van aert koppenbergcross

Foto: belga

Hablar de futuro, cuando éste está dando de bruces contra el presente, no tiene sentido. En ocasiones ilógica, la realidad se adelante al ritmo natural de los acontecimientos. A veces de forma artificial y, otras, las más bellas, contraponiendo con la más absoluta naturalidad y espontaneidad las líneas escritas en el guión preestablecido. Un rara avis en la vida más común en el deporte, pero en absoluto habitual. Y mucho menos, simultáneamente y por partida doble. Porque si Mathieu van der Poel aterrizaba directamente desde el asfalto a la pradera para arrasar, Wout Van Aert (VastgoedService – Golden Palace) ha esperado a un escenario irrefutable en asestar su primer jaque mate, nada más y nada menos, que al rey Sven Nys (Crelan – AA Drink).

Porque el Koppenberg no es un lugar cualquiera, del mismo modo que el cross que acoge tampoco es un carrera cualquiera. Cada adoquín, por muy testimonial ante un trazado diseñado sobre la ladera de una colina, desprende un halo de historia prácticamente inigualable en cualquier otra campa. El premio, un simple pedrusco, está más cotizado que otros engalanados en plata y oro. Y aún así, a pesar de sus bisoños veinte años, de las contadas participaciones entre los mejores, la dureza del circuito y la encarnizada competencia, Van Aert ha sido el mejor. Siguiendo los pasos de su alter ego, como queriendo responder al duelo, iniciado en época junior, desde la distancia, ha efectuado la selección y ha remontado una situación critica. Pero además, no se ha dejado acomplejar por Nys. Le ha hecho sufrir y le ha superado sin compasión, a pesar de las quejas del Kanibaal sobre una maniobra de Jan Denuwelaere que poco ha tenido que ver en la resolución final.

Una victoria fraguada, igual que la de su coetáneo, desde la misma recta inicial. Con una salida más que correcta, se ha asegurado una posición de de privilegio que le ha evitado correr a la contra en casi todo momento. No obstante, Van Aert es de la escuela belga y sabe que si 90 minutos son muy largos en el Bernabéu, 60 también lo son en Flandes. Ser impulsivo muchas veces se paga, y hoy Lars van der Haar (Giant – Shimano) ha visto el anverso de la moneda tras un mes de octubre notable.

Él fue quien tomó el mando tras la primera curva y quien separó el grano de la paja desde el primer giro. Con un ritmo alto, pero para nada devastador, tras la primera ascensión a la colina había formado un corte más que importante en el que había arrastrado a Tom Meeusen (Telenet – Fidea), Klaas Vantornout, Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games), Nys, Van Aert y Rob Peeters (VastgoedService – Golden Palace), quien quedaría fuera pronto tras una caída. El campeón neerlandés, ausente en 2013, había evitado con un solo puñetazo el esperpento vivido durante las primeras vueltas del año pasado y había destapado las caretas de más de uno.

Sin embargo, Van der Haar estaba rodeado de belgas, de modo que su esfuerzo no tuvo continuidad. Hubo un par de amagos, uno de la mano de Nys en la lucha por la bonificación -que obviamente se llevó- y otro por parte de un Meeusen que quiso hacer gala de sus virtudes técnicas en el peligroso descenso al pueblo, pero ninguno de ellos fructificó. Era muy pronto para riesgos, de modo que los parones se convirtieron en la tónica constante durante la primera mitad de la carrera, lo que permitió que a la avanzadilla se sumaran Thijs van Amerongen (Telenet – Fidea), Phiipp Walsleben (BKCP – Powerplus), Peeters e incluso un gris Bart Aernouts (Corendon – Kwadro).

La situación de carrera se complicaba por momentos habiendo dejar entrar en escena a actores que lo único que podrían causar es la eliminación de cualquier favorito al más mínimo despiste. De modo que Van der Haar volvió a la carga, pero esta vez no lo hizo solo. Con una dulzura innata por el complicado paso embarrado previo al adoquín, Van Aert se apoyaba en el esfuerzo del líder de la Copa del Mundo para hacer su primer cambio de ritmo en Oudenaarde.

