Todo está preparado para el cambio de tercio en el Norte. La disputa del Mundial, respetando la historia de Il Lombardia, es el canto de cisne de una temporada de carretera que deja a partir de entonces paso al frío, al campo, al barro. Tras meses agazapados, las grandes estructuras centradas en el invierno se reencuentran de nuevo con su razón de ser. Equipos que nada tienen que envidiar en cuanto a profesionalización a muchos WorldTour, los cuales copan casi siempre los podios de los grandes eventos de la temporada. Casi. Y es que pese a su especialización y a los medios que tienen a sus espaldas, ninguno de ellos cuenta con los que posiblemente sean -Štybar aparte- los dos mejores corredores del mundo en la actualidad: Sven Nys y Lars van der Haar.

Ninguno de ellos podrá utilizar tácticas de equipo, usar a hombres como lanzadera de ataques o como recurso para recuperarse de averías. Tampoco cuentan con una amplia compañía en sus stages o un calendario veraniego de carretera hecho a su medida y sin excesivas presiones, pero aun así todo apunta a que serán las dos grandes ruedas a seguir en los tres torneos por excelencia a nivel internacional, defendiendo en solitario a sus patrocinadores.

Sven Nys, siempre referencial

Con el Kanibaal prácticamente huelgan las presentaciones. Pocos discuten que es el mejor. No solo hoy, ni el último lustro o década, sino el más grande corredor que ha dado hasta ahora la historia, como bien demuestra el hecho de que a sus 38 años sea, unánimemente, el hombre a batir. Más si cabe de cara a la presente temporada, en la que la prematura retirada de Niels Albert le deja, si es que acaso lo necesitaba, el camino libre para dominar a su antojo todos los grandes eventos. Pese a su solitaria puesta en marcha en las campas -asumiendo que el rol de un Sven Vanthourenhout muy venido a menos es más el de amigo que el de gregario- capacidades tiene más que sobradas para ello, y es que a una fuerza y fondo físico que no encuentra sombra alguna a pesar de su edad, une una destreza técnica al alcance de unos pocos elegidos y su excepcional inteligencia para analizar las carreras tanto de forma global como puntual, avalado todo ello por más de 250 triunfos a lo largo de su trayectoria.

Una cifra asombrosa que, sin embargo, no sacia el inagotable hambre de Nys, que se enfrenta a su decimoséptimo año como profesional con una mentalización tan estajanovista como siempre, dispuesto a devolver la confianza depositada en él por Crelan y Trek cuando parecía que podía quedarse sin equipo. El tremendo verano que ha firmado con la bicicleta de montaña así lo demuestra. Fuera de forma y sin apenas puntos que le dieran una posición ventajosa en la parrilla, se ha hecho con su cuarto título belga de la disciplina y ha acumulado puestos de honor tanto en los Europeos como en pruebas de la Copa del Mundo. Sin olvidar, además, sus posiciones destacadas en critériums o su buen hacer en Oetingen, cita fetiche en lo que, no olvidemos, no es más que su periodo de preparación de cara al barro invernal.

Es en las campas donde realmente está su punto óptimo de rendimiento, y donde se espera que vuelva a dominar con mano de hierro, si cabe con una ferocidad mayor que durante el último lustro, dadas las ausencias de sus grandes rivales durante este periodo. Siendo la absoluta referencia para todos, las expectativas generadas en torno a él son más altas que nunca. Y es que aunque nadie en su sano juicio piense que vaya a ser imbatible, a largo plazo parece descabellado que haya nadie con la calidad y regularidad suficiente para arrebatarle torneo alguno de no mediar problemas físicos o averías. Y cómo no, volverá a ser el gran favorito tanto al arcoíris como al driekleur, todo ello sin que la presión sea un inconveniente para él. En sus manos, sus piernas, su cabeza y en la diosa Fortuna que tantas veces le ha sido esquiva está la opción de adjudicarse su segundo Grand Slam, una década después.

Nys Van der Haar

Ambos como campeones nacionales, serán las principales ruedas a seguir en el calendario del Norte / Foto: Dave McElwaine

La contraesperanza es Lars van der Haar

Rivales históricos de los belgas, durante los últimos tiempos los neerlandeses adolecen de una selección potente que mire de tú a tú a sus vecinos occidentales, pero al menos cuentan con la esperanza. A coger el relevo de Groenendaal vino Boom, y tras el paso de éste a la carretera todos los ojos se pusieron sobre Van der Haar. El último estilete, de apenas 23 años, de quien se espera además que crezca y tome el testigo de Niels Albert como principal azote a la supremacía de Nys. Con títulos mundiales en categoría promesas y la pasada Copa del Mundo luciendo ya en unas vitrinas por llenar, tiene en su menudo cuerpo las aptitudes ideales para ser, por encima de los demás y con permiso de Mourey, la gran alternativa a la abrumadora superioridad flamenca en general y del Kanibaal en particular.

Y todo ello desde fuera de las estructuras típicas, incluida la de Rabobank, a la que dejó en la estacada para irse junto a su novia bajo el auspicio de Giant. La marca taiwanesa ha encontrado en el de Amersfoort la imagen sobre la que potenciar sus bicicletas de ciclocross, mientras que éste tiene en su mano -sobre todo a partir de año que viene, cuando pase a las filas del equipo World Tour- un calendario de calidad para preparar su campaña. Enfocando completamente su preparación en la ruta, ha realizado una preparación típica, cargada de competición durante mayo y junio para incrementar el fondo físico antes del entrenamiento específico, lo que no le ha impedido lograr un triunfo y varios puestos de excepción aprovechándose de su principal virtud: su punta de velocidad.

Es a raíz de esa explosividad de donde surgen la inmensa mayoría de sus éxitos y la base de la que tiene que partir para convertir el reinado solitario de Nys en una bicefalia encarnizada. Con su principal arma asentada, la clave de esta posibilidad está en que Van der Haar dé un salto cualitativo en cuanto a su fortaleza física y resistencia que le permita pelear realmente por el número uno cuando el invierno se recrudezca y la campaña se ponga seria de verdad. De lograrlo, tendremos unos duelos épicos por los campeonatos. No obstante, al neerlandés le queda un largo camino para llegar allí, y lo lógico sería que figurara, de momento, en el escalón inmediatamente inferior buscando repetir los éxitos del pasado otoño, más si cabe ante la carga extra de competición que va a asumir al participar, esta vez sí, en el BPost Bank Trofee.