Ni la vigilancia a la que estaba sometida por su condición de favorita, ni la superioridad numérica de Italia en el final, ni siquiera la fractura de clavícula sufrida durante el pasado mes de agosto; nada ha detenido a la danesa Amalie Dideriksen a la hora de proclamarse campeona del mundo en línea junior por segundo año consecutivo. Lo ha hecho controlando a la perfección a sus principales rivales en las subidas e imponiéndose con notable suficiencia en el sprint de un grupo selecto. Las otras medallas han ido a parar a Sofia Bertizzolo (Italia) y Agnieszka Skalniak (Polonia).
La carrera transcurrió la mayor parte del tiempo en grupo, sin escapadas destacadas. En su lugar, fueron el ritmo constante y los ataques no muy consistentes pero frecuentes los que fueron poco a poco desgranando un pelotón que quedó establecido en unas 40 ciclistas a la hora de completar las decisivas dos últimas vueltas. En ese grupo rodaban tres españolas: Cristina Martínez, Rocío García y María Calderón, muy atentas y dando buenas sensaciones hasta el momento.
Como era de esperar, los ataques más potentes quedaron reservados para la última ascensión al Alto del Mirador. Italia, con Sofia Beggin, tomó la iniciativa para favorecer a su líder Bertizzolo. A su rueda, solo una corredora pudo salir: precisamente Amalie Dideriksen. Beggin cedió un poco en los metros finales de subida, encarando el descenso las dos ciclistas más fuertes pero con escasa convicción, al no haber podido abrir un hueco definitivo.
Las dudas condujeron a un reagrupamiento de unas 20 ciclistas. Desafortunadamente, Rocío García había sufrido una pequeña caída poco antes del Mirador que la dejaba descartada, cuando había rodado toda la carrera muy atenta. Cristina Martínez cedió en el final de la ascensión y Calderón, cansada tras una carrera de labores de doméstica, tampoco pudo estar ahí – aunque finalmente terminó siendo la mejor de la selección, 26ª – . El sprint del grupo fue una exhibición de control por parte de Amalie Dideriksen, que arrancó cuando y como quiso. Solo la propia Sofia Bertizzolo, en un sprint de fuerza sin levantarse del sillín, pudo ponérselo relativamente complicado. No queda duda que las más fuertes en todos los terrenos de este Mundial quedaron delante.