El Tour vive, ¡viva el Tour! En una edición un tanto extraña ha ocurrido una extrañeza prodigiosa: hoy han llegado los Alpes, el Galibier y la historia, en una fusión tan infrecuente como maravillosa. Hemos vivido una etapa legendaria, un instant classic que legitima al Tour en su condición de espectáculo deportivo del verano y al ciclismo como patrimonio de la humanidad – o más. Ha habido vencedores y vencidos, y un nombre que eclipsa, por fin, al resto del pelotón: Andy Schleck se ha llevado una etapa inolvidable.
Lo que gran parte de la afición llevaba todo el Tour pidiendo al Leopard llegó por fin camino de Serre Chevalier: el equipo luxemburgués coló a Posthuma y Monfort en la fuga del día, junto a otros hombres destacados como Iglinskiy, Roche, Devenyns o Bookwalter, compañero de Cadel Evans. El Col dell’Agnello se subió en relativa armonía, todavía con guerra de guerrillas para formar la escapada definitiva.
Aún quedaban Izoard y Galibier. Al primero se llegó con una ventaja de más de cuatro minutos de la fuga, hasta que se encendió la mecha: un silbido de Andy Schleck puso a sus compañeros O’Grady y Voigt en cabeza, que endurecieron la marcha para que el doble subcampeón del Tour atacase a algo más de 60 kilómetros de meta. No era broma.
No cabe duda de que Andy sorprendió al resto de favoritos. El líder Voeckler se desentendió y el peso de la persecución quedaba entre Contador y Evans, Saxo Bank y BMC. Tras cometer el error de dejar que Schleck se marchara, los dos equipos se cuestionaron quién debía tirar, una vez que la diferencia se abrió -que lo hizo muy rápido- y no tenía sentido que los líderes tiraran en primera persona. Saxo no estaba muy convencido y BMC no tenía demasiada fuerza, lo que permitió al escalador luxemburgués ir amasando una ventaja notable en las rampas del Izoard.
No en vano, capturó a Posthuma, descolgado de la escapada, y un puñado de metros después le soltó de nuevo, consciente de que estaba haciendo mucho daño: ya eran dos minutos de ventaja con el maillot amarillo algo antes de coronar. Al poco de empezar el descenso se unió a su otro compañero fugado, un sensacional Monfort que iba a ser clave hasta Lautaret.
Por detrás el descenso desorganizó al grupo mientras los dos Leopard iban capturando restos de la escapada y ganando ventaja. A 25 kilómetros de meta ya tenían más de tres minutos e iban creciendo mientras Euskaltel, en alianza con Contador, tiraba junto a lo que les quedaba a los daneses y a los BMC. Y lo cierto es que con muy poco éxito: Monfort, pletórico y relevado por Schleck y el Quickstep Devenyns, hacía subir la diferencia a más de cuatro minutos.
La carrera se estaba yendo. Los gregarios no servían para nada. Evans y Contador lo entendieron en un principio y se pusieron a tirar del grupo a unos 15 kilómetros para meta, acercándose al Lautaret. Como presagio de lo que pasaría después, Contador dejó de relevar al poco de empezar. Evans pronto se quedó solo y, pese a remolonear en los primeros instantes, rechinó los dientes, se abrió el maillot y aceptó su cometido.
La carrera se convirtió, desde un poco antes del Lautaret, en un mano a mano entre Schleck (Monfort ya había cedido unos cuantos kilómetros atrás) y Evans. El australiano se comió toda la subida del grupo de favoritos en solitario, sin un solo relevo de sus compañeros de grupo, y de manera formidable: cada vez le iba recortando más tiempo a Andy Schleck, que sufría a 2.500 metros de altitud y tras 55 kilómetros de cabalgada.
El excampeón del mundo iba trasquilando su grupo poco a poco. A unos tres kilómetros para meta, Contador cedió con claridad. Sólo quedaban a rueda de Evans, los increíbles Voeckler y Rolland, Basso, Cunego y Fränk Schleck, el más cómodo de todos. El sufrimiento de Andy terminó con su gloriosa entrada en meta en solitario, como un gran campeón. Por detrás su hermano atacó en el último kilómetro para redondear la jornada de la familia más popular de Luxemburgo. Evans le recortó más de dos minutos a Andy en el Galibier y salva la carrera, mientras que lo que Voeckler salvó de forma heroica fue su preciado maillot amarillo al entrar sexto.
La cosa iba de redenciones: Andy Schleck se ha redimido de su fama de ciclista poco ambicioso y esforzado, del desencanto de la afición hacia él -por varios motivos- y de un Tour poco afortunado hasta la fecha con un ataque valiente y una cabalgada de época; Evans se ha redimido de su error en el Izoard con una ascensión imperial al Galibier que le sigue manteniendo como favorito para el amarillo en París; y Voeckler ha redimido al ciclismo francés, que aún puede soñar con su increíble campeón del Tour.
Hay días en los que las palabras describen e incluso engalanan el ciclismo. Hoy el ciclismo ridiculiza a las palabras. Sólo les puedo pedir una cosa a los que lean esta crónica a ciegas: vean la etapa. Paguen, extorsionen o incluso trabajen si es necesario. Muy pocos días el ciclismo se reencuentra consigo mismo y con el Galibier al mismo tiempo.
Clasificación de la etapa:
1. Andy Schleck (Leopard – Trek)
2. Fränk Schleck (Leopard – Trek) a 2’07”
3. Cadel Evans (BMC) a 2’15”
4. Ivan Basso (Liquigas – Cannondale) a 2’18”
5. Thomas Voeckler (Europcar) a 2’21”
6. Pierre Rolland (Europcar) a 2’27”
7. Damiano Cunego (Lampre) a 2’33”
8. Rein Taaramae (Cofidis) a 3’22”
9. Tom Danielson (Garmin – Cervélo) a 3’25”
10. Ryder Hesjedal (Garmin – Cervélo) a 3’31”
Clasificación general:
1. Thomas Voeckler (Europcar)
2. Andy Schleck (Leopard – Trek) a 15″
3. Fränk Schleck (Leopard – Trek) a 1’08”
4. Cadel Evans (BMC) a 1’12”
5. Damiano Cunego (Lampre) a 3’46”
6. Ivan Basso (Liquigas) a 3’46”
7. Alberto Contador (Saxo Bank – Sungard) a 4’44”
8. Samuel Sánchez (Euskaltel – Euskadi) a 5’20”
9. Tom Danielson (Garmin – Cervélo) a 7’08”
10. Jean-Christophe Peraud (Ag2r La Mondiale) a 9’27”
Sin duda hoy ha sido una contradicción de lo que viene siendo el Tour, Andy atacando y desde lejos, Evans tirando del pelotón, y Contador y, sobre todo, Samuel Sánchez sufriendo las visitas del tio del mazo. Schleck ha dado una exhibición, Evans no ha perdido la posibilidad del amarillo, pero Contador no podrá ganar su 4º Tour.
Y destacar el mérito de Voeckler, nadie apostaba por que pasara de Luz Ardiden, yo creo que podrá aguantar el podio.