Como llegó, el mes de julio se está marchando, como todos los años, con esa pequeña sensación de vacío que deja el final del Tour de Francia, tras tres semanas en las que día tras día nos precipitábamos ante nuestro televisor, dejando pasar las horas entre castillos, jardines, motores de helicóptero y, sobre todo, mucho ciclismo. Pasada la carrera, llega el tiempo de echar una mirada atrás en el tiempo y sacar conclusiones sobre lo visto y vivido en las carreteras francesas. El hundimiento de Evans, el primoroso rendimiento de Thibout Pinot o el regreso al top-10 de Haimar Zubeldia a los 35 años son algunas de las inesperadas sorpresas que siempre nos depara la Grande Boucle. Sin embargo, el mayor asombro para muchos llegaría por parte de numerosos aficionados al ciclismo, quienes inundaban foros y redes sociales mostrando su airada decepción con la carrera, a la que muchos calificaban como “la más aburrida que recuerdo”, “la peor que he visto” o “decepcionante”.
No ha sido el mejor Tour de todos los tiempos, no puede serlo aquel en el que los dos mejores escaladores del último lustro no estaban presentes, en el que la emoción por el triunfo ha sido despedazada por una tormenta británica a varios días de la conclusión o en el que el mítico Col du Tourmalet es coronado por un grupo de 50 corredores; pero de ahí a sumergirlo hasta las cloacas de las grandes vueltas hay mucho tono grisáceo, en el se encuentra con total seguridad la edición de 2012.

El Squalo lo intentó a lo grande, pero el poderío de Porte anulo la épica del siciliano / Foto: Bettini
La memoria siempre es frágil, tanto a largo, como a medio y corto plazo. En la sociedad del usar-y-tirar y el entretenimiento, las continuas novedades que nos martillean ocultan en el abismo objetos y recuerdos que hasta hace bien poco formaban parte de nuestro día a día. Y más que a la falta de españoles luchando por el maillot amarillo (razón a la que Carlos de Andrés aludía constantemente durante las retransmisiones de las etapas en Televisión Española), esta desconsiderada opinión sobre el Tour de este año se debe a dos imágenes que destrozaron las esperanzas creadas sobre dos etapas en concreto: los 17 minutos de ventaja de la escapada el día que Luis León Sánchez se llevó el gato al agua camino de Foix y la mencionada “fumada” del coloso pirenaico; contempladas ambas en el último bloque de montaña.
Pero, ¿se desarrolló toda la carrera en estos términos? Obviamente no. De hecho, las expectativas puestas en las dos jornadas previamente mencionadas en muchos casos son resultado del espectáculo vivido en los anteriores bloques montañosos. Tras una primera semana más tranquila de lo habitual, el punto de inflexión de la carrera llegó con la masacre de Metz, en la que un gran número de aspirantes se quedaban bien fuera de la carrera, o bien muy tocados precisamente la jornada previa al primer contacto con la montaña del Jura. ¿Alguien se esperaba las diferencias que se establecieron entre los favoritos tras una etapa unipuerto y otra de media montaña? En ellas se pudo confirmar, por una parte, el dominio del Sky ; y por otra, que los aspirantes no tenían en sus planes quedarse a la expectativa como sucedía mayoritariamente en los años de tiranía de Lance Armstrong.
La contrarreloj remarcaba aún más el inmenso potencial del binomio británico, que se encaramaba a lo alto de la clasificación. Sin embargo, esto no fue una excusa para justificar falta de ambición por parte de los aspirantes, que nos ofrecieron uno de los mejores primeros bloques de montaña de los últimos años. Y es que se puede reprochar a los candidatos al podio en París de falta de calidad, fuerzas o motor para hacer daño a Wiggins y Froome, pero no de quedarse de brazos cruzados. ¿Es que ya no se recuerdan los anzuelos lanzados por Van den Broeck en el Grand Colombière, el mordisco de Vincenzo Nibali en ese mismo descenso, el all-in con Q5 que se jugó Cadel Evans en Croix de Fer o el ritmo inhumano de Edvald Boasson Hagen que estuvo cerca de acabar con Rolland y Pinot en Granier? Demarrajes que si bien no fueron eficaces, nos dieron horas de muy buen ciclismo, ese en el que las primeras espadas se lían la manta a la cabeza y deciden ir personalmente a por la carrera, aún con horas de esfuerzo por delante. Incluso en un perfil tan insulso como el del 14 de julio, se pudo ver a los principales favoritos aumentando el ritmo en cabeza para incomodar a sus rivales.
Y eso solo en los que respecta a los candidatos al podio de París, ya que la lucha por las victorias de etapa y la formación de las escapadas dejó día tras día un espectáculo soberbio. Las escapadas tras la primera semana estuvieron conformadas siempre por ciclistas de muchísima calidad, que en ocasiones nos dejaron exhibiciones descomunales como las de Pinot en Porrentruy, Voeckler en Bagnères-de-Luchon o Valverde en Peyragoudes. Jornadas como la de Brive-la-Gaillarde, que en cualquier otra edición o gran vuelta hubieran sido de transición con toda seguridad, estuvieron marcadas por la dureza y la competitividad por la etapa. Todo esto sin olvidar el culebrón Wiggins-Froome vivido a lo largo de la ronda gala, debido a la manifiesta superioridad del ex-keniata cuando el asfalto se empinaba.
