Con apenas 20 años, no se vislumbra límite en Wout van Aert (VastgoedService – Golden Palace). En cuestión no de meses, sino de semanas, este chaval de Herentals, de cara aniñada pero con piernas de gigante, ha transformado por completo el panorama en el ciclocross mundial. Campeón mundial sub23, tenía por delante una campaña para integrarse paso a paso en la élite: conocer el terreno, a sus contrincantes y la competitiva forma de correr ante los mejores crossers del universo. Mas resulta que mediada la misma, el mejor es él. Ya no es una promesa en ciernes, ya no es un especialista. De la noche a la mañana, se ha convertido en una auténtica máquina de devorar triunfos sea cual sea la circunstancia.

Se supone que no es explosivo, que tampoco es especialmente rápido y que los circuitos secos son los que peor se adaptan a sus cualidades de flandrien van het veld. Sin embargo, nada de eso le ha impedido reinventarse e imponerse en el remozado Flandriencross de Hamme-Zogge ante su enemigo íntimo, rival generacional y señalado contrincante de cara a los años venideros en el escenario ideal de éste. Mathieu van der Poel (BKCP – Powerplus), ganador en plena pretemporada de sprints ante profesionales de carretera, se ha visto impotente ante la fuerza inacabable de su coetáneo, capaz de remontarle una decena de metros en un esfuerzo en teoría agónico, pero que en las piernas de Van Aert simplemente ha sido un nuevo ejercicio de asombrosa superioridad.

Bien es cierto que no todo eran palos en los radios del pupilo de Niels Albert. Ausente ayer en la première británica de Milton Keynes, carecía de la fatiga que suponen dos jornadas seguidas de carreras y un viaje transcontinental. Una energía que hizo palpable desde la recta de salida, donde ni siquiera los escorzos de Lars van der Haar (Giant – Shimano) y Tom Meeusen (Telenet – Fidea) pudieron evitar que Van Aert tomara la delantera en la primera curva y asfixiara, al compás que regían sus piernas, a todo el pelotón durante los primeros kilómetros. Toda una declaración de intenciones que plasmaba sobre el terreno el mensaje dado a los micrófonos: “la clasificación no está perdida, aún pueden pasar muchas cosas”.

No obstante, el circuito no ayudaba. La falta de lluvias en el norte de Bélgica y el paso de las anteriores categorías habían apelmazado la tierra hasta su máxima expresión, lo que unido al terreno plano y sin excesivos retos técnicos, daban una ventaja a la rueda comparable a la de cualquier versión rutera. En su esfuerzo en busca del sprint intermedio Van Aert estiró la goma, pero no la rompió, y tras un error no pudo sacar partido a su valentía en forma de bonificación.

Tampoco lo hicieron los demás. Meeusen, Van der Poel, Van der Haar fueron algunos de los que tomaron el liderato con la intención de seleccionar una serpiente que se alargaba por encima de la quincena de ciclistas. Todos ellos entraron con fuerza, todos ellos consiguieron separar en algún momento el compacto paquete, pero siempre había un parón o una reacción presta a su vera que volvía a reagrupar la prueba. Transcurrido el ecuador de la misma, poco o nada había cambiado desde al principio. Para ganar no iba a bastar con tener fuerzas; hoy había que pensar. Y si era en conjunto, mejor.

Van Aert

El sprint de Van Aert, de pura fuerza, eleva aún más su dimensión como ciclista / Foto: Sporza

Las estrategias y las tácticas de equipo pasaron a tener entonces un peso tan importante como poco habitual en la disciplina. Y en este sentido, el primero en jugar sus cartas fue de nuevo Van Aert, trabajando en conjunción con su compañero Jens Adams. Después de cerrar en solitario un ligero corte generado -con toda la intención- por un Sven Vanthourenhout (Crelan – AA Drink) que como siempre velaba por los intereses de Sven Nys, aprovechó las miradas de los gallos bajo el cartel de meta para demarrar con todo. Sabedor de ser una rueda poco vigilada, no dudó en quemar sus naves con la intención de poder dar la sorpresa y, sobre todo, salvaguardar las piernas de su joven capo, el más activo hasta entonces en carrera.

