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A Matthias Brändle se le empezó a ver sufrir en los últimos quince minutos sobre el velódromo de Aigle, en Suiza. En su intento por batir el récord de la hora, el ciclista de IAM Cycling llevaba un promedio de hacer más de 52 kilómetros, pero los últimos minutos se le hicieron muy largos. Brändle apretó los dientes, siguió mirando hacia adelante y, alterando lo menos posible su postura, completó 51,852 kilómetros en una hora. Es el nuevo poseedor del récord más famoso del ciclismo.

A Jens Voigt, que ha durado cinco semanas como recordman –Brändle le ha sacado 737 metros–, hay que agradecerle que abriera el camino. Algún ciclista iba a ser el primero en volver a intentar el récord de la hora después del cambio de reglas de la UCI este año. Él tuvo el valor de serlo en su último esfuerzo dentro del ciclismo, rivalizando con un registro, el de Sosenka, frente al que tampoco tenía garantizado el éxito.

Voigt batió el récord de la hora y su intento, el primero, volvió a poner de moda la disciplina, algo que quizá no hubiera sucedido si hubiera fracasado. Aun así, su marca ha quedado demostrada hoy como correcta pero no brillante al ser pulverizada por Matthias Brändle, un buen contrarrelojista, pero no uno de élite en ningún caso.

Brändle, de 25 años, fue 35º en el Mundial contrarreloj de Ponferrada. Las únicas victorias contrarreloj en su carrera han sido en el Campeonato de Austria, en el que ha ganado tres veces. Antiguo pupilo de Matxin en Footon-Servetto y Geox, nunca ha brillado en una prueba contra el crono en una carrera de élite; su mejor resultado, al margen de los campeonatos nacionales fue el quinto puesto que consiguió en el Tour of Britain este septiembre, en una crono muy corta en Londres.

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El récord de la hora es el momento más destacado de la carrera del todavía joven austriaco, lo que es parte de la grandeza de la disciplina que pone a los colosos de la ruta en el velódromo. El retorno de la prueba a los focos todavía está en una fase primitiva, con lo que los próximos meses son una oportunidad para que ciclistas jóvenes ganen notoriedad con 60 minutos de esfuerzo.

La popularidad del récord, sin embargo, no durará mucho si no llegan los grandes nombres. Esa fue su grandeza en el pasado, cuando Indurain, Rominger y Boardman competían entre ellos para quedarse con la mejor marca en lo que Merckx, otro de los nombres históricos del récord, definió como la prueba más dura del ciclismo. Si los mejores especialistas no participan, el récord de la hora volverá al anonimato.

¿Lo intentarán los grandes especialistas?

Por fortuna, todo hace pensar que los mejores contrarrelojistas están pensando en el récord de la hora y que en 2015 irán a por él. Bradley Wiggins, campeón del mundo contrarreloj, ya anunció justo tras el récord de Voigt que lo intentaría en el año que viene, posiblemente hacia el mes de junio.

Quien devolvió el récord a los titulares en origen fue Fabian Cancellara, que reaccionó negativamente al cambio de normativa de la UCI. Él decía querer batir el récord en las mismas condiciones en las que lo hizo Eddy Merckx en su día, y aseguraba estar desmotivado por la inclusión de las limitadas novedades tecnológicas.

Cancellara, igual que Voigt, es un ciclista de Trek. No parece casualidad que un hombre de esta marca de bicicletas fuera el primero en intentar superar la histórica marca de Sosenka; a casi todo el mundo se le pasó por la cabeza que la hora de Voigt fuese una especie de ensayo general para un posterior intento del tricampeón mundial contrarreloj.

Cuando Cancellara dijo en 2013 que se planteaba el récord de la hora como objetivo, Tony Martin aceptó el reto y también se sumó a la nueva ola. Ninguno de los dos ha hablado tras los récords de Voigt y Brändle –Alex Dowsett y Alex Rasmussen son dos de los ciclistas con los que se especula que pueden ser los siguientes–, pero es de esperar que tarde o temprano lo intentarán.

Si Wiggins, Cancellara y Martin van a por el récord de la hora, la disciplina va a vivir una nueva edad de oro. Pese a que se trata de un ciclista dando vueltas a un circuito de 200 o 250 metros en soledad, sin adelantar a nadie ni cambiar de paisaje, el evento es más televisivo de lo que parece –se pueden alternar entrevistas, se vive el ambiente del público en el velódromo– y, sobre todo, tiene una mística especial. Es la disciplina en la que se mide de forma natural el esfuerzo de un hombre solo con su bicicleta. Una lucha contra el metro siguiente que tiene su inicio y su final marcados. Matthias Brändle puede presumir con orgullo de ser el nuevo rey del récord de la hora, dure cuanto dure.