Acaba de finalizar el reciente Giro de Italia, uno de los más flojos que jamás se recuerde. Yo, trato de ponerme en la piel del ciclista, trato de comprender lo que sienten cuando bajan un puerto, lo que sufren cuando suben un puerto, son guerreros vestidos de deportistas, auténticos héroes. ¿Pero quién trata de ponerse en la piel del aficionado? Esos que se congregan en las cunetas, en los puertos de las carreras, esos que cogen vacaciones en el trabajo y se van a ver el Tour de Francia, la Vuelta a España. Esos que hacen noche en los puertos, que acampan para ver a sus ídolos, a los ciclistas. Todo ello para poder disfrutar de días de espectáculo que se recuerden por muchos años.

Desde luego el reciente Giro de Italia, no pasará a la historia por eso y todo ello me hace pensar y reflexionar. Creo que el ciclismo está en una época necesitada de ciclistas valientes, necesitada de ciclistas que no tengan miedo a la derrota, que no tengan miedo de petar, auténticos pirados. Talento existe, cada año vemos pasar a profesionales auténticos ciclistas superclase, muy jóvenes, pero con un talento descomunal para su edad, casos como los de Peter Sagan por citar un nombre, son una prueba de este hecho.

Giro de Italia 2012:La tendencia del vueltomano del siglo XXI

Pero lo que más me preocupa, es la mentalidad del vueltómano del siglo XXI. Si en el siglo pasado, el vueltómano del siglo XX, era un ciclista que tenía un talento fuera de lo normal y que destacaba en casi todo, el del siglo XXI suele ser un ciclista que no destaca en casi nada, pero que se mantiene delante con el paso de los días. Sin quitar mérito a Ryder Hesjedal que ha realizado un brillante Giro, el ciclista canadiense es un claro ejemplo de esta tendencia, un ciclista que nunca tuvo un gran talento contra el crono y tampoco en la montaña, pero sin destacar en casi nada, ha podido vencer una gran ronda por etapas, adjudicándose este Giro de Italia 2012.

El vueltomano del siglo XXI, destaca por ser un ciclista al que no le van nada las etapas con largos kilometrajes, destaca por ser un ciclista al que le gusta la reducción de kilómetros contra el crono y la cada vez más, carencia de etapas de alta montaña en las grandes vueltas. Además de todo ello, destaca por agradarle de gran manera las etapas unipuerto y sobre todo las bajadas de los puertos poco técnicas, cuanto más fáciles mejor.

Fausto Coppi era una clara evidencia del talento del vueltomano del siglo XX

Lo que el vueltomano del siglo XXI quiere, es que las grandes rondas se jueguen en los últimos días de carrera, que todo vaya tranquilo y que no se congreguen grandes puertos en las primeras semanas. Aún así lo que el vueltomano del siglo XXI hace, es fumárselos de manera antológica, para esperar a la última semana, y en los últimos días jugarse la carrera. Al llegar los últimos días de la carrera, el aficionado espera algo que jamás ocurrirá, grandes ataques desde lejos y grandes petadas. Pero lo que el aficionado no sabe, es que el vueltomano del siglo XXI seguirá guardando fuerzas, para realizar un ataque a 3 km de meta.

Con todo esto, el aficionado al ciclismo es el aficionado más fiel que un deportista se puede encontrar. El aficionado al ciclismo, seguirá congregándose en las cunetas, acudiendo a las mejores carreras para ver a sus ídolos, haciendo noche en los mejores puertos, tumbándose en el sofá cada tarde con la ilusión de un niño pequeño. Todo ello, para que al menos y por un solo día, el vueltomano del siglo XXI nos deje una etapa de otra época, esas que se están perdiendo y que solo el vueltomano del siglo XX sabía realizar.

Eddy Merckx, Freedy Maertens, Bernard Hinault, Roger De Vlaeminck… talentos del siglo pasado