A sus 29 años, Igor Antón está a punto de cerrar la primera temporada en blanco desde 2005. Todavía tendrá una oportunidad en la Bola del Mundo, y en las carreras de septiembre-octubre donde se supone que estará fino. Pero si hay alguien a quien se pueda culpar de esta triste andadura en 2012 es él mismo. Es decir, el vizcaíno volvió a fiar todo el año a una sola carta: la Vuelta a España. Y lo peor es que todo el mundo sabía que no la iba a ganar. Estando ahí Alberto Contador, Froome o Purito, el jefe de filas del Euskaltel-Euskadi pasaba a un segundo plano entre los favoritos.

No es el primer año que lo hace. En 2010 estuvo a punto de salirle bien la jugada, pero su caída camino de Peña Cabarga le privó del rojo que llevaba a favor de Nibali. Ciertamente, las distancias eran ínfimas y el italiano andaba muy fuerte, pero nunca sabremos qué habría sucedido. El año pasado, sin embargo, cascó a las primeras de cambio camino de Sierra Nevada. Mientras un grupo de 35 corredores llegaba junto a la cima, Igor se dejó dos minutos. Aún así, se resarció con una etapa el día en que la Vuelta volvía a Euskadi. Y la victoria en Zoncolan le hizo llegar con los deberes más o menos hechos.

Esta vez era todo distinto. Un principio de temporada muy ‘light’ culminado con la desgraciada caída antes de Lieja. La cual, casi cinco meses después, no debe ser más que un mal recuerdo. Tercero en la Clásica Primavera y séptimo en el Criterium Internacional han sido sus mejores resultados.

Y, sin embargo, siguió erre que erre. Afinando para la Vuelta. Hasta que, antes de empezar la ronda española, dijo en un medio que no estaba “presionado por ganar”. Que sólo quería “hacer una carrera bonita”. ¿Perdón? Estamos hablando de un líder de equipo que hasta ahora suma 25 puntos de cara a 2013. Lo cual viene a ser más bien poco, por ser benevolentes. Con 29 años, o sea, en la madurez de su carrera deportiva. Y que sólo hace una GT en toda la temporada, y a la cual llega con apenas 35 días de competición. Aún así, no tiene presión alguna por ganar o hacer podio, sólo la intención de hacer algo bonito. Pues vale.

Antón, en un tercer plano en la Vuelta / Foto (c) Fundación Euskadi

Sin querer entrar en odiosas comparaciones, su compañero de equipo Samuel Sánchez ha sufrido dos caídas –especialmente dolorosa la del Tour por todo lo que supuso- y aún así se alzó con la Vuelta al País Vasco. En el equipo ambos tienen un rol similar, pero las diferencias entre uno y otro son evidentes.

En su descargo hay que decir que la Vuelta que está haciendo no es especialmente mala. Es, simplemente, lo que se le esperaba. Un paso o dos por detrás de los favoritos con un noveno puesto en la general que se ajusta bastante a su nivel. Todo esto a falta de la Bola del Mundo, donde seguro que estará menos marcado que otros corredores y podría tener una oportunidad. Lo grave es que, realmente, esto se sabía desde el principio. Y sin embargo, Igor ha pensado en él mismo en lugar de intentar ayudar al equipo –que por cierto, corre peligro de caer fuera del World Tour- cosechando resultados. Y si bien el noveno puesto no es malo ‘per se’, dadas las circunstancias y la conciencia con la que ha preparado la Vuelta el resultado de Antón debería ser calificado de auténtico fracaso. ¿Tropezará por tercera vez con la misma piedra en 2013?

Victor Martín