Arnaud Démare (FDJ.fr) es bastante más que un sprinter. Con unas aptitudes innatas parece evidente que su futuro inmediato irá más encaminado hacia las clásicas del norte que hacia los sprints masivos. Durante la Primavera dio muestras de su valía, pero no venció, la competencia era demasiado exigente para un hombre de 23 años. Sin embargo, se ha consolidado como uno de los grandes dominadores de las carreras por etapas con sabor flandrien, y a las victorias en los 4 Jours du Dunkerque y Tour de Picardie ha sumado esta semana el Tour de l’Eurométropole.

Lo ha hecho mostrando sus mejores armas. La regularidad y la velocidad. No en vano se ha alzado vencedor con autoridad de tres de las cuatro etapas de las que estaba compuesta la carrera. Día tras día, el desenlace ha ido cumpliéndose según lo previsto, y las llegadas masivas han acabado decidiendo cada una de las etapas, pero Démare se ha mostrado sólido ante corredores de menor nivel como Tyler Farrar (Garmin – Sharp), Jens Keukeleire (Orica – GreenEdge), Ramon Sinkeldam (Giant – Shimano) o Jonas Van Genechten y el defensor del título Jens Debusschere (Lotto – Belisol), que una vez tras otras se han estrellado con el protegido de Madiot.

Eran algunos de los nombres que se esperaban que pudiesen cuestionar el rol de favorito que presentaba el campeón francés, pero finalmente ha sido Theo Bos (Belkin ProCycling) el único capaz de mojarle la oreja en la tercera etapa. La mejor despedida de la estructura que le ha visto crecer para un ciclista controvertido que tras haberse hecho un nombre en las carreras asiáticas poco a poco va consiguiendo resultados en territorio europeo ante sprinters de mayor entidad.

Foto: Maximme Sergers

Foto: Maximme Sergers