Aunque acaba de entrar en el ciclo de madurez como profesional, Imanol Erviti (Pamplona, 1983) es todo un veterano. Afronta su octava temporada como profesional, todas ellas en las estructuras de Eusebio Unzué donde ha crecido y aprendido de uno de los mejores ciclistas, uno de los mejores gregarios: Txente García Acosta. De su paisano heredó la figura del eterno gregario sacrificado por los objetivos del equipo y por el porvenir de sus líderes. El navarro encarna ese cargo a la perfección. Rodador como pocos, el llano es el terreno donde el trabajo se agolpa. A pesar del sacrificio, las oportunidades se presentan. Las victorias cosechadas en sendas etapas de la Vuelta a España son el broche de oro de un gregario al que se encomiendan Alejandro Valverde y Juanjo Cobo para salvar una primera semana del Tour que, como siempre, se presenta clave para sus aspiraciones.

¿Qué tal te encuentras a tan poquito del Tour?

Bien. Hemos hecho la preparación lo mejor que hemos sabido de cara a esta cita. Ahora las sensaciones son buenas, el estado de forma parece bueno y con ganas de que arranque ya.

En general, durante el año ¿cómo te has encontrado? ¿Como los pasados, mejor, peor?

Más que físicamente, en lo que noto la diferencia es en el estilo de correr. Al llegar Alejandro [Valverde] en las carreras hemos tenido que correr de otra manera. Y tal y como estaba desde Australia, más o menos la tónica ha sido diferente. Te tienes que emplear más en unas cosas que en otras. En general, físicamente, bien. Llevo todo el año con buenas sensaciones. Quizás un poco más alegre que el año pasado, que por las alergias estuve más castigado y este año lo he notado menos. Ha sido más fácil este año.

Al equipo desde luego le está saliendo un temporadón, con muchas victorias y mucha presencia.

Sí, vamos tirando. Quitando de un sitio y de otro, vamos sacando. Esta semana hace poco fue fantástica para el equipo, con Nairo [Quintana] en Ruta del Sur y Dauphiné, y sobre todo con Rui [Costa] en Suiza, que para nosotros es muy buena a puertas del Tour.

Estos resultados tan buenos antes del Tour ¿os quitan presión para la carrera o la importancia del Tour sigue siendo demasiada?

Te dan tranquilidad y son señal de que no te descuidas durante el año. Ahora sí, el Tour es la plaza mayor. Haciendo un símil con el toreo, si cortas las dos orejas en la plaza mayor es un triunfo mucho más grande. Pero los demás también corren y con el recorrido que hay no estamos obligados a partir como los máximos favoritos. Yo creo que nos hace llegar en buena situación, con la tranquilidad de que no es una temporada vacía por detrás y con el horizonte abierto en el Tour.

Tú vuelves a estar este año en el nueve del Tour. Te estás empezando a convertir en un fijo de la estructura.

Bueno, yo qué sé… Ojalá que de aquí a unos años se pueda repetir una frase. No sería mala cosa. Motiva estar en un equipo como Movistar, con los grandes compañeros que tengo, y que se acuerden de ti para estar en una de las citas importantes del año, me llena.

¿Cuál va a ser tu papel en el equipo? ¿Estar al lado de Valverde y de Cobo?

Sí, mi papel sobre todo es que vayan protegidos, que no haya problemas en las etapas llanas, que vayan bien colocados y no pierdan tiempo, evitar problemas. El equipo va a ir estructurado así, trabajando sobre todo para Alejandro, con más libertad para Cobo. Me dedicaré más al llano, que tengo más aptitudes, y otros echarán una mano en montaña. Así estructura el equipo Eusebio [Unzué] y creo que da sus resultados. Nosotros nos tenemos que encargar de que lleguen al momento clave en el sitio en el que tienen que estar y habiendo gastado poco. Ese es nuestro objetivo y en eso estaremos empleados.

Erviti encarna la eterna figura del gregario / Foto © Rafael Gómez Alonso

Siempre se habla mucho más de las estrellas en el Tour que de los gregarios, por motivos obvios. ¿Es mucho más duro para un gregario realizar su trabajo en el Tour que en el resto de carreras?

