Política y deporte es un binomio difícil de congeniar. En multitud de ocasiones se ha podido comprobar el nefasto resultado que tiene la unión. El ciclismo no iba a ser menos y en el recién creado Giro di Padania tiene su ejemplo.

La prueba italiana fue creada por Umberto Bossi, fundador y secretario general de la Liga Norte, un partido político italiano que congrega a varios partidos nacionalistas y autonomistas de las regiones del norte de Italia conocido como nacionalismo padano. Emilia-Romaña, Friuli-Venecia, Liguria, Lombardia, Marcas, Piamonte, Toscana, Trentino, Umbría, Valle de Aosta y Veneto son las regiones que para el movimiento integran la Padania y cuyo objetivo es la descentralización y la federalización del país, mediante un proceso de devolución de competencias que actualmente sólo ejerce el Estado acusando al sur de Italia de parásito y exigiendo romper la solidaridad interterritorial existente en Italia. Cabe recordar que el norte de Italia corresponde a las regiones más ricas y desarrolladas del país transalpino.

Con la celebración del 150 aniversario de la Unificación Italiana, Umberto Bossi tuvo la idea de celebrar una prueba ciclista por etapas en la Padania, una catapulta para reinvindicar sus pensamientos y directrices políticas. Los prolegómenos de la prueba estuvieron marcados por las fuertes protestas en contra de la realización de la prueba, pero pese a ello el Giro di Padania siguió su curso.

Las protestas y manifestaciones estaban más que aseguradas durante el transcurso de la prueba. Pancartas, gritos y sobretodo, cortes en la carrera. Los manifestantes pertenecientes a partidos y sindicatos contrarios como el Partido Comunista y del sindicato Confederazione Generale Italiana del Lavoro cortaron en repetidas ocasiones el transcurso de la carrera, llegando a provocar incidentes a su paso por Savona. Tras interrumpir en la carretera y bloquear la carrera, un carabinieri fue atropellado y el stagiare del Colnago-CSF Sonny Colbrelli fue abofeteado por un manifestante. “Nosotros los ciclistas, llegamos a esta carrera a correr, y sólo pedimos que el público nos permita hacerlo, somos profesionales y exigimos el respeto de todos a nuestro trabajo” exigía Sacha Modolo, vencedor de dos etapas, tras la finalización de la etapa. “Alguien ha ido más allá de los hechos y han pasado a la agresión fisíca. Para nosotros, estas conductas son inaceptables, nos entrenamos y nos esforzamos cada día para correr, no aceptamos que nuestros esfuerzos se vean frustrados de esta manera” recriminaba Ivan Basso quien denunció múltiples insultos e incluso agresiones.

¿Esto era necesario? Para Gianni Bugno, presidente del sindicato de ciclistas profesionales Ciclistas Profesionales Asociados (CPA) “Este evento debería haber sido bloqueada desde el principio. Todo el mundo ha comprendido que la carrera habría sido vinculado a un partido político muy distinto. Deberían haber dicho que no. Todo el mundo debería haber dicho que no.”

Una vez más se ha podido comprobar que el deporte y la política deben caminar por separado y que en la mayoría de ocasiones es el deportista el peor parado por la situación, una situación que en Padania no debería haberse producido.