El primero de todos los dados realmente dañino, solo seguido por Meeusen y el neerlandés en un primer momento, así como por Pauwels poco después. Un cuarteto muy serio que se fue a los quince segundos de renta en un abrir y cerrar de ojos, lo que obligó a Nys a poner el turbo en la siguiente vuelta para no decir adiós a toda opción de triunfo. El driekleur llegaba, no sin esfuerzo y con visibles muestras de recalentamiento en un día más primaveral que otoñal, con Vantornout a rueda. Juntos, los seis ciclistas que iban a jugarse en triunfo.

Una circunstancia en la que, como casi siempre, el único que tenía dos boletos era Mettepenningen, quien usó a sus peones para hacer hacer su estrategia clásica. Como quien no quiere la cosa, Pauwels dio un pequeño acelerón, nada brutal, que de pronto le dio cinco segundos. Por detrás, Vantornout se ponía a rueda de Van der Haar, el primero en reaccionar y en enterrar sus opciones, primero exprimiéndose en vano y posteriormente cayendo en el tramo de descenso. El de Ekeren, quien parece que es estas primeras semanas de competición ha respondido al llamamiento a su talento, se ponía en una situación de clara ventaja con dos giros por cubrir. Esta película ya se había visto con anterioridad y, normalmente, era él quien se llevaba a la guapa.

Pero no. En esta ocasión, el chico retraído y feo se quedaría con ganas de dar una lección a los dos gallitos del corral. Hoy era imposible. Desatados, tanto Van Aert como Nys dieron una vuelta de tuerca desconocida a la carrera, con sendas ascensiones al Koppenberg que hundieron a Vantornout y Meeusen, al mismo tiempo que daban caza a un pobre Pauwels que reflejaba en sus pupilas el miedo propio de quien se sabe sentenciado. Al toque de campana, aunque había tres ciclistas en cabeza, la victoria era cosa de dos. El pasado y el futuro, diecisiete años de diferencia compartiendo un presente que, esperemos, nos ofrezca más recitales como el de hoy.

La última ronda fue inmejorable. Ambos echando el resto en total igualdad, con el joven niño no solo mirando de tú a tú a una leyenda viva, sino adelantándose a ella y atacando antes de ser respondido. Van Aert se abalanzó sobre el Koppenberg con la confianza y fiereza de todo un veterano, efectuando una performance en la que estuvo mucho más cerca de descolgar a Nys que de ser contraatacado, aunque ambos se mantuvieron juntos hasta la recta de meta, donde apareció Denuwelaere. Un hombre con el don de a polémica que hoy no iba a ser ajeno a ella, al inmiscuirse -aunque no de manera definitiva- en el sprint entre los dos capitanes. Nys se enfadó, pero solo cuando vio que iba a ser incapaz de responder a la potencia de un Van Aert tan joven en edad como maduro como ciclista. El presente, ya está aquí.

Clasificación Koppenbergcross 2014

1. Wout van Aert (Vastgoed Service – Golden Palace) 58’59”
2. Sven Nys (Crelan – AA Drink) +2″
3. Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games) +11″
4. Klaas Vantornout (Sunweb – Napoleon Games) +17″
5. Tom Meeusen (Telenet – Fidea) +26″
6. Lars van der Haar (Giant – Shimano) +53″
7. Bart Aernouts (Corendon – Kwadro) +1’13”
8. Thijs van Amerongen (Telenet – Fidea) +1’14”
9. Niels Wubben (Rabobank-Giant Offroad Team) +1’33”
10. Rob Peeters (Vastgoed Service – Golden Palace) +1’33”

Clasificación BPost Bank Trofee 2/8

1. Sven Nys (Crelan – AA Drink) 1h59’05”
2. Klaas Vantornout (Sunweb – Napoleon Games) +1’54”
3. Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games) +2’03”
4. Wout van Aert (Vastgoed Service – Golden Palace) +2’27”
5. Lars van der Haar (Giant – Shimano) +2’40”
6. Tom Meeusen (Telenet – Fidea) +2’59”
7. Thijs van Amerongen (Telenet – Fidea) +4’08”
8. Bart Aernouts (Corendon – Kwadro) +5’12”
9. Niels Wubben (Rabobank-Giant Offroad Team) +5’38”
10. Dieter Vanthourenhout (BKCP – Powerplus) +5’41”