Tras once etapas de tanteo en el que el plato grande se había encargado de machacar las piernas por el intento ritmo impuesto en cada jornada, la primera etapa de montaña del Tour de Francia llegada con más anhelo que nunca. Luz Ardiden fue el escenario donde se pudo comprobar quienes realmente lucharán por la victoria hasta París y quien, desgraciadamente, dijeron adiós a todas sus opciones de hacerlo. Las caídas durante los primeros once días y la ascensión de esquí de los Pirineos nos deja evidencias muy claras sobre el transcurso de la carrera.
La ascensión al Tourmalet está siendo cada vez más “light”. El coloso descubierto por Alphonse Steinés pierde protagonismo cuando no es final de etapa. Hoy se ha podido ver como un grupo de unas cincuenta unidades coronaba con el grupo de favoritos, lo que implica que el ritmo de ascensión no ha sido lo suficientemente elevado. Pese a ello, las rampas del Tourmalet han visto a los primeros caídos. Robert Gesink confirmó los malos presagios de los días anteriores perdiendo contacto a las primeras de cambios. Los problemas del holandés situaban a Luis León Sánchez como la baza del Rabobank, pero el murciano también perdió la rueda de los mejores a pocos kilómetros que su compañero de equipo. Al día negro del Rabobank se le sumó el del HTC-High Road. Peter Velits con problemas mecánicos fue incapaz de volver a conectar con el grupo llegando a meta con más de cuatro minutos perdidos. Peor le fueron las cosas a Tony Martin. Si quieres pelear por hacer una buena clasificación general no puedes derrochar fuerzas para preparar las llegadas a un compañero de equipo. O lo uno o lo otro, eso está más que claro.
Luz Ardiden esperaba a un grupo conducido por Jeins Voigt. El veterano ciclista alemán fue el mejor apoyo para los hermanos Schleck ante el pobre rendimiento dado por Jakob Fulfsang, Linus Gerdemann y Maxime Monfort. El equipo de Kim Andersen no es tan fiero como lo pintan, si bien es cierto que llevando el peso de la carrera desde el Tourmalet acabaron en el momento crucial con un corredor más que un Saxo Bank que se limitó a ir a rueda. Otro de los equipos que apuntaban fuerte al inicio del Tour se quedó también fuera de juego. El dicho se acabó cumpliendo, “lo que mal empieza mal acaba”. El RadioShack veía como Andreas Klöden decía definitivamente adiós a sus opciones después de una caída en el inicio del descenso del Tourmalet y perder comba al inicio del Luz Ardiden. El mejor de los de Bruyneel fue Levi Leipheimer a 1:25 de Samuel Sánchez, pero el americano perdió en una caída todas sus posibilidades unas jornadas atrás. Mismo caso para el Garmin-Cervélo. Tras Hesjedal y Vandevelde, Tom Danielson tiene ante sí una buena oportunidad de acabar en el top10 tras completar una buena etapa que le sitúa en una momentánea novena posición.
En cuanto a los favoritos, entre los abandonos por caídas, sus secuelas y la llegada de la montaña deja la victoria y los puestos de honor en siete corredores. Andy y Fränk Schleck, Cadel Evans, Ivan Basso, Damiano Cunego, Alberto Contador y Samuel Sánchez lucharán por ello. El marcaje, la estrategia de los hermanos y la debilidad de Contador en los metros finales fue lo más destacado de una ascensión donde sólo Samuel Sánchez mostró la valentía para irse en la bajada del Tourmalet y acabar ganado en Luz Ardiden diez años después de la victoria de Euskaltel-Euskadi en la figura de Roberto Laiseka. Pese a que Andy Schleck calificase la etapa como “creo que ha sido un día casi perfecto” el resultado no dice lo mismo. Ante un Tour donde la montaña no cuenta con grandes jornadas para marcar diferencias y donde la contrarreloj individual de Grenoble han dejado escapar la primera oportunidad de encontrar la debilidades de los que serán sus rivales hasta el final en París. Tras la primera etapa de montaña es Cadel Evans el gran beneficiado. Superior a todos sus rivales en la crono, tacha una jornada de montaña en la que no ha tenido problema para seguir la rueda del resto e incluso ha conseguido ampliar unos segundos su diferencia con Contador. La estrategia de los hermanos no es mala, tener dos opciones de triunfo y una superioridad les beneficia en un ciclismo moderno donde la vigilancia es máxima y donde los ataques son mínimos. El problema para ellos vendrá el día que tengan que elegir, o Andy o Fränk. Mientras tanto, un nuevo cliente se les ha unido en la lucha. Tras confirmar su buena preparación en Suiza, Damiano Cunego pasa el primer examen metido en la pomada mientras que su compatriota Ivan Basso despejó todas las dudas llegando incluso a colocar a su compañero Sylvester Smyzd a marcar el ritmo de los favoritos tras apartarse los hombres del Leopard. Más preocupados nos deja la situación de Contador. Será su rodilla, el cansancio tras el Giro y una semana dura, pero hoy ha dejado una imagen a la que no estamos acostumbrados. Mucho tiene que cambiar la situación para verle de amarillo en París, si bien es cierto que todavía queda mucha lucha hasta llegar al Elisio.
La primera etapa de montaña también nos dejó sorpresas agradables. Con la ayuda de su coequipier Pierre Rolland, Thomas Voeckler consiguió mantener el amarillo una jornada más cediendo apenas veinte segundos respecto a Andy, Evans y Basso, situando su ventaja en 1:49 su ventaja respecto al segundo clasificado, Fränk Schleck. La otra gran sorpresa la completó el joven francés Arnold Jeannesson. La duodécima posición de la etapa y el descalabro de Robert Gesink le aupa al liderato en la clasificación del maillot blanco que peleará con Rein Taaramae y Rigoberto Urán. Dos ex pupilos de Unzué lucharán por la clasificación de los jóvenes.
La segunda etapa pirenaica en la que el Aubisque será el protagonista pero cuya cima queda a cuarenta kilómetros de meta marcará una jornada de transición en la que raramente ocurrirá algo destacable entre los primeros clasificados, restando una jornada más de montaña y sumando las opciones de Cadel Evans, ayer, el más beneficiado tras la finalización de la etapa.