Deportista genial o bufón histriónico. Infatigable alsaciano o chufletero antillano. Amado u odiado, a nadie deja indiferente. Pero lo que ni el más acérrimo detractor de su figura podrá negar es el inmenso talento como ciclista de Thomas Voeckler (Europcar), uno de los mayores de la escuela francesa de lo que va de siglo. Una vez más lo ha demostrado con una exhibición espectacular en la que podría considerarse como la etapa reina de este Tour de Francia, después de dominar a su antojo una fuga de 38 integrantes, superando primero todos los puertos de la jornada para vestirse con el maillot de lunares y endosando una minutada a todos sus compañeros de aventura, entre los que Chris Anker Sörensen (Saxo Bank – Tinkoff Bank) no pudo ver refrendado su coraje con un triunfo que tanto busca.

Pau – Bagnères-de-Luchon. La simple mención de estas dos localidades transporta al aficionado a la épica del ciclismo veraniego que un año más nos incrusta durante horas enfrente del televisor. Al igual que hoy, una jornada calurosa en los Pirineos en la que la fuga tenía una de las últimas oportunidades de alzarse con el triunfo. Si a esto le sumamos la permisividad (o falta de control) que está demostrando el Sky con las escapadas a lo largo de la Grande Boucle, dio como resultado una de las fugas más numerosas de los últimos tiempos, formada sorprendentemente antes de iniciar el primer puerto: 38 ciclistas de 17 equipos diferentes entre los que únicamente Liquigas-Cannondale, Lotto-Belisol, Orica-GreenEdge, Omega Pharma-Quick Step y los comandantes británicos de Sky no estaban representados.

La llegada al Col d’Aubisque con una renta de casi cuatro minutos para los aventureros abortó la batalla que muchos estábamos esperando en sus rampas. Una situación de carrera tan estable y el largo terreno favorable hasta Luz-Saint-Sauveur tras coronar, provocaron una ascensión lenta y parsimoniosa tanto en el pelotón como en cabeza de carrera. El gran grupo, encabezado por Bernhard Eisel y Mark Cavendish, ponía un ritmo que les permitiera llegar a las primeras rampas del Tourmalet; mientras que los primeros mantenían las distancias, guardando energías ante el difícil terreno que tenían por delante.

Exhibición de Titi en Bagnères de Luchon

Voeckler demostró que sus problemas de rodilla quedaron definitivamente atrás / Foto: © AFP

El primer escollo era también el más duro, posiblemente el paso de montaña más conocido del mundo, el Col du Tourmalet. Aquí fue donde comenzó la carrera (por lo menos en la escapada) tras la aceleración de Danilo Hondo (Lampre – ISD) en las pendientes iniciales de la cara sur del coloso pirenaico. Los casi 40 ciclistas que habían avanzado en coalición hasta entonces se reducían drásticamente como uvas que eran arrancadas del racimo una a una, sobre todo tras la respuesta de Daniel Martin (Garmin – Sharp) al esfuerzo del alemán, que se marchaba en primera instancia con Laurens Ten Dam (Rabobank) y el portador del jersey de la montaña, Fredrik Kessiakoff (Astana). Sin embargo, el ímpetu inicial del irlandés se desvaneció rápidamente. Fue entonces cuando empezó el festival de Titi, que capitaneó el reagrupamiento en primera instancia, y reventó junto a Brice Feillu (Saur – Sojasun) al resto de integrantes de la escapada a 8 kilómetros de la cima. Los dos franceses se entendieron a la perfección y juntos caminaron hasta arriba,donde endosaron más de un minuto a todos sus perseguidores…

… y cuatro al pelotón de los favoritos, que ante la indignación de muchos y la sorpresa de la mayoría, ascendían el Tourmalet en su totalidad siguiendo el ritmo de Christian Knees y Edvald Boasson Hagen, lideres inamovibles un grupo en el que coronaban con los grandes candidatos ciclistas como Peter Sagan (Liquigas – Cannondale) o Philippe Gilbert (BMC Racing). Por suerte, la situación cambió en el habitualmente descafeinado Aspin, donde Vincenzo Nibali (Liquigas – Cannondale) se decidió al fin a poner sus gregarios a trabajar a pleno rendimiento. Poco tiempo hubo de pasar hasta ver el primer damnificando del nuevo ritmo impuesto por Ivan Basso en carrera. Sea por las dos semanas largas de esfuerzos, el día de descanso o el calor que azotó hoy el sur de Francia, Cadel Evans (BMC Racing) perdía contacto en los últimos kilómetros (los más duros) del puerto de primera categoría. Aunque en la bajada volvería a entrar con los favoritos gracias al trabajo de sus compañeros (salvo el líder de la clasificación de los jóvenes, Tejay van Garderen), su debilidad quedaba ya de manifiesto.

