Cuando ganó en Lecco, Joaquín Rodríguez por fin pudo hacerse ‘un hombre de clásicas’. Sí, la Flecha Valona es carrera de prestigio en el calendario internacional, pero no es comparable a lo que es Il Lombardia. Ni por palmarés ni, sobre todo, por la historia de una carrera que no es solo eso, sino un Monumento. A sus 33 años el catalán ha conseguido su mejor victoria en una carrera que muchos desean y pocos pueden conseguir. Lombardía ha hecho clasicómano a ’Purito’. Se mire por donde se mire.

Bérgamo, ciudad que vio la salida de la última gran carrera del año, tuvo grandes nombres. Vincenzo Nibali, Philippe Gilbert, Rigoberto Urán, Samuel Sánchez o Alberto Contador eran los favoritos. Rodríguez les acompañaba en dicho estatus, pero sin la seguridad de saber cómo desenvolverse en las cabalgadas de Nibali, el final de Gilbert o los ataques de Contador. Poco a poco se fueron despejando dudas. El día, duro, frío y lluvioso, dejó fuera de juego a Gilbert muy pronto. En el descenso del Muro di Sormano.

‘Purito’ supo mantenerse tranquilo, dejando que otros tomaran la responsabilidad ofensiva del día según se acercaba el final. Kevin de Weert y Rui Costa lo intentaron. Pero todo estaba dispuesto para la decisión en Villa Vergano. Lars Petter Nordhaug o Alexandr Kolobnev buscaron su opción al despiste. Pero el día era para alguien de entre los grandes. La lluvia aderezaba una carrera que se había roto hacía mucho, y que aunque luego sufriera un reagrupamiento, tendría un colofón digno y consistente.

A poco de terminar Villa Vergano el líder de Katusha atacó. Era su momento. No quería confiar la victoria a una punta de velocidad que podría jugarle una mala pasada en un final también poco controlable. Contador, Sánchez, Urán, Nairo Quintana, Fredrik Kessiakoff, Oliver Zaugg, ganador de 2011, o Ryder Hesjedal quisieron dar caza a un Rodríguez que ya solo olía a victoria. Mantuvo en el llano tras la bajada los segundos que se granó en la subida, y entro levantando los brazos bajo un aguacero en lo que él mismo destaca como su mejor victoria de todo el año.

Aprovechó también Joaquín Rodríguez para reivindicar un tipo de carreras, las de un día, defenestradas en nuestro país. Y hace bien. El ciclismo no solo existe en julio. En este extraño Il Lombardia de septiembre también existió y a base de buenas intenciones nos ofreció un gran momento de ciclismo. Para nosotros el quinto mejor instante de toda la temporada ciclista.

Foto (c) Roberto Bettini