¡Hola a todos!
En estos días en los que vivimos intensamente el Tour los aficionados al ciclismo, uno pasa a veces envidia porque te encantaría estar ahí, y a veces una gran tristeza e impotencia por el poco respeto, cuidado o como lo queráis llamar que se tiene a veces a los ciclistas.
Y es que hemos visto multitud de caídas, unas fortuitas, otras provocadas como la de los pobres Hoogerland y Flecha, dos auténticos pata negra que acabaron en el suelo por una imprudencia de un coche o a Sorensen que se quedó literalmente sin bici porque se la llevó enganchada una moto y no llevamos un buen año precisamente, así que estas desgracias deberían hacernos pensar mucho y valorarnos más a nosotros mismos. Muchas veces nos sentimos indefensos cuando te pasan los coches a toda velocidad, ya no digo los camiones que casi te tiran con el efecto vacío que hacen con el aire. Si eso pasa entrenando en tu casa tranquilamente, pues en carrera, con toda la tensión que hay, el corazón a mil por hora y la vista muchas veces fijada hacia delante concentrados en nuestro objetivo nadie mira a un lado a ver si viene otro, uno frena, el otro no se lo espera y ya está, ya tenemos gente en el suelo.
Os cuento esto porque precisamente yo no he tenido mucha suerte con las caídas, unas veces por ir mal colocado, otras por ir despistado o por estar donde no tienes que estar, pero en casi todas piensas ¿por qué a mí?
Pues muchas veces toda esa tensión que llevamos en momentos clave y que nos hace estar super concentrados se vuelve en nuestra contra en sólo un segundo, un segundo que basta para que todo el trabajo que habías hecho, lo que te había costado meterte en la escapada, pasar para delante del pelotón para entrar bien colocado en ese estrechamiento o aguantar el ritmo de ese grupo en el que ibas se vaya al traste. Pero ya sabéis que los ciclistas no nos venimos abajo y como bien dijo el bueno de Hoogerland lo primero que pensó fue ¿donde está mi bici?
Así que con esto me gustaría que tanto organizadores como toda la gente que circula alrededor de las carreras tenga un tacto especial con todos estos sufridores que van dándolo todo y que tienen cada uno una familia detrás que lo único que quiere es que llegue sano y salvo a meta.
Por lo demás, sigo entrenando con mejores sensaciones cada día y en la próxima entrada os mostraré alguno de mis entrenamientos de estos días.
¡Un saludo!