Resulta curioso echar un vistazo a la lista de los ganadores del Giro di Lombardia y encontrar que cinco corredores han conseguido el back-to-back desde el inicio del s. XXI. Una lista que encabeza Michele Bartoli (2002 y 2003), uno de los grandes clasicómanos del cambio de siglo, el último ciclista capaz de ganar tanto en los adoquines como en las cotas. Pero sus victorias en tierras lombardas se hicieron esperar hasta los últimos años de su prolífica carrera. Dos ediciones ganadas de formas muy diferentes, la primera resolviendo en un grupo de una quincena de ciclistas, mientras que la segunda venciendo en un mano a mano la que a la postre fue su última victoria como ciclista profesional.

También se acercaba el final de la carrera deportiva de Paolo Bettini (2005 y 2006), sin que el italiano hubiese conseguido ganar el único Monumento no-adoquinado que le faltaba -tras haber vencido en Sanremo y Liège-, pero tras alzarse por fin con la gran clásica otoñal, un año más tarde llegó uno de los momentos más emotivos de la carrera del toscano. Estenando el maillot arcoíris logrado en Salzburgo regaló una exhibición difícil de olvidar para hacerse con su segunda victoria consecutiva. Pocos días después del fallecimiento de su hermano en accidente de coche, le hizo el mayor homenaje entrando en solitario con los ojos bañados en lágrimas y los dedos apuntando al cielo.

©CorVos

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A Il Grillo le precede y le sucede en el palmarés Damiano Cunego (2004, 2007 y 2008). Tras hacerse con el Giro d’Italia, Il Piccolo Principe cerró un 2004 irrepetible con la victoria en el Giro di Lombardia; una temporada de ensueño que nunca más repitió. Su figura fue decreciendo, y sólo destellos de extraordinaria calidad le alejaron del anonimato. Dos de ellos llegaron otra vez en Como, donde al final de aquellos años reivindicó su figura de cara a unas campañas siguientes en que nunca acabó de reecontrar su mejor versión. Por lo menos durante aquellos tiempos podíamos disfrutar del ciclista véneto un par de días cada temporada.

Llegaron entonces los años de la tiranía de Philippe Gilbert (2009 y 2010). Un hombre que había apuntado maneras en sus primeras temporadas como profesional, estaba llamado a ser un referente en las cotas, pero nunca había dado su gran golpe en las grandes clásicas . Hizo de San Fermo de la Bataglia su bastión. En 2009 sólo Samuel Sánchez pudo seguir su rueda, mientras que en 2010 no tuvo rival alguno. El ciclista valón era ya una realidad como demostró en su irrepetible 2011. Una temporada que no pudo redondear con su tercer triunfo consecutivo en la Classica delli Floglie Morte, pues RCS Sport decidió poner fin a la era de Philippe Gilbert llevándose el final de la carrera a Lecco.

A rey muerto, rey puesto. Llegó la hora de Joaquim Rodríguez (2012 y 2013), un ciclista que durante las últimas dos ediciones ha sabido sacar partido de su extraordinaria explosividad en Villa Vergano. Una última rampa terrible, un descenso rápido y un llano exiguo fueron los ingredientes necesarios para que el catalán redimiese sus penas mundialistas y lograse en otoño lo que nunca había podido lograr en Primavera, un Monumento. Pero como pasó con Philippe Gilbert, también en esta ocasión la organización quiere dar una vuelta de tuerca al recorrido para abrir el abanico de favoritos e impedir que Purito continúe su hegemonía. Veremos si se sigue con el mismo patrón. Lombardia va de dos en dos.

Joaquim Rodriguez

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