El reciente cambio en el calendario del Giro di Lombardia, o Il Lombardia, situándolo mucho más cercano al Mundial, ha sido beneficioso a la hora de volver a atraer a las grandes figuras del pelotón internacional. Lo que hace unos años se estaba convirtiendo en poco más que un premio al ciclista que más fresco terminaba la temporada, ahora es una lucha entre nombres que han competido de tú a tú durante buena parte del año. Y, además, a poco exigente que sea el circuito mundialista, es probable que se vean buena parte de las mismas caras en ambas carreras.

No se hace precisamente necesario repetir que Alejandro Valverde (Movistar) y Michał Kwiatkowski (Omega Pharma – Quick Step) fueron, en efecto, grandes protagonistas en Ponferrada. Para el corredor español, segundo en la edición 2013, se presenta una última oportunidad de conseguir un gran triunfo este año. Autor de una temporada más que notable, con 11 victorias y un extraordinario nivel en todos los meses de competición, no se ha vuelto a escapar, sin embargo, de ese fantasma –llámese malas decisiones tácticas, falta de instinto en carrera o lo que se quiera– que parece privarle tantas veces del primer puesto en las grandes ocasiones, cuando sus piernas parecían indicar lo contrario.

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Para Valverde, ciclista polivalente donde los haya, no parece muy importante el cambio de recorrido propuesto para esta ocasión. Cualquier Lombardia sería bueno para él. Eso sí; todos sabemos que preferiría buen tiempo, algo difícil en la región del norte de Italia a estas alturas de año. Parece muy complicado que alguien pueda soltarle subiendo, y con su sprint podría bastarle una llegada en grupo. Claro que, si hace lo de San Sebastián, mucho mejor, pero el hecho de que no acostumbre precisamente a ello nos hace que la balanza del favoritismo se decante hacia Philippe Gilbert.

Hablábamos de polivalencia, y otro que no anda precisamente necesitado de la misma es Michał Kwiatkowski. El polaco estrena su maillot de campeón del mundo en la Clásica de las hojas muertas y tratará de ofrecer lo que hace mucho que no vemos: un arcoíris brillando en suelo lombardo. Desde Bettini en 2006 un campeón mundial no gana este monumento. Es más, ni siquiera se ha acercado a lograrlo. Mundiales fáciles aptos para velocistas que no pueden soñar con brillar aquí, desconexión tras lograr el preciado oro y sí, la famosa y discutible maldición del arcoíris; factores que se han juntado para impedir la bella imagen del arcobaleno luciendo en Lombardia.

Kwiatkowski ofrece esperanzas de cambiar esa tendencia. Su estado de forma es indudable, y a poco que no se haya descuidado desde el pasado domingo llegará en buenas condiciones. El presumible mal tiempo no parece algo que vaya a amedrentarle; es más, podría ser un factor a favor de sus buenas capacidades técnicas sobre la bicicleta. Rápido, valiente, sobradamente capacitado para superar las ascensiones del recorrido, buscará poner el broche de oro a una temporada que ya es de ensueño para él.