Quick Step (I): los años dorados
Y en estas estamos, a principio de temporada se fichó a Steegmans, Ciolek y Chicchi para recuperar el punch perdido en el sprint y volver a llevar al equipo a los registros a los que estaba acostumbrado. Además se sustituyó a Barredo por Terpstra, y aunque no se encontrase relevo para Devolder, no parece ser motivo para la realidad que se está sufriendo. ¿Se le ha olvidado ganar a uno de los equipos más prolíficos de los últimos tiempos? ¿Qué es lo que está fallando para que veamos un equipo histórico pasar estas penurias?
Boonen llegaba a la temporada de piedras con el orgullo herido por la derrota que el año anterior le había infringido Cancellara, y gracias a su victoria en la Gent-Wevelgem ganada de modo agónico por una alineación de astros hacía que se recuperase confianza de cara a al primer domingo de abril, aunque en De Ronde quedó claro que éste era el año en que peor forma llegaba, y no es agradable ver a una leyenda como él sufrir ante rivales a los que años antes hubiera destrozado en el Kappelmuur, tanto en la Capilla como en el Bosberg para luego, en una muestra de amor propio vaciarse en busca del trío de cabeza a los que nunca daría caza en el último kilómetro, mientras que camino del velódromo de Roubaix una avería mecánica en Arenberg y la caída cerca de Mons-en-Pévèle privaron de ver la furia del león herido. Acabada la primavera volvía a la que siempre ha sido su segunda casa, la lucha en las llegadas masivas en las que está demostrando que está a años luz del gran sprinter que fue a mitad de la década anterior. Lejos de tener las capacidades de antaño sus sprints han pasado a ser un chiste lanzándolos a 300 metros de meta como acostumbraba a hacer en sus buenos años para acabar reventando a 150 metros. Puede que debiera replantearse su rol en las pruebas en línea adaptándolo a una versión más clasicómana de sí mismo, ya que parece que en el sprint sus días de gloria han tocado a su fin.
Chavanel mientras tanto veía condicionada su participación en la Carrera hacia el Sol por un proceso gripal que le hacía correr mermado Paris-Nice. Sin embargo, su entrega en la Gent-Wevelgem devolvía la confianza de cara a De Ronde, donde como ya había hecho en 2009 saltaba desde lejos de meta para jugar las cartas del equipo; un ataque inconsciente de Tommeke desató a la fiera, que se fue con el francés, y cuando todo el mundo pensaba que el Muur sería la tumba de Chavanel, a Cancellara se le acabó la gasolina. La carrera le daba una segunda oportunidad cuando junto a Nuyens y otra vez Cancellara se jugaron el triunfo en la recta de meta de Ninove, donde escogió mal la rueda a seguir en el sprint y perdió la oportunidad de su vida llegando segundo. La necesidad de resarcirse del equipo le obligó a correr Paris-Roubaix, donde las caídas convirtieron su segundo domingo de abril en un auténtico infierno sin darle tiempo a recuperar de cara a la Doyenne. Su segunda parte de la temporada enfocada al Tour empieza con una preparación en altura, que para tener recompensa deberá complementearse con la versión ofensiva que le dio resultados el año pasado y no una versión apagada.

foto: nieuwsblad.be
Con características parecidas a las del francés procedente de Milram llegaba Niki Terpstra dispuesto a ayudar en las piedras y a enrolarse en cualquier guerra de guerrillas por cualquier triunfo. Cuando mejor parecía que estaba el neerlandés, durante los Tres Días de la Panne una caída echaba por tierra el gran trabajo que estaba haciendo, y no ha sido hasta el Ster ZML Tour que ha recuperado un nivel, con el que seguro le llegarán triunfos.
Junto él desde Milram llegaba uno de los tres sprinters que reforzarían al equipo, Gerald Ciolek, que era el que más expectativas levantaba, pero que está lejos de ser el joven que con 18 años ganó en campeonato nacional alemán en 2005 por delante del mismísimo Erik Zabel y que parecía que tenía que disputarse la vitola de ser el mejor sprinter del mundo ante Mark Cavendish, prolongando los pobres resultados obtenidos en su etapa como ciclista de Milram. Es imposible que aquel joven talento se haya desvanecido y deberían empezar a llegar las victorias por mucho que las sensaciones hasta el momento estén siendo realmente malas.
Otras de las puntas de lanza eran dos más de los fichajes que llegaron, Chicchi y Steegmans. El italiano procedente de Liquigas se había ganado un nombre como un sprinter consolidado, que si bien nunca había sido un gran dominador de las llegadas masivas, cada año solía aportar a su equipo un pequeño puñado de victorias que este año no han llegado. Mientras tanto el belga está asumiendo un rol de lanzador de calidad que a excepción de la Gent-Wevelgem no ha obtenido recompensa. Su victoria en la Nokere Koerse puede considerarse como uno de los muchos #koersefacts que abundan en el ciclismo.
En la lucha por las carreras por etapas el papel del equipo sigue siendo anecdótico, y sólo un hombre parece ser que pueda asumir esa responsabilidad. Kevin Seeldraeyers ha dejado atrás sus problemas cardíacos y empieza poco a poco a ser el joven que en 2009 ganaba la maglia bianca del Giro, aunque lejos de enfrascarse en luchas por la general está mostrándose como un corredor combativo de cara a los triunfos parciales para recuperar la fe en sí mismo como ciclista que le haga creer que es posible volver a aquel nivel.
El resto del equipo está haciendo el papel que se esperaba. La clase media es de un nivel relativamente bajo, acentuado además por el relevo generacional que se está intentando llevar a cabo y apenas ha podido reportar algún buen resultado, aunque siempre lejos de la victoria.
Pero la gran esperanza del equipo llegó con la temporada empezada en el mes de marzo procedente del ciclocross. Zdenek Štybar se está mostrando como una gran revelación por su rápida adaptación a la carretera, y teniendo en cuenta sus cualidades adquiridas en el barro pronto empezará a cosechar resultados que de él se presuponen.
El momento actual del equipo es malo, no se puede negar, con su máximo estandarte, y uno de los puntales desde que Quick Step asumiese el patrocinio del equipo, Tom Boonen en las horas más bajas de su carrera y sin síntomas de mejoría, son el resto de segundos espadas los que, hasta que llegue el momento que Tommeke renazca de sus cenizas, tienen que dar un paso al frente que por unas circunstancias u otras se está viendo retrasado. En cuanto llegue, que debería llegar, porque la calidad está ahí, el equipo debería salvar una temporada de transición antes de ver si las promesas de inversión de los nuevos propietarios devuelve a un histórico del ciclismo al puesto que le pertoca.