En este punto, seguro que muchos os preguntaréis ¿esto es suficiente para ponerlo por encima de otras ediciones del Tour, teniendo en cuenta la nula ambición vista en el Mur de Péguére o en el Tourmalet, el coitus interruptus de Nibali en los dos pasos por Peyrasourde o que la carrera estuviera tan dominada por un equipo que resultaba evidente que nadie podía dar la vuelta a la tortilla varios días antes de la conclusión? Si bien no es categórico, la respuesta es sí. O al menos, lo contemplado en las carreteras francesas este mes anula cualquier respuesta negativa a esta cuestión. La mejoría del recorrido estableció unas diferencias que permitieron que los corredores jugaran al ataque desde un comienzo, a diferencia de cómo venía ocurriendo en años anteriores, en los que la igualdad era la nota dominante y los ataques antes de los 10 últimos kilómetros una utopía desdichada. La pasada edición, en la que dos tappones alpinos salvaron una carrera que hasta entonces había sido absolutamente soporífera; el Tour 2008, que prácticamente se jugó a la carta solitaria de Alpe d’Huez (aunque el recorrido no ayudaba); o los dictatoriales bloqueos americanos liderados por un Armstrong imperial en 2004 o 2002; no fueron en ningún caso carreras más entretenidas que la que acaba de concluir, al menos globalmente.
No hay más que echar un vistazo al Giro del pasado mayo para valorar en mayor grado lo visto en las carreteras francesas a lo largo de este mes. En definitiva, no ha sido para nada un mal Tour. ¿De verdad os habéis aburrido?
Ha habido una falta de emoción provocada por el dominio del equipo Sky. No ha sido mal Tour, pero a día de hoy ofrece más espectáculo La Vuelta, o mi preferida, el Giro.
Disiento, Diego. Por mucho, además. El Giro ha sido mucho más aburrido. No ha tenido el Tour un momento cumbre como el del año pasado, pero ha sido un Tour en general más emocionante, con más debates de calidad y con bastantes más cosas que contar en los 21 días de competición.
No me refiero a este Giro 2012, pero si me lo preguntas, personalmente me ha divertido más (sin ser como el del año pasado). Primero porque la diferencia entre los 2 primeros ha sido mínima y segundo porque no he visto en ningun momento peligrar el Tour a Wiggins desde la tercera etapa. ¿Más calidad? Obvio, estamos ante la supuesta mejor carrera del año y muchos equipos y corredores se preparan para ello.
No sé si te referirás en términos generales o en el caso de este año. Si es el primer caso, mi vuelta grande preferida también es el Giro; pero si comparamos el espectáculo visto este año en ambas, no puedo estar de acuerdo. Tuvo toda la emoción por el triunfo que faltó en el Tour, pero apenas hubo movimientos entre los favoritos durante las tres semanas y desperdiciaron muchos de los colosos que prepara desde hace tiempo RCS. Por mi parte, teniendo en cuenta el recorrido que había, resultó decepcionante.
Sin embargo, en el ciclismo actual tenemos decenas de ejemplos en los que, si se quieren ver grandes etapas, deben generarse antes diferencias que obliguen a atacar, lo que muchas veces decide la carrera antes de tiempo, ya que el que empieza dominando suele (no pasa siempre, obviamente) acabar así; pero si se plantea una carrera igualada, muchos ciclistas se ven en disposición de conseguir una gran clasificación y nadie quiere arriesgarse a perderlo todo siendo demasiado ambicioso. En definitiva, igualdad versus espectáculo. Lo ideal es tener las dos cosas, pero cada vez parece más difícil
No me ha parecido el peor Tour, pero eso no quiere decir que haya sido bueno. La ausencia de Contador y Schleck nos privaba de ver ofensivas en la montaña. Sólo Nibali, y a ratos, puso algo de ganas. El dominio del Sky fue absoluto, pero no puede ser que un hombre como Rogers suba los puertos a ese ritmo y destrozando a gente. Las fuerzas estaban justas, bien por la moral que les había comido el Sky, bien por una primera semana de mucho gasto.
No creo que sea el modelo a seguir, con tantos kilómetros contra el crono. A este Tour le ha faltado dureza en la montaña y finales en alto. Aún así, nos hemos divertido y como siempre hemos tenido momentos de gran ciclismo.
El Giro de Italia fue mucho mas decepcionante… este Tour lo considero un Tour del montón. Este año la Vuelta tiene muchas opciones de comer terreno a Giro y Tour, aunque estemos a años luz.
No puedo estar mas de acuerdo. Evidentemente no ha sido un Tour brillante para contarselo a nuestro nietos, pero para mi ha sido entretenido, con varias jornadas de ciclismo cinco estrellas y a anios luz del infame Giro 2012. Espero que los organizadores apuesten por este recorrido en las proximas ediciones
Mirá vos acá en C&H les gusta el ciclismo de puño de hierro como el que estuvo de 1999 a 2005.
¿? ¿Has leído las tres últimas líneas del penúltimo párrafo? O.o
Este Giro fue la peor GV que yo recuerdo y sí vi los tostones de Amstrong. Un día Scarponi dijo en la entrevista de meta que había atacado de lejos… Y atacó a 2 km. Sirva de ejemplo.
Este Tour siendo los 2 mejores del mismo equipo no ha estado mal. Lo han intentado con valentía el Gabachito, VDB, Nibali, Evans, ha habido buenas fugas, debut de Sagan, el pique de sprints.
No ha sido un tour brillante, pero no ha estado nada mal. Una pena que Sky fuese tan sobrado.