
Heinrich Haussler vio cómo su temporada se acababa tras destrozarse la rodilla en el sprint de la cuarta etapa del Tour de Suiza 2010. A pesar del comedimiento en sus declaraciones, Haussler siempre consideró a Cavendish su 'verdugo' tras una maniobra fuera de las normas. (c) Sirotti
Criado en la ciudad alemana de Cottbus pero desde pequeño residente largos períodos en la localidad australiana de Inverell, Heinrich Haussler (1984) siempre ha sido un corredor excéntrico. El hecho de que eligiese en Agosto cambiar su licencia para correr como aussie ya denota su carácter: lo hizo a sabiendas de que probablemente era la única gran esperanza hasta el momento para un país que vive estos días momentos difíciles con el ciclismo -tal es así que, el pasado miércoles, las cadenas públicas ARD y ZDF anunciaron su deseo de no seguir emitiendo el Tour de Francia en directo a partir de 2012, aun poniendo en solfa con ello los convenios con la Unión Europea de Radiodifusión-, y también de que sobresalir entre la aparentemente inagotable camada australiana de pistards ‘fotocopiados’, nacidos poco antes de la caída del Muro, podría volverse complicado.
A nadie escapa que la temporada 2010 fue para Haussler tan difícil como excepcionalmente brillante fue la 2009. La progresión del “nuevo canguro” hace dos campañas no aguanta apenas comparación con nadie en la última década: quizás sólo Peter Sagan pueda exhibir una curva de progresión tan exagerada como la que propone la ficha de Heinrich en Cycling Quotient. De hecho, el año pasado volvimos a ver con cuentagotas esos detalles de pura clase que nos dejó el de las Antípodas en su primer año con Cervélo: destaca en todos los terrenos -aunque haya pasado desapercibido para la luz pública, es difícil que haya otro todoterreno de verdad como él en el pelotón mundial-, y lo hace además con pocos, muy pocos días de competición, cogiendo la forma con una facilidad que recuerda a auténticos ‘top’, obviando aquí a los sprinters.
Haussler es lo que el murciano José Joaquín Rojas debería ser y no ha logrado hasta el momento. Ni por mentalidad de equipo, ni por plena conciencia personal. En estas mismas páginas se ha hablado sobre las intenciones que siempre ha manifestado el de Cieza: dejar de ser otro sprinter español más -el propio Fran Ventoso encaja mucho más con ese perfil típicamente hispano que buscan en Egües- para centrarse en las clásicas. Sin embargo, nunca lo ha conseguido: hay un imponderable que le ata a ser un puestómetro humano y no desarrollar su faceta de atacante, la que tan bien le explotó Manolo Sáiz mientras le dejaron en Liberty. En ese sentido, y con algo más de calidad y bravura, Haussler reúne, aumentados y concentrados, los mismos ingredientes que el de Movistar pero mejor llevados: sprinter, escalador, clasicómano, valiente pero con un arma aún mayor que el simple carácter.
Sin embargo, Haussler, que en 2009 igual dejaba atrás a los escaladores en los Vosgos que sorprendía con una velocidad y anticipación sólo abordables por Cavendish en el Lungomare Calvino, o que mostraba su calidad sobre los adoquines sólo antes de volver a meterse en los sprints de Baviera y en la montaña de Triberg, sin solución alguna de continuidad, cambió todas esas ‘highlights’, esas primeras páginas de revista especializada o incluso de periódico generalista, por pruebas de imprenta tiradas a la basura como bolas en 2010. Primero por sus lesiones, interminables desde su caída en París-Niza hasta aquella burda maniobra de Cav en el famoso sprint del Tour de Suiza, que le costó el resto del año tras ser operado en Basilea. Pero después por sus escarceos extradeportivos, incluido aquel accidente de coche en Friburgo con positivo en alcohol incluido -lo cual es criticable sólo en casos como este, en mitad de un período competitivo-.

Hushovd, Haussler y Farrar (i-d), las tres patas del inestable 'banco' del Garmin-Cervélo. La coincidencia de objetivos en las clásicas podría poner en peligro la estabilidad del fusionado equipo de Vaughters. (c) Garmin-Cervélo
¿Estamos ante otro caso de genialidad contra desatino? Por el disfrute del ciclismo, bien debería esperarse que no sea así. Con la fusión de Garmin y parte de la estructura de Cervélo, Haussler ha caído en un equipo hasta ahora ordenado, con una personalidad muy marcada y enorme rectitud en sus formas y valores -así lo atestigua la expulsión de Matthew White del equipo-, pero que, si no mantiene esa tesitura, puede acabar volviéndose una jaula de grillos. En unas declaraciones a Velonews, Jonathan Vaughters valoraba de forma separada la confrontación entre Farrar y Hushovd de forma aislada, comentando únicamente sobre Haussler alrededor de su recuperación -”Heinrich está un poco en su ‘año de regreso’”-. Por ello, es imposible no plantearse dudas sobre si la convivencia será la mejor, o si los propios compañeros de equipo serán conscientes y libres de trabajar por quien han de hacerlo en cada momento. El peligro de que dos personalidades aparentemente afables como las de Farrar y Hushovd choquen con una ‘bala perdida’ como pueda representar Haussler -por mucho que la ‘doble H’ por separado tuviese éxito en 2009- es patente.
