Hola a todos. Saludos desde Osaka donde tengo instalado el campo base para estar este último mes y medio que aún tengo que afrontar en tierras niponas. Primero pediros disculpas por el retraso en la actualización, pero entre que en Brunei no tenía casi acceso a la red y que al llegar a Japón se ve que me traje una pequeña diarrea he estado unos días K.O., pero ya estamos a tope otra vez.

Hoy os voy a relatar mi experiencia en el Tour de Brunei 2.2 UCI. Primero vamos a explicar algunas cositas sobre este sultanato. Efectivamente, lo primero que hay que saber es que Brunei es un sultanato y el Sultán está absolutamente forrado. De aquí viene la frase “eres más rico que el Sultán de Brunei”. Lo segundo, obviamente es que es un país musulmán y esto está muy bien salvo para un pequeño problema; la religión musulmana impide a sus fieles beber nada de alcohol, pero normalmente en estos países se puede beber una cerveza en sitios para los extranjeros… menos en Brunei donde la venta de alcohol está prohibida. Por lo tanto una de las frases de esta carrera era; “qué ganas de beberme un cerveza”.

Brunei está situado en el norte de la isla de Borneo. Esta isla está divida en tres partes para tres países (Brunei, Malasia e Indonesia) y destaca por sus grandísimas junglas. De hecho es uno de los lugares más vírgenes del planeta ya que la densidad de población es muy baja, de hecho en Brunei vive menos gente que en Valladolid. El clima es tropical, es decir; calor, humedad y chaparrones de lluvia. Esta lluvia que iba a convertir la segunda etapa en una de las mayores locuras que he visto en mi vida. Por cierto, también, y para mi desesperación, Brunei es bastante plano.

Edgar, fiel exportador de la siesta

En lo puramente deportivo la carrera se iba a decidir ese segundo día. Después de un primero donde cinco corredores llegaron con una exigua ventaja sobre el pelotón, el jueves se iba a levantar lluvioso. Y cuando digo lluvioso es que no sabíamos si ir con bicicletas o alquilar una barca a pedales. Por si fuera poco se salió a mil por hora, casi 50 de media la primera hora (claro a ver quien se iba). Y en el km. 60 entramos en los 40 kilómetros más locos que he corrido en vida. Me situé en posiciones delanteras ya que en el perfil indicaba que era una zona sube y baja. Qué gran acierto. Empezamos a subir repechos, cortos de unos 300 metros, pero al 12%. Uno tras o otro. Yo aguardaba la oportunidad bien colocado entre los 10 primeros. Al principio la carretera estaba bien (dentro de lo bien que puede estar con tanta lluvia), pero poco a poco se iba complicando con curvas, repechos y cruces.

De repente nos encontramos una pared y allí fue donde aprovechamos Lee Rodgers, Maxime Martin y yo para atacar. Casi que fue lo mejor que pudimos hacer aunque no llegásemos. Y es que mientras íbamos escapados cruzamos no menos de 4 auténticas piscinas de agua, 2 bunker de tierra de 100 metros que te hundías literalmente, 2 puentes donde hubo en el pelotón unos castañazos de época (Kota Iwai de mi equipo partió la bici de una manera espeluznante)… un caos. Ideal para la escapada con el pequeño inconveniente de que los últimos 20 km. eran en autovía. Allí nos juntamos unos 50 corredores y los iraníes de Tabriz que iban completos nos fueron arrancando hasta que al final iba se fue Askari y con los 40 segundos que llego sentenció la carrera.

El resto de días siguieron el mismo guión de férreo control del equipo iraní del Tabriz con ayudas del Terenganu para llegar en sprint y efectivamente, llegamos en volata los tres días. El último día era un circuito en la capital, Bandar (¿sabéis que aquí esta la ciudad sobre el agua más grande del mundo? 5.000 personas viven en casas sobre el agua) todo el mundo me decía que se podía liar allí. Pero aunque bien es cierto que tenía una subida de 400 metros durísima, el resto del circuito era propicio para rodar en pelotón. Por lo que otro sprint y finalmente clasificado en una insulsa 27ª posición aunque creo que había piernas para más.

Me quedo con la experiencia como siempre, y de poder disfrutar de mi parte favorita del mundo como es el Sudeste Asiático. Solo por la simpatía de la gente os recomiendo el viaje. ¿Regresaremos el año que viene? Ojala que sí, pero de momento me vuelvo a Japón que mientras mis colegas de grupeta están ya de vacaciones a mi aún me toca dar a los pedales.

¡¡Matane!!