Estamos en una de las semanas marcadas en rojo en el calendario ciclista, semana de emociones, de recuerdos, de sufrimiento, pero sobretodo semana de valientes. La Paris – Roubaix o como la bautizó un periodista francés, “El Infierno del Norte”, es el 3er monumento de la temporada ciclista y se disputa hace ya más de un centenar de años que se dice pronto. Hace 70 años, nadie se podría imaginar que en una carrera dominada por belgas, franceses y en menor medida italianos, auténticos ciclistas machaca pavés, pudieran rendir españoles a gran nivel.

La historia de los ciclistas españoles, esos locos del pavé, empieza hace ya más de 60 años. La edición de 1954, ganada por el belga Raymond Impanis, vio finalizar por primera vez a un español en el Infierno del Norte, ese español no fue otro que Miguel Poblet, que terminó la clásica en el puesto número 40. España era un país que adoraba y admiraba al escalador, pero más allá de lo poco valorada que estaban este tipo de clásicas en nuestro país, a aquel español nacido en la localidad catalana de Moncada y Reixach le picó el gusanillo de las clásicas y al año siguiente volvió a participar consiguiendo terminar en la posición número 32, a 6 minutos y 48 segundos del ganador, el francés Jean Forestier.

En 1957, Miguel Poblet, que venía de ganar la Milán – San Remo, hecho histórico para el ciclismo español, volvió al pavé francés, pero esta vez no venía solo, le acompañaba otro español, Miguel Bover. Terminaron en la posición 26 y 27 respectivamente a 2 minutos 37 segundos de otro belga Alfred De Bruyne, que venció aquel año. Al año siguiente llegó otro hecho histórico para nuestro ciclismo, Miguel Poblet finalizó en 2ª posición por delante de Rik Van Looy y solo por detrás de otro belga Leon Van Daele que batió en el sprint a Miguel ya en el velódromo de Roubaix. Tras una discreta edición del 59, Poblet en la edición de 1960, volvió a demostrar a todo el país que las clásicas también importan, finalizó 3º a 55 segundos del ganador, el belga Pino Cerami.

Leon Van Daele bate a nuestro Miguel Poblet en el apretado sprint de la edición de 1958.

Leon Van Daele bate a nuestro Miguel Poblet en el apretado sprint de la edición de 1958.

La retirada de Miguel Poblet, dejó un gran vacío español en este tipo de clásicas, que solo vio participar en las décadas posteriores a pocos ciclistas españoles. En la década de los 60 con, Luis Otaño, Antonio Suárez y José Segú como representantes, en la década de los 70 a Miguel María Lasa o Luís Ocaña entre los más importantes, unos años auténticamente dominados por Roger De Vlaeminck. Los 80 no iban a ser muy diferentes, solo un valiente Peio Ruiz Cabestany participó en las ediciones del 87, 88 y 89, consiguiendo en el año 1988, una meritoria 13ª posición como mejor resultado.

En los años 90, pese a que una bestia en el ciclismo español como Miguel Indurain, englobaba todo lo que pudiera suceder en el mundo de la bicicleta, parecía que la tendencia iba cambiando y bastantes más ciclistas españoles se animaban a participar en “La clásica de las clásicas”. Al ya mencionado Peio, se le unían ciclistas como Herminio Díaz Zabala, Melchor Mauri o Ruben Galvan, pero sin duda seguía siendo territorio comanche para el ciclismo español, un estilo de ciclismo, que seguía sin crear escuela en España.

El cambio de milenio, fue también un cambio en la mentalidad de muchos ciclistas españoles. La explosión de un superclase como Oscar Freire y la llegada de Juan Antonio Flecha al profesionalismo, un ciclista que desde sus primereras Paris – Roubaix, se vio que estaba hecho para estas clásicas, que era de otra pasta, hicieron que creciera el apoyo en España a este tipo de clásicas. Cuánto hemos podido soñar con una victoria de Juan Antonio en el velódromo de Roubaix… Muchos puestos entre los 15 primeros, dos 3ºs puestos y un 2º puesto adornan un bonito palmarés en esta carrera, algo que no esconde el sabor agridulce de no haber estrenado el palmarés de la carrera con un nombre español tallado en la piedra de Roubaix.

Estamos cerca, porqué no solo Juan Antonio Flecha y Oscar Freire abrieron las puertas de soñar, los Pedro Horrillo, Carlos Barredo, Xavier Florencio o Chente García Acosta, han abierto aún más el camino que un día nos enseñó Miguel Poblet y que en algún momento de la historia de este deporte cerrará uno de los nuestros.

Juan Antonio Flecha pedalea por el duro pavé de la Paris – Roubaix.

Juan Antonio Flecha pedalea por el duro pavé de la Paris – Roubaix.