Era el centro de atención. Los focos, las cámaras,..todas las miradas apuntaban a su figura. Llegaba con apenas siete días de competición, los parciales del Tour del Benelux. La prueba del World Tour vio su regreso después de cumplir seis meses de sanción. El famoso solomillo quedaba olvidado. Una nueva etapa comenzaba. Resurgir era el objetivo, volver a ser el de antes la meta. La Vuelta a España fue la testigo.

Una rivalidad marcada desde el comienzo que no llegó a ser tal. Chris Froome pasó de ser considerado el mayor rival por la victoria al quedarse es un plano secundario. Dos hombres hicieron que la rivalidad se convirtiera en una lucha encarnizada. Joaquín Rodríguez y Alejandro Valverde demostraron estar a su mismo, o incluso por encima, nivel en la Vuelta de los Muros del Norte.

La impaciencia, las ganas de demostrar e incluso el nerviosismo le hicieron mella en las primeras jornadas. Ataques desmedidos e incluso fuera de lugar le llevaron incluso a mostrar debilidad. Mientras tanto, Purito y Valverde le remachaban en cada final en alto. Arrate, Jaca, La Gallina, Barcelona, Ancares o Cuitu Negru. Sólo el incidente camino de Valdezcaray de Valverde y la contrarreloj de Pontevedra mejoraba una situación que se antojaba complicada con sólo la Bola del Mundo en el horizonte.

Entonces llegó el día. El Collado de la Hoz, una ascensión secundaria, terciaria o simplemente, una tachuela en el recorrido. Allí, sin imágenes en directo asestó el golpe definitivo al maillot rojo, a la clasificación general. Un movimiento lejano a meta, valiente y arriesgado a la vez consiguió dar la vuelta a la carrera. En meta un grito celebró la victoria en Fuente Dé. La rabia, y el coraje se enfundaban al mismo tiempo con la felicidad y la alegría. Alberto Contador se olvidó de gestos artificiales y teatreros para enaltecer un triunfo, uno de los grandes triunfos de su carrera deportiva.

Grito al cielo en una victoria épica / Foto (c) La Vuelta

Solamente aguardaba el peligro del viento castellano y la crucial etapa de la Bola del Mundo antes del paseo triunfal en La Castellana. Tanto en los finales anteriores como en la cima madrileña evidenció no ser el más fuerte de la carrera. Suplió esa carencia con valentía y un ápice de fortuna que le llevaron a su segundo triunfo en la general después del conseguido en 2008.

La Castellana fue el testigo del exitoso regreso de Alberto Contador supeditado en un excelente trabajo de sus compañeros y una táctica que logró sorprender y rematar un triunfo que hasta entonces parecía más que complicado. El domingo comenzará la cita mundialista con la contrarreloj por equipos donde defenderá los intereses del Saxo Bank-Tinkoff Bank mientras que, a falta de confirmación oficial, estará presente tanto en la contrarreloj individual como en la prueba en ruta con la selección española.