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La figura de Oleg Tinkov no es nueva en el mundo del ciclismo. Corredor aficionado en su juventud, pronto quedó evidente que la suya no iba a ser una carrera triunfal sobre la bicicleta, muy al contrario de lo que sucedía con sus negocios. Todo empezó con una compañía dedicada a la importación de aparatos electrónicos a la que siguieron negocios alimentarios, donde destaca la venta de su compañía cervecera por $167.000.000. Todo ello antes de meterse en la que hasta el momento es su última aventura, Tinkoff Credit Systems, dedicada al marketing online, un paso previo, según parece, a lanzar su propia aerolínea.
Peldaño a peldaño, el hijo de un minero siberiano ha acabado convirtiéndose en multimillonario hasta el punto que la revista Forbes estima su fortuna en $1.400.000.000. Su patrimonio fue creciendo a pasos agigantados, pero el magnate ruso nunca dejó de lado su gran pasión, el ciclismo. Por esto, con su fortuna más que asentada, en 2006 emprendió su primera aventura con la creación de su propio equipo, Tinkoff Restaurants, donde él mismo era uno de los integrantes de una plantilla totalmente rusa.
Una primera toma de contacto que tuvo continuidad un año más tarde con Tinkoff Credit Systems, un equipo mucho más profesional con hombres como Tyler Hamilton, Danilo Hondo, Mikhail Ignatiev, Vasil Kiriyenka o Pavel Brutt, dos ciclistas que cosecharon en 2008 los grandes éxitos de la escuadra italorrusa de Oleg Tinkov, dos etapas del Giro de Italia.
En aquel momento entró en escena el otro gran oligarca del ciclismo ruso, Igor Makarov, quien en su ambición de crear el ‘Russian Global Cycling Project’, compró la licencia del equipo y apartó progresivamente de la dirección a su anterior dueño. Tal fue su desengaño, que tras dejar recados por doquier a Makarov y Tchmil se apartó completamente del ciclismo para evitar ver el nacimiento de Katusha sobre la que había sido su formación.
Hasta que en 2012, a poco de dar comienzo el Tour de Francia, saltó la bomba. Oleg Tinkov regresaba al ciclismo como copatrocinador de Saxo Bank. Desembarcaba en una estructura perfectamente asentada en el pelotón tras años y años de Bjarne Riis al frente, quien tras haber perdido a Carlos Sastre, Fränk Schleck y Andy Schleck, vio en Alberto Contador la piedra angular sobre la que cimentar su nuevo proyecto. Y también lo supo ver su nuevo socio, que desde un primer momento se volcó con él, niña de sus ojos y blanco de sus iras según sus resultados.
Para ello, como cualquier mortal, recurrió a Twitter. Incluso llegó a especularse que la cuenta @olegtinkov fuese un fake, pero nada de eso, de su puño y letra, con un inglés algo macarrónico, criticó duramente a su estrella tras su bajón de rendimiento en la temporada 2013. Tras verse superado por Chris Froome, Nairo Quintana y Joaquim Rodríguez en el Tour de Francia, el ruso estalló acusándole de tener un salario por encima de su rendimiento y haber perdido el hambre.
Finalmente, tras haberse especulado con la ruptura de su patrocinio a Riis Cycling, a final de 2013 compró la licencia al mánager danés por unos $6.000.000, manteniendo la estructura por completo pero pasando a ser dueño absoluto. La misma persona que había asegurado que solo un estúpido podría patrocinar un equipo ciclista pasaba a ser propietario de Tinkoff – Saxo, una de las escuadras más potentes del pelotón profesional. El personaje había eclipsado a la persona. Porque si una cosa ha quedado claro durante estos años es que Oleg Tinkov es tan buen actor como empresario, y que no entró en el ciclismo para perder dinero.
De bufón a agente clave. De sus insultos y descalificaciones a aficionados, al reparto de los derechos televisivos o su propuesta –acertada o no– del millón de euros si las grandes superestrellas del pelotón se compromenten a correr Giro, Tour y Vuelta la misma temporada. Oleg Tinkov sigue siendo un tipo excéntrico y nunca dejará de serlo, pero estamos ante un tipo excéntrico que puede marcar el rumbo del ciclismo durante los próximos años. Hasta que se canse y encuentre otro juguete.
para mi, lo peor que se puede hacer con este personaje es reírle las gracias
Por mi parte, prefiero reírle las gracias a este tipo que cada año se deja una pasta en el ciclismo, antes que admirar a otros grandes millonarios, serios ellos, que no meten ni un duro en bicicletas. Todavía estoy esperando a Amancio Ortega crear un “Inditex Cycling”…