Henri Tajfel, psicólogo polaco del Siglo XX, realizó un experimento dando a elegir a un grupo de personas entre una obra de Paul Klee y otra de Wassily Kandinski. El grupo de personas fue eligiendo con qué obra se identificaba más, si con la del suizo o con la del ruso. La decisión atendía a una cuestión meramente personal. Si una pieza les transmitía más que la otra, la elegían. Para Tajfel, que luego dio a elegir a cada grupo cómo remunerar la participación en el experimento, si a partes iguales o repartiendo más para el grupo de cada uno, el estudio sirvió para determinar lo arbitrario que es a veces tener el sentimiento de pertenencia a un grupo.

Para Alejandro Valverde (Las Lumbreras de Montagudo, Murcia, 1980), el sentimiento de pertenencia lo tiene en las Grandes Vueltas. Su categoría como ciclista, entre lo impagable y casi lo indefinible, le hace rendir en las carreras de un día, pero él se siente corredor de vueltas por etapas. Se siente de Klee, pero es consciente que Kandinski también se le da bien. Y para el ojo ajeno, mejor. Su identidad social y personal no entran casi nunca en disputa. Sus objetivos siempre han sido claros. Él siempre lo ha tenido meridiano, porque siente que, aun siendo un corredor con muchas virtudes diferentes a las de los vueltómanos, puede rendir con ellos. Quiere estar donde estén los mejores corredores por etapas. Y donde se encuentran siempre es en el Tour.

No eligió a ciegas. La estructura y el sesgo natural de cada país le hicieron forjar esa pertenencia. Y con ella vive y prepara su gran objetivo del año en la que podría ser su última oportunidad. “Hemos apostado mucho por el Tour”, nos cuenta consciente de que es posible que haya que mirar para otro lado, porque ‘dependiendo de cómo salga, habría que replantearse si pelear por el podio o luchar por otros objetivos. Pero creo que era el momento’.

Competirá sabiendo que la victoria está muy difícil y sabiendo que en anteriores ediciones no ha podido desarrollar su potencial: “creo que he tenido mala suerte, sobre todo en la primera semana”. Y lo único que ha podido sacar en claro de tantas lesiones y caídas, además de sus tres años (2009, 2010 y 2011) sin ir a correr la carrera francesa por sus problemas con la Operación Puerto, es que en el Tour cuentan más cosas que en otras carreras. “En el Tour los primeros días son fundamentales por el peligro que hay y yo soy el primero que me echo la culpa por no haber corrido más adelante, o por no haber estado más atento. En esta carrera tienes que estar los 21 días en cabeza, no puedes descuidarte un instante”, nos cuenta consciente de sus propios errores.

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Tendrá un gran equipo con él, un equipo trabajado y que ha roto en parte ese sentimiento de pertenencia trabajando mucho mejor las cronos por equipos (ruptura de la que fue pionero en España Manolo Saiz con la ONCE). Los ocho que le acompañarán en Córcega están mentalizados para ello: “es muy importante para empezar bien el Tour. La crono por equipos es el cuarto día y si hacemos una buena etapa podemos ponernos muy arriba en la general. Moralmente puede ser importante”.

La mejora de la escuadra navarra en la disciplina, que encadena una victoria en la Vuelta y dos segundos puestos en la Tirreno Adriatico y el Giro d’Italia, no es la de Valverde, que reconoce que en la crono del Dauphiné pensó que perdería menos tiempo con los líderes. Le frustra porque “intentas mejorar y luego ves que no logras rebajar las pérdidas que tenías antes”. Pero es consciente de que la segunda crono, la de Chorges, le va mucho mejor que la de Mont Saint Michel. “En la segunda espero estar muy delante, incluso en la lucha por la etapa”, nos reconoce.

Quiere luchar por el podio, y en la crono del Dauphiné estuvo a la altura de muchos (Alberto Contador, Joaquim Rodríguez o Jurgen van den Broeck), no así con el favorito de todos. “Froome está por encima de los demás”. ¿Mejor que Bradley Wiggins en 2012? ¿Asusta la temporada del británico? “No. Froome está haciendo exactamente lo mismo que hizo Wiggins el año pasado. O sea, que dan el mismo miedo”.

El sentimiento de pertenencia de Nairo Quintana es el mismo que el de Valverde. Y si ahora no está preocupado, en su primer Tour, por estar con los mejores, sabe que la Grande Boucle es su entorno ideal. El colombiano quizás marque una época, pero en el equipo saben que lo más adecuado es empezar con el murciano como líder. “Las ideas están claras y parto como jefe de filas con el equipo volcado a mi lado. Si fallo u ocurre algo, ya habrá tiempo de cambiar los planes”, cuenta el ganador de la Vuelta de 2009, quien ha demostrado en repetidas ocasiones que, llegado el momento, trabajaría por un compañero: “si tuviera que trabajar para él u otro compañero, lo haría encantado como he hecho otras veces”, reconoce.

Su manera de entender el ciclismo, ahora tanto o más al ataque que cuando empezó, como ha demostrado en 2012 y en este principio de temporada, le hará disfrutar de una carrera en la que siempre ha querido estar. Porque, sea por el sentimiento de pertenencia o no, los mejores tienen que estar en las mejores carreras. Por eso Valverde corre el Tour. Por eso compite en él. Porque, para mal o para bien, no sabe hacerlo de otra manera.