Pasan ya 79 años desde que Vicente Trueba, La Pulga de Torrelavega, fuese proclamado primer Rey de la Montaña del Tour de Francia. Sin embargo, no fue hasta 1975 cuando un ciclista se enfundó por primera vez el ahora famoso maillot blanco con lunares rojos. El motivo de que Lucien Van Impe (que al final ganó 6 clasificaciones de la montaña) vistiera así en el podio de los Campos Elíseos no fue otro que el de casi siempre: dinero. El patrocinador, Poulain Chocolat, decidió los colores en base al envoltorio de sus tabletas. Así surgió uno de los maillots más especiales del planeta ciclista, hasta el punto de que gran cantidad de pruebas utilizan los mismos colores para identificar a su Rey de la Montaña.

Richard Vireque es el hombre con más entorchados en la historia de la prueba. Ni más ni menos que 7 veces consiguió el ciclista de Casablanca ser proclamado mejor escalador. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado a la hora de decir que ha sido el mejor escalador de la historia del Tour. Y es que pocas veces se encontró con un rival de categoría que quisiera disputar la clasificación. Lucien van Impe y Federico Martín Bahamontes tienen “sólo” 6. Pero sus rivales eran Eddy Merckx o Luis Ocaña en un caso y Charly Gaul o Jaques Anquetil en el otro. Juzguen ustedes qué es más meritorio.

En la edición de 2011, tras el paso por los Pirineos, todo apuntaba a un duelo entre Jelle Vanendert (Omega Pharma – Lotto) y Samuel Sánchez (Euskaltel – Euskadi), con una ligera ventaja para el primero. Pero al belga la carrera se le hizo larga, y en los Alpes no pudo rendir al nivel que lo había hecho la semana anterior (2º en Luz Ardiden tras el propio Samuel Sánchez y victoria en Plateau de Beille). Pero dos cabalgadas memorables de Andy Schleck camino del Galibier y Alpe d’Huez respectivamente le hicieron meterse por sorpresa en la pugna. Al final, el 2º puesto del asturiano en La Montaña de los Holandeses le hizo mantener el liderato que había perdido a lo largo de la etapa. De esta forma el hombre de Euskaltel -Euskadi cortaba una sequía de 37 años sin victorias españolas (obviando los triunfos de Carlos Sastre y Egoi Martínez por las descalificaciones de Bernhard Kohl y Franco Pellizotti en 2008 y 2009), desde que en 1974 lo lograra Domingo ‘Txomin’ Perurena corriendo para el KAS.

Suceder a Samuel Sánchez, objetivo de muchos al alcance de muy pocos / Foto (c) EFE

Se antoja difícil que Samuel pueda repetir el éxito del año pasado. Su caída en Dauphiné ha destrozado toda su preparación para la ronda gala. Bastante mérito será ya para él estar presente en la salida de Lieja. A diferencia del Giro, donde estaba claro que la clasificación de la montaña se la disputarían los hombres de la general, en este Tour de Francia los escaladores cazaetapas sí tendrán, sobre el papel, opciones de pelear por el maillot de topos rojos. Etapas como las que finalizan en Porrentruy, Bellegarde-Sul-Valserine, Annonay Davézieux o Foix, con puertos de paso pero sin finales realmente exigentes son propicias para las escapadas. Ahí es donde hombres como David Moncoutie (Cofidis), Matthew Lloyd (Lampre-ISD) o Johnny Hoogerland (Vacansoleil-DCM) deben sacar el máximo partido si quieren luego poder plantar cara a los capos del pelotón.

Habrá que estar pendientes además a dos ciclistas que realizaron un buen Tour en 2009: Anthony Charteau (Rey de la Montaña en aquel año) y Brice Feillu (ganador de etapa y 25º en la clasificación general) también pueden contar. Ambos tienen un inconveniente. El primero tiene dos líderes claros (Thomas Voeckler y Pierre Rolland) y si todo va como se espera en el seno del equipo de Jean-René Bernaudeau deberá trabajar para ellos. El problema del segundo es bastante más serio. Desde su fantástico 2009, donde con 23 años consiguió 4 triunfos, su carrera no ha seguido la progresión que se esperaba. Con Vacansoleil en 2010 prácticamente casi calcó los resultados, pero en pruebas de menor nivel. Y corriendo con Leopard en 2011 alcanzó las 8 victorias. Pero su final de temporada fue bastante pobre, datando su último triunfo de junio. Y este año, con Saur-Sojasun, no ha estrenado su casillero. Ojalá que, cual ave fénix, resurja de sus cenizas.

Antes de terminar es importante mencionar otra posibilidad. El Tour se presenta muy abierto. Si alguno de los favoritos estuviera con fuerzas suficientes como para tiranizar la prueba y dominar los finales en alto, no sólo tendría muchas opciones de llevarse a casa el maillot amarillo, sino también el premio de mejor escalador. Robert Gesink (Rabobank), Frank Schleck (RadioShack-Nissan), Denis Menchov (Katusha) o Michele Scarponi (Lampre-ISD) son algunos de ellos.

En definitiva, se presenta una edición bonita en lo que se refiere a la lucha por ser el Rey de la Montaña de la mejor carrera del mundo. Las alternativas son casi infinitas, llegando hasta el punto de que es posible, e incluso probable, que el vencedor salga en los últimos días de entre hombres de diferentes características.