Aun así, al menos los objetivos parecen medianamente bien fijados. En la propia entrevista a Farrar y Vaughters en VeloNews, quedaba reafirmado que, por sus respectivas edades y características físicas, Hushovd pelearía por las clásicas como Roubaix mientras Farrar se centraría en las grandes vueltas e, incluso, pelearía por carreras como Flandes, donde se maneja medianamente bien, si se daba un sprint más bien numeroso. Ahora bien: ¿no es Haussler, cuyo calendario se ha enfocado deliberadamente hacia las clásicas en detrimento de una presencia destacada en las GT’s, un estorbo en todo ello? ¿Saben realmente jugar esa doble -o triple- baza precisamente en los que son objetivos prioritarios de un hombre tan explosivo como el aussie? El que es, ránkings de mérito aparte, el equipo con mayor potencial del mundo ciclista junto a Leopard Trek, tiene en esos dos meses de primavera su ‘piedra de toque’ esencial para no verse considerado un polvorín, como Highroad en los tiempos ya tan lejanos de “Cav vs. Hulk”.
Y una pregunta más: ¿Puede recuperarse y rendir desde la primera carrera, como en estos dos años? No cabe ningún tipo de duda. Su lesión es exactamente la misma que la que sufrió el ex-campeón mundial de ciclocross Niels Albert a finales de septiembre de 2010; el de BKCP-Powerplus estaba ganando pruebas de Copa del Mundo a pares apenas nueve semanas después. Si algo ha dominado en esta recuperación, ha sido la mesura: apenas una hora de bicicleta los dos primeros meses, carreras de segundo nivel cuando la rehabilitación hacia aconsejable coger ritmo de competición, más una cuidada preparación con esquí de fondo, senderismo y salidas de calidad en estas últimas semanas.
La especialización en un terreno concreto -las clásicas, en este caso- puede ser muy beneficiosa para el de Inverell, sin duda aún más si lo vemos desde la perspectiva de un equipo como Garmin-Cervélo, donde hay tanto o más potencial como lo había en Columbia/HTC pero donde los roles y la filosofía de trabajo no parecen tan fortísimamente marcados como chez Stapleton. Sin embargo, perder el desparpajo y frescura de un hombre cuyas cualidades y actitud son tan poco visibles en este ciclismo moderno, no deja de convertirse en una mala noticia para el deporte. Al menos, si arranca bien la temporada esta semana en Qatar y vuelve a dejar los mismos brochazos que en los dos ejercicios anteriores, podremos seguir hablando con una sonrisa en la boca del excéntrico “Racing Kangaroo”. Y que lo de ‘excéntrico’ sea sólo por motivos deportivos.
Articulaso broder. Ya veremos si vuelve al nivel de 2009, sería una gran noticia para que demuestre que puede competir contra la pareja de “Big Dogs” en las piedras.
Haussler está en el punto de convertirse en un ‘One Year Wonder’, esperemos que no, pero la fusión Garmin-Cervélo no le ayuda nada.
Pues yo no lo creo. Si 2009 vino tras un salto espectacular, pero la calidad y la clase ya la había demostrado antes.
Gran artículo. Mi opinión: Haussler se va a salir. Si eso quebrará la estructura interna Garmin-Cérvelo, no idea. En principio con Thor ha demostrado poder convivir. Veremos con Farrar. Pero para mi es un ciclista claramente superior al yankee, diría que en todas las facetas.
Jordi, Farrar es más rapido que Haussler y, además, ha demostrado que sabe llevar vida de sprinter – aquello de sobrevivir a los codazos con el hombro (supongo que se me entiende la “contradicción”). Luego, sí, Haussler parece un ciclista más completo y con con mucho más recorrido pero si por un lado tienes a Thor y por otro al yankee pocos escenarios le quedan.
Añadir que no creo que nunca más tenga una San Remo tan de cara como la tuvo, y sin restarle ni un ápice de mérito (había que estar ahí) se vio beneficiado de una escasez de vigilancia que no creo que se vaya a repetir…
PS: Tras hacer estos comentarios os recomiendo a todos apostar por el aussie-alemán para la classicissima…
Ya sabes que a mi Farrar no me parece para tanto, creo que le debe muchísimo a su fantástico tren de lanzadores (para mi, el año pasado incluso mejor que el de High Road). Pero supongo que en los sprints masivos de las GT la apuesta del equipo seguirá siendo la misma. En lo que sí te doy la razón es en lo de los codos y tal. Ahí el yankee es un maestro, un loco perfecto para la guerra con sus archi-enemigos anglosajones. Pero en velocidad pura, no tengo nada claro que sea superior al aussie-germano.
La verdad es que la temporada pasada no beneficia a Haussler para reclamar su cuota de protagonismo, pero más le vale a Vaughters encontrarsela en algún sitio porque si no puede armarséle un pifostio de narices, perdiendo por el camino a un talentazo tremendo.