Se llegaba así al Peyrasourde, con la carrera estable por delante desde el Tourmalet. El dúo francés seguía en cabeza con ventajas siempre superiores al minuto sobre unos cambiantes perseguidores, que pasaban de la exuberancia al hundimiento en cuestión de minutos. Sin embargo, Voeckler estaba exultante y, con más de seis kilómetros de subida por delante, se levantó de la bicicleta y atacó con todas sus fuerzas al menor de los Feillu, que nada pudo hacer para contestarle. Pletórico sobre sus dos ruedas, comenzó a marcar un ritmo monumental acompañado de una amalgama de gestos y muecas que provocan el delirio de muchos y el rebote de otros tantos. La diferencia no hacía sino aumentar, y ni siquiera el heroico último esfuerzo del danés Sörensen fue suficiente para poner en problemas el que iba a ser su segundo triunfo en este Tour, en esta ocasión con una exhibición digna de muchos de los grandes nombres de la historia del ciclismo galo.

Mientras en el grupo de los favoritos, se veían los últimos intentos por derrocar al Sky del trono de la ronda francesa. Tras los kilómetros más sencillos, dirigidos por los británicos, Basso volvía a marcar su machacón ritmo junto a Jelle Vanendert (Lotto – Belisol) en esta ocasión. Evans cedía junto a una buena ristra de outsiders durante los primeros minutos de incertidumbre, hasta que a falta de cuatro kilómetros, el Squalo lanzó su mordiscó al amarillo. Un ataque durísimo del siciliano dejaba a todos atrás con pasmosa facilidad y, se lanzaba hacia la cima como alma que lleva el diablo. Pero una vez más Chris Froome (Sky Professional) hizo un acercamiento escandaloso junto a su líder, dando caza al italiano en pocos metros. Nibali, que había dado lo mejor de sí mismo, se dio cuenta de que hoy no era el día en el que ganaría el Tour y se conformó en seguir la rueda de los británicos para asegurar el podio, gracias al minuto que endosó en meta a rivales como Jurgen van den Broeck (Lotto-Belisol), Haimar Zubeldia (Radioshack – Nissan) o Van Garderen.

El liderato de Bradley Wiggins (Sky Prefessional Cycling) se mantuvo pues, inamovible tras el penúltimo día de montaña de la carrera, que mañana vivirá su último asalta contra el campeón olímpico camino de Peyragudes, superando el temible Bales y de nuevo el Peyrasourde (por otra vertiente), con el nuevo final en la estación de esquí. Aunque exceptuando el maillot de la montaña todo parece bastante decidido.

Clasificación de la etapa. Top 10:

  1. Thomas Voeckler (Europcar) en 5h35’02”
  2. Chris Anker Sörensen (Saxo Bank – Tinkoff Bank) a 1’40”
  3. Gorka Izagirre (Euskaltel – Euskadi) a 3’22”
  4. Alexander Vinokourov (Astana) a 3’22”
  5. Brice Feillu (Saur – Sojasun) a 3’58”
  6. Jen Voigt (Radioshack – Nissan) a 4’18”
  7. Daniel Martin (Garmin – Sharp) a 6’08”
  8. Simone Stortoni (Lampre – ISD) a 6’08”
  9. Gianpaolo Caruso (Katusha Team) a 6’08”
  10. Laurens Ten Dam (Rabobank) a 6’11”

Clasificación general (tras 16 etapas). Top 10:

  1. Bradley Wiggins (Sky Professional Cycling) en 72h15’32”
  2. Chris Froome (Sky Professional Cycling) a 2’05”
  3. Vincenzo Nibali (Liquigas – Cannondale) a 2’23”
  4. Jurgen van de Broeck (Lotto – Belisol) a 5’43”
  5. Haimar Zubeldia (Radioshack – Nissan) a 7’13”
  6. Tejay van Garderen (BMC Racing) a 7’55”
  7. Cadel Evans (BMC Racing) a 8’06”
  8. Janez Brajkovič (Astana) 9’09”
  9. Pierre Rolland (Europcar) a 10’10”
  10. Thibout Pinot (FDJ – Big Mat) a 11’43”