Allá por el mes de enero coincidiendo con la presentación del equipo se desvelaba la noticia: Ivan Basso iría al Giro y el Tour, por fin, sería para Vincenzo Nibali. Los más de 100km contrarreloj de la presente edición tenían la culpa, demasiado para un Basso que fracasó en su anterior intentona con unas condiciones más favorables. La gran oportunidad de lo squalo tras un año 2011 difícil, sin victorias y sin estar ni siquiera cerca de los resultados de 2010. El relevo era efectivo. Todo eran buenos propósitos en aquel momento para Liquigas con los objetivos definidos y con la siempre esperanzadora baza de Peter Sagan.

Vincenzo Nibali (Mesina, 1984) es el más joven de los señalados por C&H como favoritos a la victoria del Tour de Francia 2012. Con 27 años ostenta un nada despreciable palmarés en las grandes rondas por etapas. En él destaca la victoria en la Vuelta a España de 2010, dos pódiums más en el Giro (2010 y 2011) y una estadística reveladora: ha terminado todas las grandes vueltas en las que ha tomado parte sin un sólo abandono y lo ha hecho siempre dentro de los 20 primeros. Estamos ante un especialista al que ciertamente ya le tocaba dar este paso, el asalto a la Grand Boucle.

Este asalto no llega ni mucho menos en el mejor momento posible. Sin poder tildar a su temporada de mala en lo deportivo, la situación es cuanto menos difícil en el seno de un equipo donde mantiene varios frentes abiertos. El primero de ellos con Peter Sagan, corroborado varias veces a lo largo del calendario. El segundo y más importante con Roberto Amadio, mánager de la escuadra, que ya hizo pública a lo largo del pasado Giro la noticia de la no continuidad de Nibali en la estructura del equipo para 2013. No cabe duda de que estas circunstancias no harán sino dificultar su misiva, de un lado el hecho de repartir la capitanía con Peter Sagan en su debut y de otro los intereses de los mandatarios de Liquigas desalentados por la configuración del Ránking de Mérito, conscientes de que ninguno de los hipotéticos éxitos que se consigan revertirán en el bloque del año que viene.

Sea como fuere Nibali llega con moral a la cita. Es objeto de deseo de las principales escuadras de todo el mundo y el ojito derecho de los tifosi, la gran esperanza del ciclismo italiano. Su aproximación no ha sido tan exitosa como la de sus principales rivales aunque su descanso sí ha sido superior tras la disputa del primer tercio de la temporada. Tampoco parte con la presión de hacer un gran Tour como pueda ser el caso de Evans o Wiggins, más si cabe acrecentado con los problemas internos en su equipo. Lo que es seguro es que si Vincenzo Nibali tiene un gramo de fuerza lo pondrá al servicio del espectáculo, aunque con ello se lleve por delante a compañeros y rivales o incluso sus propias aspiraciones. Si las fuerzas lo acompañan y lo hace su equipo también, estamos ante el rival más peligroso, un ganador cuyo reinado se ha visto amenazado, alguien que no tiene nada que perder.