Con todavía el azote de la reciente finalizada II Guerra Mundial y con la recuperación económica de Europa. Empezaba un Tour de Francia de 1952, en el que se citaban grandes figuras de la historia del ciclismo. Italia llevaba a dos de sus leyendas. Gino Bartali y Fausto Coppi, compartían selección para representar a su país en la carrera más grande del calendario ciclista, el Tour de Francia.

Las exhibiciones de Fausto Coppi en la contrareloj con llegada en Nancy o con la inédita llegada hasta ese día a Alpe d’Huez, no fueron más que pequeñas demostraciones si las comparamos con el recital que nos brindó el 6 de Julio de 1952. Etapa número 11ª con salida en Le Bourg d’Oisans y llegada a Sestrières. Durante el transcurso, los ciclistas tendrían que superar puertos como la Croix de Fer, Lautaret o el mítico Col du Galibier.

88 corredores partían camino de Sestriéres en esta durísima etapa. El ciclista francés Raphaël Géminiani ataca al empezar la etapa y tras él se pega a su rueda el español Antonio Gelabert. A 150 km para la línea de meta y quedando 4 km para la cima de la Croix de Fer, sorprende un ataque duro de Fausto Coppi, que se marcha solo para adelante en busca de los 2 fugados. Los rebasa y pasa la Croix de Fer por delante de los fugados. Sabedor de que no marcha a ningún lado, Coppi se para a esperar a los fugados y a un grupo de unos quince corredores en los que marchan Gino Bartali o Bernardo Ruiz.

Con el reagrupamiento del grupo principal empieza el duro Col du Galibier. Pasando el conocido Telegraphe, el grupo lo componen Fausto Coppi, Gino Bartali, Bernardo Ruiz, Raphaël Géminiani, Antonio Gelabert, Stan Ockers y Le Guilly. Rumbo a la cima del Galibier y con gritos que salían de las gargantas de miles y miles de aficionados delirantes, se podía escuchar ¡Coppi!, ¡Bartali!. Los dos campeones italianos nos dejaron una imagen para la historia. Rivalidad aparte, la imagen de los dos campeones abrió un eterno y absurdo debate.

No voy a ser yo quien descifre si es Fausto Coppi, el que le da el bidón de agua a Bartali, o si por el contrario es Bartali el que se lo cede a Fausto Coppi. Italia divida en dos entre Fausto Coppi, el comunista, el niño rebelde y moderno. Aquel que tras ganar una carrera, fue a entregarle el ramo de flores a una mujer casada con la que mantenía un idilio. Gino Bartali era todo lo contrario, un hombre que respondía genial a la democracia cristiana de la época. Un hombre bueno, de pueblo, religioso empedernido y casado con su novia de toda la vida. He aquí la imagen del inmenso debate que se abrió en Italia y que hoy día perdura. Pero que más allá de eso, retrata la humanidad del ciclista ante un momento crítico y de fatiga.

Tras la mítica imagen, Coppi realizó un ataque a 4 km para la cima del Galibier. Se marchó solo para coronar en solitario, seguido de Bernardo Ruiz y Le Guilly. Se lanzaba imparable en el descenso y aumentaba su ventaja camino de Lautaret, mientras sus perseguidores veían que no podían recortarle tiempo. Le Guilly, Bernardo Ruíz, Ockers, Gino Bartali, Close y Jean Robic que había realizo una gran recuperación, no podían hacer nada para parar la cabalgada de “Il Campionissimo”.

Camino de Sestriéres, a unos 30 km para la meta, la diferencia estaba más allá de los 4 minutos de ventaja. Coppi se veía vencedor, pero su brutal ritmo y su ambición le hacían pedalear como un poseso hacia la línea de llegada. Por detrás Jean Robic se destacaba del grupo perseguidor, pero dos inesperados pinchazos, le hacían perder todas sus opciones de llegar 2º a la línea de meta. Bernardo Ruiz sabedor de su oportunidad de estar en el pódium de Paris, atacó para dejar atrás al grupo de Bartali y Ockers.

Mientras tanto, 7 minutos por delante, llegaba a la meta Fausto Coppi protegido por las fuerzas públicas, ante el acoso del público que se había congregado en la meta de Sestrières. 7 minutos más tarde llegaba Bernardo Ruiz, 2º en la meta. Para darnos cuenta de la hazaña que aquel día nos dejó Fausto Coppi, solo hay que irse al 5º clasificado de la etapa, Gino Bartali llegó desfondado a la meta con más de 10 minutos perdidos.

Aquel día, Fausto Coppi dejó sentenciado el Tour de Francia de 1952, que terminó ganando por la friolera de 28 minutos y 17 segundos de diferencia con el belga Stan Ockers, 2º y 34 minutos y 38 segundos delante del español Bernardo Ruiz, que fue 3º. Aquel día, Fausto Coppi engrandeció más aún su leyenda, una leyenda que hoy perdura y que recordamos con enorme entusiasmo. ¡Grazie campione!