Se puede tomar como referencia el exótico evento multicultural organizado en China todavía en agosto, el CrossVegas yankee, las primeras citas europeas en Baden y Erpe-Mere o el arranque de los grandes torneos belgas. Sin embargo, la verdadera piedra de toque que da luz verde con todas las de ley a la campaña de las ruedas anchas no es otra que la Copa del Mundo, allí donde van todos los son y son todos los que van. Una vez dejada atrás la ruta, la UCI no pierde para aprovechar el tirón y hacer un rápido cambio de tercio ofreciendo especial atención a la clasificación que ellos organizan y que por méritos propios y deformaciones organizativas se ha convertido tanto en el gran baremo como en el principal objetivo que los corredores, tanto habituales en el Norte como en otros calendario alternativos, tienen a lo largo de todo el invierno. Aunque no tanto este año.

Si ya durante el pasado año el número de pruebas organizadas caía hasta la siete con la ausencia de Plzen, en esta ocasión la petición de su vecina Tábor para albergar el Mundial y la falta de fondos con la que se encontró VC Roubaix al intentar organizar en su velódromo, infructuosamente, la que iba a ser sexta de las mangas, deja precisamente en seis en número de rondas para una disciplina que no es capaz de despegar el vuelo. Ya sea por su condición no olímpica, el casi humillante monopolio belga -más llamativo si cabe este año, con la apertura en las inscripciones a los 50 primeros del ránking UCI- o la falta de promoción en federaciones internacionales, nacionales, regionales, lo cierto es que más allá del Norte no parece haber dispuesto invertir en una disciplina víctima de su propia clandestinidad.

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No obstante, el oscuro panorama europeo ve cierta luz a otros lados de sus costas atlánticas, donde ha encontrado la única alternativa fuera del Benelux para formar parte de la mayor competición internacional. Siguiendo los pasos tomados por el ciclismo en carretera, el ciclocross está viviendo de repente un boom en los países anglosajones desde todos los puntos de vista, apoyado por marcas comerciales que, ante un target prácticamente nuevo ven en el barro la gallina de los huevos de oro para seguir aumentando sus ingresos a la misma velocidad que lo hacen los prácticantes tanto en Reino Unido como en Norteamérica. Una evolución que posiblemente lleve la Copa del Mundo a Las Vegas en un futuro cercano siguiendo los pasos de Milton Keynes, que lleva por primera vez una cita de este calibre a las islas británicas desde el Mundial de Leeds, en 1991.

Calendario

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Puntos Calientes

Tratándose de una competición tan corta, realmente resulta difícil encontrar un punto que sea clave para el desarrollo del torneo. Con solo seis pruebas, es prácticamente obligatorio rayar a alto nivel en todas ellas para aspirar a vencer la general, y cada una de ellas tiene su valor específico dentro del propio calendario. Mientras en la carreras neerlandesas su importancia radica en el hecho de que son las que abren y cierran el campeonato, con la trascendencia que ello supone por sí mismo; las otras cuatro se asocian en parejas. Un mal momento a finales de noviembre -con el añadido que supone un circuito nuevo y un desplazamiento largo- o durante la maratón navideña prácticamente supone decir adiós a cualquier opción. Es, en definitiva, el torneo de la regularidad por excelencia.

Sistema de Puntuación

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Ases a Seguir

  • Francis Mourey (FDJ.fr): el corredor de Chazot será, un año más, la más firme esperanza para todos aquellos que quieran amenazar desde fuera el abrumador dominio flamenco. Prácticamente imbatible tanto en suelo suizo como francés, donde acostumbra a rodar durante buena parte del invierno, tratará de mejorar a pesar de su veteranía el desempeño las prestaciones de las pasadas campañas aprovechando el retiro de Albert. Y es que si hay alguien de quien se pueda esperar, aunque a menor nivel, que retome las cabalgadas que encumbraron al belga, es de Mourey. Quizá un poco corto de forma durante los primeros meses, en los que tiende a acusar el peso del verano, será en el verdadero invierno cuando podemos esperar su mejor versión. Una que nada tiene que envidiar a la nadie salvo…
  • Sven Nys (Crelan – AA Drink): efectivamente, el Kanibaal es el gran señalado para todos. Tras una temporada negra en la Copa del Mundo, en la que los problemas mecánicos y las caídas le dejaron sin opción alguna a las primeras de cambio, si la mala fortuna no juega de nuevo en su contra es, como en cada cita en la que parte, el gran favorito. Potente, inteligente e incisivo a partes iguales, su driekleur marcará la senda de una selección mucho más poblada que la de sus rivales. Aunque, eso sí, tendrá que aprovechar la dureza de cosos como los de Koksijde, Namur o Valkenburg para evitar sorpresas desagradables en carreras poco selectivas.
  • Lars van der Haar (Giant – Shimano): si el neerlandés ha sido capaz de demostrar algo en sus apenas dos años en la élite es que sabe rendir cuando la situación lo requiere, con la excepción de unos Mundiales de Hoogerheide en los que quedó empantanado. Defensor del trofeo para la siguiente campaña, para él es el principal objetivo que acometer hasta la llegada de los grandes eventos de enero. Siendo cada vez más regular y capaz de salvar los “días malos”, un otoño benevolente multiplicaría las opciones de reeditar el título de nuevo.

