1. Tom Boonen. O simplemente Monsieur Tom Boonen. Triunfo de prestigio para cerrar el cuarto triunfo en el Infierno del Norte igualando a su compatriota Roger de Vlaeminck como los más laureados del Monumento galo. No necesitaba atacar desde lejos para rematar a todos sus rivales, pero Tommeke se ha dado un auténtico homenaje sobre el sucio adoquín. La sorpresa de su movimiento conmocionó a sus rivales que perplejos vieron como el belga se alejó a casi 60 kilómetros de meta para después sólo verle en el podio del velódromo.
2. Historia. Con su cuarto triunfo Tom Boonen pasa no sólo a la historia de la París-Roubaix, si no a la historia del ciclismo. Iguala al holandés Rik Van Looy al ganar en la misma temporada Gent-Wevelgem, Ronde Van Vlaanderen y París-Roubaix. Además, es el único en la historia que a esas tres grandes clásicas le suma la victoria en el E3 Harelbeke.
3. Superioridad estratégica. Como se presuponía en un primer momento, el Omega Pharma-Quick Step dominó la táctica en la París-Roubaix. Primero con el movimiento de la fuga inicial donde metieron a Guillaume Van Keirsbulck y después en el instante decisivo donde Niki Terpstra se vació a favor de Tom Boonen lograron la superioridad táctica frente al resto de los equipos. Ni los problemas de Sylvain Chavanel -y van…- pudieron con el equipo de Patrick Lefevere.
4. Fortuna. La suerte se alió con Tom Boonen que durante todo el transcurso de la prueba no tuvo ningún incidente. No pudieron decir lo mismo el propio Sylvain Chavanel a quien un pinchazo le dejó en fuera de juego. Peor suerte corrieron Thor Hushovd y Filippo Pozzato. Ambos acabaron con los huesos en el suelo y con ellos sus opciones de hacer algo en esta París-Roubaix. Peor ventura llevó Mathieu Ladagnous a quien un pinchazo le dejó sin opciones de podio cuando aguantaba con Alessandro Ballan, Juan Antonio Flecha y Lars Boom. El holandés también corrió la misma dicha pero en su caso logró entrar de nuevo en el grupo para finalizar sexto.
5. Sebastian Turgot. El ciclista del Europcar fue una de las sorpresas. Su segunda posición final sorprendió a propios y extraños. El francés venía cosechando buenos resultados en la temporada de piedras -10º en el E3, 10º Tres días de La Panne, 8º Scheldeprijs- y tras una meritoria carrera conecto en el velódromo con el grupo que se jugaría el podio y en un apretado final superó a Ballan para alzarse con la segunda plaza. Desde 1997 un francés no regresaba al podio en el velódromo.
6. La inoperancia del Sky. Como afirmaba Manolo Sáiz en Twitter, si un favorito se marcha por delante no puedes dejar tirar a ciclistas de segunda fila, el resto de favoritos tienen que colaborar para echar abajo la distancia. Eso pasó en el Team Sky. Con cuatro hombres en el grupo perseguidor, Ian Stannard y Matthew Hayman se encargaron sin éxito de la persecución mientras Edvald Boasson Hagen y Juan Antonio Flecha seguían la estela de sus compañeros. El español se salvó de la quema por luchar hasta el último metro por entrar en el podio, pero el noruego perdió contacto en el Carrefour y llegó a meta hundido en una discreta 42ª posición. ¿No hubiera sido mejor sacrificarte por tu líder?
7. Ballan salva al BMC. Con los sendos terceros puestos cosechados en De Ronde y Roubaix, Alessandro Ballan salva la temporada de clásicas de pavé para el conjunto del BMC. Lejos de la mejor forma de Thor Hushovd y Philippe Gilbert, el tercero en discordia guarece al potente conjunto americano que es sin duda el gran derrotado hasta la fecha. A partir del domingo tienen una nueva oportunidad de cambiar el rumbo de una año de momento aciago para sus intereses.
8. La ausencia de Cancellara. Se echó en falta al suizo y mucho. La caída en De Ronde nos privó del segundo gran duelo de la temporada. Boonen aprovechó esta situación para erigirse como el capo de la carrera. La demostración del belga fue tal que durante sus pedaladas el anhelo por ver al suizo allí fue notorio. Nadie podrá resolver la pregunta de cuáles hubieran sido las circunstancias de carrera con Cancellara allí, sólo podemos decir que el espectáculo hubiera sido mayor. Y es que Cancellara y Roubaix es sinónimo de espectáculo.
9. Garmin-Barracuda y Farnese-Selle Italia desaparecidos. Ni sus líderes ni el resto de coequipiers dieron la talla en Roubaix. Solamente Johann Vansummeren -9º- salvó los muebles para un equipo que no dio la talla en ningún momento. Peor le fueron las cosas para el equipo de Luca Scinto. Sin representación en la fuga -habían estado en todas las clásicas de pavé disputadas hasta la fecha- la caída de Pozzato ahogó sus ilusiones. Kevin Hulmans -17º- fue el mejor en meta. Dos equipos llamados a ser protagonistas pasaron sin brillo por el Infierno del Norte.
10. El misticismo de Roubaix. Desde la entrada en el Trouée d’Arenberg, pasando por Le Carrefour de l’Arbre y hasta entrar en el velódromo. La París-Roubaix es una carrera única. La épica y el ciclismo se funden en uno para regalar dosis de heroicidad en cada pedalada. Por su singularidad, por su dureza o por su fama es la clásica entre las clásicas. Como afirmó Bernhard Eisel “si le preguntas a alguien que no sabe nada de ciclismo, te dirá tres cosas sobre este deporte: lo primero, conocerá a Lance Armstrong; lo segundo, conocerá el Tour de Francia; y luego te preguntará: ¿cuál es la carrera que va por esos caminos sucios, con los adoquines? Probablemente no conocerá el nombre, pero conocerá la carrera y su imagen. Eso es lo que hace a la París-Roubaix especial”
Sobre esos pedruscos la estela no se aprovecha tanto como en las carreteras tan finas que tenemos hoy en día. Allí los rodadores tienen ventaja. Supongo que los corredores del Sky irían con las fuerzas muy justas y no pudieron aprovechar el trabajo en equipo durante los tramos favorables. Boasson Hagen tal vez esperase un milagro y aprovechar su punta de velocidad al final, que nunca se sabe, pero a pesar de ser domingo de resurrección, a éste no le valió para nada
El resto pareció conformarse con la segunda y tercera plaza o bien confiaban en que Boonen pagase el esfuerzo al final.
Fue una bonita carrera. A mi me gusta más así que cuando llueve. Con agua se convierte aún más en una carrera de supervivencia. En esta edición pudimos ver trabajo en equipo, táctica y poderío sobre la bici.