A ver, sí se nota que hay más tensión. Al final haces el mismo tipo de trabajo, pero se puede decir que la competencia es mayor. Tú te das cuenta de que al final cada equipo va con un jefe de filas al Tour. El primer día todos están con el mismo tiempo y todos nos creemos que podemos ganar el Tour, y todos queremos tener a nuestro líder en la mejor posición. Luego llegan carreteras en las que todos no cabemos y vienen la tensión y los problemas. Que sea el Tour hace que todo sea más importante y hay más tensión. Todo el mundo sabe que puede salvar el año ahí y hay veces que todos no cabemos. Hay más velocidad, más pelea por la posición… Eso es por lo que se ven tantas caídas en la primera semana. Hay que evitar peligros, hay que evitar el aire y tal, pero todos no cabemos en una carretera de cuatro metros.

El año pasado fue especialmente terrible la primera semana.

Sí, antes lo estábamos recordando, la tensión que hubo el año pasado. Y sobre todo, igual por la tele no lo parece tanto, pero el hecho de que lloviese unos cuantos días… Tanta tensión con el plus de estar en mojado, creó mucho peligro.

¿Asusta la primera semana?

Más que asustar, tienes que salvarla. Quizás no ganas el Tour pero mucha gente lo pierde. Da respeto en ese sentido, no quieres perder todo el trabajo que llevas detrás en una primera semana que te puede eliminar. Luego el tiempo pondrá a cada uno en su sitio pero nadie quiere perderlo en los primeros días.

Recuerdo que cuando ganaste una etapa en la Vuelta 2008 empezaron a surgir comparaciones con Chente García Acosta. ¿Qué te parecen?

Sí que tenemos funciones similares en el equipo. Él hacía este trabajo a la perfección. A mí me tocó aprender de él y la verdad es que hay similitud. Salvando las distancias, porque él tiene un palmarés mucho más amplio y yo soy más joven. Cada uno tiene su historia. Pero sí es cierto que tenemos las mismas funciones de proteger a un líder, trabajar cerca de él, intentar arroparle, que no le falte de nada, que el viento no le coja, que no tenga pinchazos… Sobre todo, por el tipo de corredor que somos, rodadores, protegerle más en el llano. Ya tienes gente que puede ayudarle cuando la carretera va para arriba.

¿Qué tal ves a los líderes, a Valverde y a Cobo?

Bien. Yo pienso que claramente la apuesta del equipo es Alejandro. Hemos estado entrenando bien, he visto cómo ha trabajado y creo que llega muy bien. Luego, hay que ser conscientes de que tal y como está sobre todo Wiggins y con los kilómetros de crono que hay, puedes plantear pelea pero los mayores favoritos son ellos. Yo le veo bien, pero tiene el handicap del recorrido. Luego la carrera va como quiere. Nosotros llegamos a punto, con el trabajo bien hecho e intentaremos ponerlo caro.

¿A ti te parece más favorito para la victoria Evans o Wiggins?

No lo sé. Cadel ya tiene la experiencia y lo ha ganado, eso es muy importante. Ya lo conoce. Wiggins tiene el estado de forma que está demostrando durante todo el año y el golpe moral que dio en Dauphiné. Para mí son los dos más favoritos. Si gana Wiggins es porque va a ser superior, sobre todo en la crono. Tengo claro que por el tipo de corredor que es Evans no va a fallar ningún día, va a estar siempre en la pole, como se suele decir. Ahora bien, si Wiggins es superior, no comete errores y tal, quizás en la crono le puede meter una ventaja definitiva. Estará interesante. Estas predicciones son para equivocarse siempre.

Wiggins tiene un equipo superior, que viene de impresionar en Dauphiné.

En Dauphiné nos llevaron muy rápido todos los días y la verdad es que dieron una exhibición. Ahora bien, cambia la situación: no es lo mismo trabajar a tope una semana que trabajar a tope 21 días. Y se vieron cosas. Evans enseñó que si no podía con ellos para arriba, lo iba a intentar para abajo. Habrá que verlo, va a ser una pelea dura, lo pondrán superdifícil, pero tienen que hacerlo, todavía no lo han conseguido.

Si Valverde y Cobo no estuvieran bien al final en la clasificación, a corredores como tú os daría más libertad para buscar fugas. ¿Has pensado en eso?

Bueno, habría que cambiar de objetivos, pero no creo que se dé. Yo confío en Alejandro y en Cobo. Y vamos con la mentalidad de trabajar duro para ellos, que lo valen.