No recuerdo gracias a quien (supongo que alguien por Twitter, con aquel incipiente tuiterío ciclista, o en Parlamento Ciclista), pero sí cuando: la primera vez que supe de la existencia de Ramunas Navardauskas (1988, Silale, Lituania) fue durante la primavera de 2010. Reparo en el recuerdo de haber visto su nombre antes (su carrera, como luego contamos, es algo atípica), pero en la circunstancia vital del conocimiento sobre quién era entonces como corredor, y, más que nada, en el potencial que tenía, fue durante esos meses de abril-mayo. Entonces destacó en carreras amateur de Francia, Bélgica… y España.
Navardauskas pasó a profesionales en 2007, con solo 19 años, en el Klaipeda – Splendid Cyclingteam de bandera belga para la UCI. La realidad es que el equipo tenía como primer patrocinador la ciudad de Klaipėda (Lituania), el principal puerto lituano, justo en el golfo de Kuršių en el Mar Báltico. Por ello, junto a un jovencísimo Navardauskas, se juntaron hoy los también conocidos Aidis Kruopis (Orica-GreenEdge), Gedimias Bagdonas (An Post – Sean Kelly) o Egidijus Juodvalkis (Landbouwkrediet – Euphony), más otros tantos lituanos, así como un buen puñado de belgas entre los que destacaba el ya veterano Dave Bruylandts. Este co-patrocinio, sirvió para que los talentos bálticos fueran creciendo, pero solo gracias a la continuidad del equipo en forma de equipo ¡kazajo!; el Ulan.
En 2008, ya en el Ulan, también de categoría Continental como el Klaipeda – Splendid Cyclingteam, Navardauskas siguió corriendo carreras locales de los países bálticos, desarrollando su carrera, esta vez, con co-equipiers de más peso; Valentin Iglinskiy y Alexandr Dyachenko (cuyas carreras irían también de la mano al año siguiente en el Astana de Alberto Contador y Lance Armstrong). La creación del Astana ‘made in’ Johan Bruyneel, hizo que el Ulan no continuara. El proyecto World Tour requería toda la atención, por lo que el clan lituano, con Navardauskas, Kruopis y Bagdonas, volvió a buscarse la vida y consiguió formar el Team Piemonte. Allí, la compañía tomó acento italiano, pero no disfrutó de al menos un año de vida; en mayo el equipo fue suspendido por la UCI debido a problemas financieros.
Aidis Kruopis, con la velocidad como argumento más sólido, consiguió no verse obligado a la recalificación y firmó por el Palmans – Cras para 2010. Bagdonas y Navardauskas, por el contrario, sí tuvieron que hacerlo. El portador hoy de la maglia rosa del Giro lo hizo en La Pomme-Marseille -antes de salir en 2011 como equipo profesional bajo bandera letona-, significando al final todo su 2010 una especie de paso atrás… pero para coger impulso. Terminó firmando un gran año; venció en la Liège – Bastogne – Liège Espoirs, una etapa de la Ronde de l’Isard y otra de la Boucles de la Mayenne, dos etapas de la Vuelta a Bidasoa, y, consiguiendo hacer buenos puestos en la Paris – Roubaix Espoirs y en la Ronde van Vlaanderen Beloften, invitó a muchos managers a pensar en él.
El resto es lo más conocido. Jonathan Vaughters, que ya le seguía, le firmó para el Garmin – Cervèlo en 2011. Le hizo conocer todo tipo de carreras, y también le brindó la oportunidad de debutar en el Tour, donde realizó una gran labor de equipo. Y, aunque solo consiguiera una victoria (el nacional de ruta lituano, ¡justo por delante de Kruopis y Bagdonas!), el año, para Navardauskas, fue muy positivo. Ahora, tras varios sinsabores y muchos cambios de equipo y categoría, se asienta en el World Tour con la seguridad de ser un corredor multidisciplinar, valorado y con un potencial ya fuera de toda duda.
Ademas de las dos etapas en Bidasoa, acabo tercero en la general. Y la verdad es ke me impresiono como subia. Ojo con el, ke como finalmente explote subiendo (no digo este giro) y lo bien ke va en las cronos puede ser un corredor para vueltas en un futuro.
Sí, bueno, y ante gente nada coja claro; Jesús Herrada, Shilov, Yelko Gómez, Jordi Simón, Juanjo Lobato o Dani Díaz.