luchon, posiblemente haya sido el mayor espectáculo ciclista en una Gran Vuelta en mucho tiempo. Garmin – Sharp lanzando por delante a Hesjedal y Danielson, Euskaltel a Igor Antón, Saxo Tinkoff a Kreuziger, Ag2r – La Mondiale a Jean-Cristophe Peraud, Movistar mete a Rui Costa y Castroviejo. Gente de mucha calidad. Por detrás, Rubén Plaza le hace un gesto a Valverde, y ambos atacan a la vez, como ya hicieran en Menté. Mollema intenta reaccionar pero no puede, Froome es el que tiene que tomar la responsabilidad de nuevo en primera persona y es el encargado de cazar a la pareja de Movistar.
La apuesta sigue, e incluso la aumentan, descolgando a Castroviejo para ayudar a Plaza y llegar delante con Costa y compañía. Por detrás, Contador tiene que poner a trabajar a sus compañeros, es la nueva víctima en la jugada de Movistar. Incluso paran a Rogers, que acompañaba a Kreuziger en el grupo cabecero para ayudar al de Pinto.
La etapa está siendo épica, y aún quedan por subirse nada más y nada menos que el Peyresourde, Azet – Val Louron y La Horquette d’Ancizan, antes de acometer el descenso hasta Bagnères-de-Bigorre. Uno se pone cómodo para ver historia del ciclismo. El trío de Movistar y Froome alcanzan a los de delante, el orgasmo ciclista está próximo. Pero no. Delante paran, detrás cazan. De repente, la ilusión deja paso a la realidad. Estamos en el 9º día de carrera. Quedan tres señores puertos aún por pasar. Froome está aguando perfectamente. Porte está prácticamente sentenciado. El catenaccio se ha apoderado de todos. Cazar una pieza menor parece botín suficiente. A la pieza mayor la dejan con vida, esperando que todo se vuelva a repetir ¿camino de Le Grand-Bornand?
El final de etapa es de sobra conocido. Peyresourde, Azet y la parte más dura de La Horquette d’Ancizan a ritmo de Movistar con Froome a rueda, mientras Saxo Tinkoff, Belkin, Garmin – Sharp, Katusha y demás equipos se esconden en el grueso del grupo para no gastar un gramo de más. Conservando. Sólo Quintana lo prueba hasta tres en ocasiones, siempre respondido por Froome, mirando su medidor de potencia, como hace siempre. Finalmente, el colombiano desiste. Por delante Dan Martin y Jakob Fuglsang se juegan la etapa. A nosotros ya nos da igual. El gatillazo es tan evidente como difícil de superar.
sin ninguna duda, la etapa ha sido fantástica. El gran “carlos de Andrés” decía días antes que sería una etapa triste y desaprovechada y una vez más ha errado.
Grande Daniel Martin y Nayro Quintana.
Hombre, lo que es equivocarse… como mucho se equivocó a medias: no fue triste, pero sí desaprovechada.