Muchos años de historia tiene este llamado Monumento del ciclismo y muchos triunfadores llenos de valentía, engrosan el palmarés de una de las carreras más importantes del año. Con el tiempo, la llama de la valentía y la garra que desprendía el ganador en la gran carrera del tríptico de las Árdenas, se ha ido apagando poco a poco, por la táctica y preparación de los participantes, que cada vez va a más. Pero aún nos quedan ciertos ciclistas, que nos hacen recordar a gestas pasadas y que este año han recogido su premio.

Nunca mejor dicho en esta carrera que se disputa en primavera, ayer era un día de lo más “primaveral” por tierras belgas. Desde muy pronto como es costumbre en carreras de un día, se formó una fuga de varios corredores pero con muy poco futuro… Alan Pérez (Euskaltel), Veikkanen (Française des Jeux), Devenyns (Quick-Step), Terpstra (Milram), Finetto (Liquigas), De Gendt (Topsport), Bouet (AG2R) y Bellemakers (Landbouwkrediet) formaban la escapada del día que llegó a tener 8 minutos de ventaja sobre un pelotón controlado principalmente por Caisse. Pero a falta de 100 kilómetros de meta empezamos a ver las primeras hostilidades, y de quién sino, a favor de la estrategia de su equipo, Jens Voigt, que saltaba del pelotón en busca de la aventura en solitario. Una pena que con su edad no de más de sí, pero este tipo de gestos a favor del espectáculo se apremian desde este blog, de un “viejo rockero” de este deporte.

Faltaban 60 kilómetros y la aventura de Voigt y los escapados desde el principio de la jornada, llegaba al fin esperado y la carrera ya se encontraba en el lado del pelotón, aunque aun quedaban restos de la fuga a ya muy pocos segundos, incluso el belga Scheirlinckx (Landbouwkrediet), lo intentaba junto a Devenyns. Cinco horas sobre la bicicleta y aún el grupo principal era muy numeroso, una constante en los últimos años por lo dicho al principio de esta crónica. Ya todos esperaban a La Redoute para medir las fuerzas.

A 35 kilómetros de la meta en Ans, llega la esperada cota de La Redoute, con el ambiente esperado en las cunetas y todo un grito unánime a favor de su compatriota y gran favorito Philippe Gilbert. Pero en el pelotón había más tensión que ganas de buscar una victoria desde lejos y sólo Barredo, Agnoli, Tony Martin, Ten Dam y Garzelli intentaron la proeza, aunque condenados al fracaso por el férreo control del pelotón de favoritos, todavía muy numeroso. Quizás la cota más importante de la carrera se ha visto restada su importancia a favor de la Roche aux Faucons, una pena. Aunque justo antes de llegar a la subida de los Halcones, Ivanov sin engañar a su estilo de correr, lo intentó acompañado de Tankink.

El ataque del ruso de Katusha, pudo abrir el tarro de las esencias entre los favoritos y como ya hicieron el año pasado Saxo Bank, Andy Schleck atacó en la esa Roche aux Faucons, donde Gilbert saltó fácil a la aceleración del luxemburgués y fue el momento en que Contador también los consiguió alcanzar, viendo como el español de Astana se encontraba metido en carrera. Andy, al ver que el belga Phillippe Gilbert se unía a su intento de fuga a falta de 20 kilómetros para la meta, decidió parar y ser cogidos por el pelotón de los favoritos, ya cada vez más reducido. Es el momento donde se produce un parón que aprovechó Vinokourov y Kolobnev para hacer sus apuestas, con las características que se destaca a cualquier corredor del Este en ciclismo.

Ambos corredores se sabían que no iban a parar e iban a provechar su faceta de “outsiders”, para llegar lo más lejos posible. Un ataque lleno de valentía pero a la que ya nos acostumbró el kazajo, antes de su parón por el positivo. Por detrás Gilbert y Valverde se mueven y junto a ellos se les une Evans que formarían el grupo perseguidor definitivo pero con muy poca organización entre el trio, por perseguir. Los kilómetros pasaban, la distancia entre los corredores de delante aumentaba y la carrera parecía estar decidida aunque aun quedaba St. Nicolas como última cota y en los últimos años más importante de la carrera.

Gilbert hacía un último ataque donde “deja el resto”, pero ya era demasiado tarde. La carrera estaba entre un kazajo y un ruso. Vinokourov dejó atrás a Kolobnev a falta de 200 metros y ya no tuvo rival, había conseguido su segunda “Doyenne” después de la conseguida en el año 2005, mientras que Kolobnev conseguía otro puesto de mérito más en su carrera donde si la historia es justa con él en este deporte, ya se merece un gran triunfo.

¡Bravo! por el kazajo del equipo Astana, que había rematado un fantástico trabajo del equipo en el tríptico de las Árdenas con dos terceros puestos y ésta victoria. Y ‘bravo’ por su valentía a la hora de atacar sin mirar atrás de ambos corredores, que merecen un aplauso en su triunfo sobre la táctica, que tanto lamenta el aficionado a Lieja-Bastonge-Lieja. Ya por detrás, llegó tercero al sprint el español Valverde, por delante de Gilbert y Evans. Quizás demasiados conservadores en sus opciones.