¡Muy buenas a todos!

Como os podréis imaginar, estoy contentísimo. El domingo llegó mi primera victoria de la temporada, la primera con mi nuevo equipo, el Supermercados Froiz, que funcionó a la perfección.

Como os dije tras la carrera del sábado en Zamora, aunque en el plano personal el resultado fuera aceptable y el rendimiento fuera bueno, no fue así en el plano general del equipo. Para mí el ciclismo siempre ha sido y será un deporte de equipo en el que todos tenemos que remar en la misma dirección para conseguir los mismos objetivos, y el equipo no los consiguió.

Por eso salimos el domingo con ganas de darle la vuelta a la tortilla y quitarnos el mal sabor de boca, y así fue desde el primer momento en el que cuatro de mis compañeros se metían en una fuga en el kilómetro 20. Yo lo había intentado antes, de salida, a ver si colaba…pero soplaba mucho aire para irse sólo -por lo menos mientras los demás tuvieran fuerzas- así que me dejé coger y en el primer repecho quité el plato, y cuando volví a intentar ponerlo me pasó lo mismo que en Aitzondo con el desviador: cambio de bici y a perseguir entre coches. Suerte que esta vez era buena carretera y pude coger rápido, o eso creía yo porque ya estaban unos abanicos preparados y me tocó tener paciencia para que se calmase la cosa por delante, ¡estamos en el km 10! En cuanto cogí pase para adelante y con las ganas que tenía arranqué…y no me dí cuenta que el corte que os dije antes íbamos muy bien representados…fallo mío por no preguntar.

Pasaron los kilómetros y seguíamos encunetados a ratos persiguiendo a una nueva fuga con mi compañero Mario y otros cuatro corredores mientras nos acercábamos al primer puerto. Allí arrancó Vallejo a ver si contactaba con Mario y por detrás respondimos todos los compañeros para protegerles, pero no pudo llevarse a cabo asi que siguió el grupo compacto debido al fuerte viento que soplaba…era muy difícil marcharse.

Llegó el segundo puerto tras un descenso rápido y peligroso, ya que en Zamora los puertos se bajan y luego se suben, llegando siempre a una presa con vistas preciosas en la mayoría. Afrontamos la segunda dificultad montañosa con 120km en las piernas y yo me seguía viendo bien, así que decidí probar. Ataqué una vez y me cogieron, ataqué otra y se vino el ex profesional David Gutiérrez pero al coronar el puerto se volvió a parar todo, así que decidí que a la tercera tenía que ser la vencida y aprovechando mi experiencia en los páramos vallisoletanos me lancé a la aventura en solitario.

El aire soplaba fuerte y al principio creía que no iba a ningún sitio, ¡pero abrí un pequeño hueco y me vine arriba! Ahí es cuando te das cuenta de lo importante que es la cabeza en estos deportes…me crecí, me vi capaz de llegar a meta y así rodé 20km sin llegar al minuto de ventaja hasta el último puerto del día. Allí ya tenía que darlo todo, y lo hice, pero las fuerzas empezaron a faltarme porque había gastado mucho y vi como me recortaban distancia 2 corredores, cogiéndome justo al coronar Montenegro y mi compañero De Segovia.

Ahí la estrategia era clara, quedaba muy poco y yo tenía que probarlo de lejos porque en el repecho final no creo que hubiera tenido gas. Así que a 2km de meta arranque de nuevo y pude llegar a meta y alzar los brazos, y volver a tener una sensación que hacía mucho que no sentía…el entrar en solitario y saborear una victoria, notar la carne de gallina, acordarte de todas las palabras de ánimo recibidas…

He pasado momentos malos, y gracias a todos vosotros los he superado y he vuelto a disfrutar dando pedales…así que esta victoria es para todos vosotros.

¡¡Os estaré eternamente agradecido!!