Adams se lanzó a una aventura que, pese a casi imposible, no tardó en encontrar la reacción de Nys ni la contraposición de Van Aert. Mientras el Kanibaal marcaba un tempo para evitar que la diferencia se disparara, el arcoíris sub23 se las arreglaba para molestar con bastante éxito en todo lo posible su progresión. Aunque finalmente fue cazado por Meeusen, la pareja de VastgoedService-Golden Palace había castigado las piernas de ambos, por lo que no dudaron en repetir estrategia poco después, en esta ocasión con Van der Haar como principal damnificado. Con un arreón si cabe más potente que en la primera ocasión, Adams forzó al campeón neerlandés a una persecución que le sacó totalmente de punto y le eliminó de la lucha por el triunfo.

Hasta el momento, las cosas estaban saliendo a la perfección para los intereses de Van Aert. Pero donde las dan, las toman. Philipp Walsleben (BKCP – Powerplus), desaparecido durante los dos primeros tercios de carrera, surgía desde el fondo del estirado grupo llevándose consigo a Van der Poel. El campeón alemán, mucho más entero que todos aquellos que habían dado la cara hasta entonces, anulaba con el joven neerlandés el intento de un destrozado Adams y continuaba su cabalgada solitaria. Mientras, su compañero se ponía en cabeza del pelotón, bloqueando en la zona técnica a sus adversarios en favor del campeón teutón. Con el toque de campana -el segundo, después de un error de los jueces-, Walsleben gozaba de una decena de segundos en cabeza.

Con Van der Poel de secante, todo parecía decidido para los intereses del equipo de Roodhooft. A pesar de que pudieran echar el lazo al alemán, la fatiga de quien lo hiciera y la velocidad del de Hoogerheide deberían ser suficientes para asegurar un triunfo más que necesario al zurrón. Pero Van Aert tenía preparada su nueva obra maestra para el giro final. Con un ritmo absolutamente endiablado, en medio trazado se echó encima de Walsleben, quien se convirtió en candado tras el explosivo cambio de ritmo de Van der Poel, tan burtal como insuficiente. Van Aert volvía a tomar una rueda que no soltaría hasta la llegada al asfalto, en la que un frenazo de Van der Poel en lo alto de la loma le obligó a poner pie a tierra para no caerse.

¿Jaque mate? No. Lo que vino en la recta final fue el resultado de una fuerza de la naturaleza desatada. Saliendo de parado y en clara desventaja, Van Aert se lanzó a por un imposible totalmente convencido en unas posibilidades que siguen sin encontrar un muro lo suficientemente alto. Y lo imposible sucedió. Con una facilidad pasmosa, adelantó a Van der Poel, teniendo incluso tiempo para celebrar la victoria antes de la línea de llegada. Había superado el dos contra uno, había superado el sprint y había superado a una legión de veteranos impotentes ante su motor. Recordemos, de 20 años.

Clasificación Flandriencross:

  1. Wout van Aert (VastgoedService – Golden Palace) en 1:03:52
  2. Mathieu van der Poel (BKCP – Powerplus) a 0:00
  3. Philipp Walsleben (BKCP – Powerplus) a 0:07
  4. Sven Nys (Crelan – AA Drink) a 0:08
  5. Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games) a 0:08
  6. Lars van der Haar (Giant- Shimano) a 0:08
  7. Jens Adams (VastgoedService – Golden Palace) a 0:08
  8. Marcel Meisen (Corendon – Kwadro) a 0:08
  9. Sven Vanthourenhout (Crelan – AA Drink) a 0:12
  10. Julien Taramarcaz (Corendon – Kwadro) a 0:12

Clasificación BPost Bank Trofee (3/8):

  1. Sven Nys (Crelan – AA Drink) en 3:03:00
  2. Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games) a 1:58
  3. Wout van Aert (VastgoedService – Golden Palace) a 2:09
  4. Klaas Vantornout (Sunweb – Napoleon Games) a 2:10
  5. Lars van der Haar (Giant – Shimano) a 2:45
  6. Tom Meeusen (Telenet – Fidea) a 2:53
  7. Niels Wubben (Telenet – Fidea) a 6:13
  8. Mathieu van der Poel (BKCP – Powerplus) a 6:15
  9. Sven Vanthourenhout (Crelan – AA Drink) a 6:21
  10. Bart Aertnouts (Corendon – Kwadro) a 6:29