Si echamos la vista atrás estos últimos años y nos preguntamos qué equipos han hecho un buen trabajo, a buen seguro la estructura High Road estaría en todas las quinielas. Los resultados del equipo desde la marcha del gigante alemán de las telecomunicaciones han ido más allá de las previsiones más optimistas: liderando el ranking de victorias año tras año y sacando a relucir a jóvenes valores en casi cualquier terreno – sin negar cierta predilección por la lucha contra el cronómetro y el sprint, auténtica especialidad de la casa. Así, parece contradictorio y plantea muchas preguntas pensar que los ciclistas del conjunto de Bob Stapleton vivan con incertidumbre su futuro en el equipo debido a la falta de un patrocinador que de continuidad al proyecto.

Si bien podríamos pensar que la mediática crisis pueda tener explicación en las dificultades para encontrar inversores bien dispuestos no podemos dejar de considerar la expansión del ciclismo anglosajón: la ambición – aunque rara vez vaya más allá de lo económico – del equipo Sky o el plantel – o familia numerosa nada fácil de mantener – formado por Garmin tras la fusión con Cervélo. No podemos negar la expansión del ciclismo en los últimos años en el mercado, ni tampoco que no parece estar en declive.

Aldag y Stapleton tienen el tiempo en contra a la hora de encontrar patrocinador

También podríamos pensar que la apuesta por hornadas de jóvenes desconocidos que emigran cuando apenas han sido apuntados por cuatro focos pueda dificultar la entrada de un patrocinador. Siempre en busca de figuras atrayentes, carismáticas y conocidas. Poco después uno cae en la cuenta: Cavendish. Y no queda otra que descartar también esta hipótesis. Quizás simplemente sea que se prefieren primar experimentos de dudoso resultado, o equipos hechos a diseño y medida de unos pocos privilegiados (¿aún recuerdan a Klöden esperando a Vinokourov? – ¿qué no podría pasar este año con los Schleck’s?), quizás simplemente sea que, a veces, cuesta más de lo que parece premiar el trabajo bien hecho.