Si hay un maillot en el Tour de Francia de difícil predicción es sin duda el de la montaña. Con los dedos de una mano se cuentan los favoritos al amarillo y al blanco, mientras que sobra alguno para enumerar a los que aspiran al verde. Sin embargo, cuando hablamos del maillot polkadot la cosa cambia. Chocolat Poulain, una conocida empresa de repostería fue la responsable de la introducción de uno de los maillots más representativos del ciclismo mundial, cuando en 1975 se decidió a patrocinar una clasificación que hasta entonces no contaba con ningún distintivo y que encontró en los colores de su envoltorio una prenda que raro es el amante del deporte que no reconoce.

Ya hace unos años que acabaron los tiempos en que Richard Virenque dominaba casi a su antojo la clasificación hasta convertirse en líder histórico tras hacerse con su séptimo maillot blanco a topos rojos en 2004. Desde hace unos años, sin embargo, el maillot de topos es visto de otro modo. Los favoritos a la general no luchan por él siendo otro tipo de corredores más habituados a verse metidos en escapadas los grandes protagonistas que acaban disputándolo frente a un reducido número de escaladores puros que sí ven en él uno de los grandes objetivos de la carrera.

Duelos como el vivido en 2010 entre Anthony Charteau y Christophé Moreau no daban a la clasificación el lustre que requería, y la organización del Tour tomó medidas tras unas explosivas declaraciones del seis veces ganador Lucien Van Impe. Se redujeron las puntuaciones de las cotas y se doblaron las puntuaciones de los puertos con final en línea de meta con la esperanza de involucrar a los hombres importantes de la carrera. El cambio no pudo ser a mejor. En 2011 el ganador fue Samuel Sánchez, quinto clasificado en París, y en 2012 Thomas Voeckler, uno de esos corredores que, sin luchar por la general, son dignos de hacerse con tan preciada prenda.

photo: mirror.co.uk

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Este año la lucha volverá a estar especialmente abierta. Los grandes candidatos al amarillo quedarán en un principio apartados y serán los outsiders, especialmente aquellos jóvenes como Thibaut Pinot, Pierre Rolland, Nairo Quintana o Kevin Seeldraeyers, quienes peleen por él una vez el factor sorpresa de cara a la general haya desaparecido. Otros buenos corredores que se podría ver metidos en la batalla son Romain Bardet, Sylvain Chavanel o Maximme Monfort, que corriendo con libertad puedan llevarse un gran premio como sería el polkadot. Corredores como Robert Gesink, Damiano Cunego o Janez Brajkovič quienes tras tantos años de resultados cuestionables en la general, pueden acabar de forma inesperada llevándose esta prenda en París. Aunque todo esto puede quedar -y muy probablemente quede- en agua de borrajas, y es que al final los puertos y el Tour decidirán, como siempre.