Como rezaba aquella pegadiza canción del grupo La Frontera, a Fränk Schleck podremos esperarle “en el límite del bien y del mal”. Y es que el empleo de diuréticos en el deporte profesional, y en el ciclismo en particular, se encuentra en un limbo legal que a menudo tiende a conducir a los corredores a una situación de desamparo, pero que de una manera mucho menos ética, puede ser empleado como arma de doble filo bajo la que esconder oscuros fines.
Un diurético, sea de la familia que sea, es una sustancia que por sí misma no produce ninguna mejora en el rendimiento del deportista. Los beneficios que puede aportar en el balance hídrico del organismo, son muy pequeños en relación a los perjuicios que su uso reporta. Ello nos conduce inevitablemente a la pregunta ¿Por qué es una sustancia dopante? Lo es porque actúa como enmascarador en orina de una segunda sustancia, siendo ésta la que aporta beneficios de rendimiento al deportista en cuestión. Podemos referirnos a ellos como “caballos de Troya” del dopaje.
Todavía queda otra cuestión en el aire ¿Qué sentido tiene usar un diurético para camuflar otra sustancia, si en una analítica de orina se puede detectar el diurético? Para entender esto hay que echar un vistazo al artículo diez del Código Mundial Antidopaje sobre diuréticos, en el que hay disposición a disminuir o retirar una posible sanción si se demuestra que el uso de la sustancia no conllevaba una mejora de rendimiento.
Esta puerta abierta en el reglamento justifica la inusual condescendencia de la UCI a la hora de castigar positivos por estos compuestos. De los cuatro positivos datados hasta hoy en nuestro deporte, Schleck al margen, dos fueron sancionados (Stahurskaya con dos meses, y Garzelli con nueve) ,y dos fueron indultados (Pedro Delgado en 1988 y Kolobnev en 2011).
Tras el positivo del mayor de los Schleck se encuentra la xipamida un salurético tiazídico, de la misma familia que la hidroclorotiazida sustancia que fue responsable del positivo de Kolobnev. A diferencia de esta, el uso terapeútico de la xipamida es limitado debido a que plantea varios inconvenientes en relación a sus análogos: tarda mucho en alcanzar su concentración máxima, se elimina más lento, y su toxicidad es superior. Ello provoca que este presente en pocos preparados farmacológicos al margen del Diurex que es el que se emplea como diurético. Ello puede plantear problemas a la hora de demostrar el origen del positivo a la defensa del corredor luxemburgués
Décadas después de su entrada en el mercado negro del deporte, los diuréticos siguen siendo sustancias que levantan grandes quebraderos de cabeza tanto para quien los usan para encontrar cura, como para quien los emplean para ocultar miserias. Ante estos últimos positivos de repercusión se echa en falta una mayor claridad en el reglamento antidopaje en relación a su uso, que decante la balanza hacia uno u otro lado, y que nos eviten la formación de escándalos que a la larga sólo perjudican la imagen de nuestro deporte.
Gran post de Mr.Chon !!!
Gran explicación del porqué del consumo de diuréticos tanto en cuanto a su farmacología cómo en su jurisdicción por parte de la WADA.
Tengo una duda, si la xipamida tarda más en alcanzar su Vmax, eso quiere decir que el producto dopante que queremos detectar se halla en a concentraciones más elevadas en sangre (o orina) del individuo y que por lo tanto podrían (deberían) ser detectadas en un control, no?
Gracias por tu aportación a todo este mundillo.