En segunda fila

  • Tom Meeusen (Telenet – Fidea): el líder de Hans van Kastener lidera la terna -que bien podría ampliarse a una quinta, o incluso a una decena- de aspirantes a la rueda de los principales favoritos. Al menos, en cuestión de expectativas, pues lo cierto es que no está respondiendo a lo que se vende de él ni a la lógica progresión que se podría esperar. Explosivo como siempre, sigue sin conseguir la consistencia que tanto tiempo se lleva esperando de él. No obstante, tiene calidad más que sobrada para colarse en más de un podio y, por qué no, lograr algún triunfo parcial; pero salvo sorpresa no está en sus manos poder aspirar realmente a la general.
  • Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games): a pesar de la lamentable campaña pasada, su desempeño en las citas de la Copa del Mundo se puede calificar, al menos como correcto. Su débil mentalidad tiende a endurecerse cuando el maillot blanco se pone en juego, a pesar que sigue siendo su problema de base. Con confianza y sin problemas físicos de por medio, sería posiblemente la mayor amenaza que tendría Nys, pero no resulta realista pensar que pueda mantenerse centrado durante todo el año. De este modo, son los destellos que pueda lucir en ciertos momentos la clave de su desempeño en una clasificación para la que, salvo sorpresa, no contará.
  • Klaas Vantornout (Sunweb – Napoleon Games): en el otro extremo se sitúa, precisamente, su compañero de equipo. Forjado como un flandrien de los de antaño, el de Torhout está lejos de ser el ciclista más talentoso de la parrilla -eso sí, aún más lejos de ser el menos-, pero siempre está ahí. Conocedor como pocos del oficio de crosser, tiene en la regularidad el principal arma para intentar acercarse a la que sería su primera general de su trayectoria. Como para todos, la marcha de Albert es un nuevo impulso moral para tratar de conseguirlo.

Otros nombres

Si fuera de los tres grandes ases se ha complicado pensar en un hombre con opciones verdaderamente realistas de hacerse con el título del trofeo, más aún lo es si no salimos del grupo de los otros tres grandes outsiders. No obstante, ahí está el ejemplo de Philipp Walsleben (BKCP – Powerplus), quien, hasta bien avanzada la Copa, estuvo luchando de tú a tú con Van der Haar por la general. El alemán, flojo hasta ahora en el inicio de campaña, tendrá que dar un buen salto en su nivel físico si pretende estar al nivel de hace un año. En su equipo cuenta también con dos jóvenes valores que buscarán un puesto de honor. Wietse Bosmans, de quien se espera mucho, aún no ha demostrado en competición aquello que los muy positivos test pretemporada parecían indicar. David van der Poel, hermano del fenómeno Mathieu, no quiere quedarse en la figura de hermanísimo, y su prestación en Gieten deja a las claras que estamos también ante un crosser de calidad y muy a tener en cuenta en la máxima categoría.

Si con Walsleben hablábamos de pobres sensaciones en el inicio de temporada, no se puede hablar mucho mejor hasta ahora de Rob Peeters. El de Vastgoedservice – Golden Palace, en un calco de su año anterior, ha arrancado el otoño hundido en las clasificaciones. A nadie le sorprenderá verle luchar por algún podio cuando se acerquen los rigores del invierno, pero para entonces lo más probable es que sus opciones en la general sean prácticamente inexistentes.

Irregular también, capaz de lo mejor y de lo peor, Martin Bína encabeza las opciones del Corendon – Kwadro. Como corredor de destellos puntuales, es capaz de luchar por la victoria de una prueba concreta, especialmente si nieva, pero muy difícilmente su escasa consistencia le permitirá luchar por un puesto de honor en la Copa del Mundo. Similar es la situación de su compañero de equipo Julien Taramarcaz, si bien un punto por detrás del checo. Más regular es el nuevo fichaje de la formación, Bart Aernouts, pero la estabilidad de su nivel llega a costa de no estar luchando nunca por el triunfo. Puestos entre el 5 y el 10 será lo que pueda esperarse del belga en su mejor versión. A la espera de ver si Marcel Meisen da un paso adelante que le haga visible más allá de sus buenas salidas, las oportunidades reales del equipo serán escasas.

El especialista en circuitos embarrados Thijs van Amerongen (Telenet – Fidea) es otro de esos que siempre está ahí, cerca, sin rematar, al estilo de su ex-compañero Bart Aernouts. En su equipo será interesante comprobar la progresión de Corné van Kessel, hombre menos sólido pero más capacitado para una genialidad puntual en un gran día.

Los buenos puestos del belga Jens Adams (Vastgoedservice – Golden Palace), campeón nacional beloften, llevan a pensar que puede ser uno de los jóvenes valores a tener en cuenta, y la esperanza de su formación en estas semanas a la espera de que Peeters despierte. A seguir de cerca también las prestaciones de Jeremy Powers (Rapha – Focus), prácticamente imbatido en el calendario americano, quien puede sacar provecho de sus condiciones y gran estado de forma antes de que los circuitos más duros y la competición puramente invernal se lo pongan más cuesta arriba.