Uno no siempre es joven, y tampoco tiene el placer de poder cometer los errores y las tonterías típicas de la edad. El aprendizaje, la experiencia, son una cuestión de tiempo, y según en qué cosas no son más que óbices para que uno pierda la inocencia, la vergüenza y la bella impertinencia -interpretada por otros- de los que son jóvenes… y muy buenos. Peter Sagan es bueno, y de serlo tanto, cuando lo celebra quizás deja de gustar. Y qué más dará. Ni las bromas se explican ni las celebraciones se justifican.

Pero todo tiene su lectura. El pelotón es como es, y las cosas de lo artificial y teatrero no gustan… aunque a algunos sí. Tiene riesgos. Todo muy ridículo, pues parece digno de novela negra, pero para ganarse el favor de alguien primero hay que ganarse su respeto. Sagan celebra como quiere, pasándoselo bien tal y como quiere, y la respuesta del resto de compañeros de pelotón la tendrá tal y como ellos quieran.

¡Pero dejad celebrar al chaval como quiera! Es espectáculo. El ciclismo está falto de corredores con carácter, corredores auténticos, sin patrones y menos borregueros. Thomas Voeckler o Fabian Cancellara son algunos de ellos. Uno corre como gusta, sin importar caer bien o mal recibiendo por parte de los aficionados amor y odio por partes iguales. Cancellara dignifica la profesión y recuerda a ganadores de otra época, haciendo un uso de los medios de comunicación sublime en cuanto al espectáculo. Sagan es así, pero con su estilo. En Suiza, a la respuesta de una pregunta de una periodista que le afirmaba que Suiza le venía bien, el joven eslovaco, travieso y con un inglés de los que se aprenden por necesidad, comentó que cualquier lugar es bueno para él. Una bravuconada con mucho sentido; este año ya ha ganado en tres continentes diferentes.

¿Y qué mas dará como lo celebre el chaval? / Foto © Roberto Bettini

Sin ir más lejos, ayer tuvo que ser frenado en la entrevista al ganador de etapa; criticó a la organización de todo un Tour de Francia por la peligrosidad que él interpretó durante la etapa en las motos de carrera. Así es Peter Sagan; dice lo que piensa. Decía el otro día en Twitter que me gustan los ganadores impertérritos. Lo mantengo. Pero si esto vale para que la gente se enganche a Peter Sagan y al ciclismo, aguantaremos las bobadas de crío que tenga a bien hacer. No hacen daño a nadie, y si resulta una ofensa para compañeros… que él mismo decida qué le conviene más.

Qué más dará cómo celebre; es un prodigio. Qué más dará lo que diga o cómo reaccione; necesitamos corredores con carácter. Es joven y tiene la capacidad (¡bendita!) de no parecerle importar mucho lo que se pueda decir de él. Lo dicho; ¡dejadle celebrar al chaval como quiera!