Toca ahora el turno de la decepción de la temporada. Este año es cierto que han sido muchos los ciclistas y equipos que han defraudado, no a nivel de resultados sino a nivel de sensaciones. Como dos de los ejemplos más importantes tenemos a Edvald Boasson Hagen y Bradley Wiggins, que en su primera campaña en el equipo Sky no han estado al nivel de las expectativas. Luego en menor medida se encuentran los Burghardt, Hincapie y Ballan que formaban el bloque para las piedras de BMC, el mal año de Armstrong en su última temporada en el pelotón, la poca incidencia de Dani Moreno en su nueva aventura en Omega Pharma – Lotto o el paso que desde hace años debería haber dado Gerald Ciolek y no ha dado.
Y es precisamente un caso parecido al de éste último que desde Cobbles & Hills consideramos como la gran decepción. Con nombre y apellidos. Filippo Pozzato. Un corredor que desde hace años se está ganando a pulso la calificación de eterna promesa, y es que desde que empezase hace casi una década su andadura como ciclista profesional se le ha visto un potencial que podía hacer de él un corredor extraordinario.
Buen rodador, magnífica punta de velocidad, capacidad para superar cotas y gran adaptación a los adoquines y muros hacían de él, en cierto modo y salvando las distancias, una versión mejorada de Óscar Freire. Si a ello se le suma la plasticidad sobre la bicicleta y la clase que ya por entonces demostraba hacía que los aficionados viesen en él un corredor que podría llegar a ser muy grande.
Pero los años han ido pasando y sólo ha mostrado pequeños destellos de aquello que se intuía cuando empezaba en Mapei/Quick Step y Fassa Bortolo. De este modo hasta el año pasado cuando el corredor del Veneto recaló en el conjunto ruso Katusha había conseguido algunos triunfos importantes como la general de Tirreno-Adriático en 2003, la Milán-San Remo 2006 -donde sin duda se beneficio de ser compañero de Tom Boonen para dar la sorpresa- y dos etapas en el Tour.

foto: Graham Watson - velonews.com
Y el año pasado fue uno de los mejores años de Pippo como profesional. Pese al mal inicio en las calles de San Remo, donde a pesar de llegar al sprint final en el pelotón no se metió en la llegada, se plantó en las clásicas de piedras en un estado de forma extraordinario que le hizo ser considerado como el gran rival de su otrora compañero Tom Boonen. Se hizo con la E3 y llegó al Tour de Flandes pletórico de moral y con una estrategia clara, no perder de vista a Tommeke, pero le salió el tiro por la culata al no responder al movimiento de Stijn Devolder. Sin haber aprendido del error, la semana siguiente en la París-Roubaix se dedicó también a controlar a Boonen, y cuando parecía que lo había conseguido, las caídas en el Carrefour de l’Arbre le relegaron a la segunda posición en el velódromo. Aquel Abril consiguió buenos resultados, pero dejó la duda de qué hubiera pasado si hubiese tenido más ambición. Tras ello ganó el campenato italiano, pero dio más que hablar la ridícula maglia tricolore que Katusha diseñó que él mismo.

foto: bicinews.net
Por lo que esta temporada debía ser la de la consagración de Filippo Pozzato.
Nada más lejos de la realidad. Tras la Omloop Het Niuewsblad ganada por Flecha a finales de Febrero, Pippo acabó cuarto en la Eroica, pero más allá de la posición final fue por las sensaciones que ofreció por los caminos de tierra blanca toscanos que apareció entre los aficionados el ‘¿y si este año… Pozzato?’. De este modo se presentó a la Milán-San Remo como uno de los aspirantes a la victoria, y viendo la nómina de sprinters que habían superado el Poggio su actuación se limitó a un ataque inherte a tres kilómetros de meta que pese a que el pelotón no era tan numeroso como en años anteriores no llegó a tener opciones reales de victoria.
Llegó el turno de las piedras, y en la E3 no respondió al movimiento lejano de Boonen, Cancellara y Flecha, por lo que pese a la bella persecución que nos brindó no pudo revalidar el triunfo conseguido el año anterior en Harelbeke teniendo que conformarse con una cuarta posición justa atendiendo a las muestras de visión de carrera y lucha que ofreció. El primer domingo de Abril, mientras los flamencos copaban las cunetas de los muros, él, aquejado de una gripe no participó en un Tour de Flandes que histórico que fue, pudo haberlo sido aún más con su presencia. Ya recuperado, el siguiente domingo tomó la salida en la París-Roubaix y lo más destacable del día fue el maillot de campeón italiano negro que lució, ya que en el momento clave de la prueba, se lavó las manos y no hizo ningún intento de asumir responsabilidades en la persecución de Cancellara.
Así, tras otro asalto fallido a los Monumentos adoquinados, en el Giro d’Italia ganó la 12ª etapa, haciendose así con un triunfo por el que hacía años que había estando luchando, en una etapa en que el pelotón llegó roto a meta. No corrió el Tour y en la Vuelta tuvo una actuación discretísima al no saber sacar partido de etapas que se adaptaban perfectamente a sus condiciones.

foto: roadcycling.com
Tras ello llegó el Mundial de Geelong, donde se presentaba como el máximo candidato junto a Philippe Gilbert. La selección italiana ideó una buena táctica, pero en el momento en que Pippo debía haber asumido responsabilidades otra vez desapareció y al llegar un grupo numeroso a meta con sprinters más potentes que él no pudo ni hacerse con el arcobaleno ni llevarse una medalla, quedando relegado a la cuarta plaza. Había dejado escapar la mejor opción de su carrera de vestirse con el maillot arcoiris. Y cuando la temporadan agonizaba, en la París-Tours repitió la táctica que para nuestra desgracia tanto ha utilizado, la del marcaje individual. Esta vez el damnificado fue Gilbert, quien se mostró abiertamente molesto con el italiano al indicar que no estaría de más que alguna vez “le diese el viento en la cara”, en referencia a la figura de secante que ejerció el italiano ante su intento de romper la carrera.
Así que otro año ha pasado para Pippo, quien a sus 29 años recién cumplidos, no ha dado el salto de calidad que a mitad de la década venía anunciando. Por supuesto le quedan todavía años para redimirse. De momento, vamos de decepción en decepción.
Xavier Andrés
Pippo es un crack pero para mi le sobran billetes y Ferraris, nada de promesa, perro y punto, con lo que te ofrece Katusha tienes que ser dios, mira Joaquím como se lo agradece, para mi mala temporada de sky pero bien porque nada de casos de dopaje al igual que Katusha. Deben seguir saliendo estructuras nuevas que estén limpias como estas 2.