Elia Viviani (Cannondale) va poco a poco dando muestras de una interesante versatilidad para un velocista procedente de la pista. En una edición selectiva de la Copa Bernocchi, donde solo 22 corredores llegaron por delante para jugarse el triunfo pese a la lejanía de la última dificultad orográfica, ha sido capaz de estar entre ellos y, bien apoyado por su equipo, Peter Sagan incluido, se ha impuesto en la meta a Filippo Pozzato (Lampre – Merida) y Simone Ponzi (Neri Sottoli).
Con hasta 10 minutos de margen llegó a contar la escapada del día, formada por Caleb Ewan (Australia), Jaroslaw Marycz (CCC Polsat), Kenny De Ketele (Topsport Vlaanderen – Baloise) y Juan Pablo Valencia (Colombia). Distancia que terminó siendo insuficiente ante el empuje del pelotón por detrás, comandado principalmente por Astana y Cannondale.
Las sucesivas ascensiones al Piccolo Stelvio fueron seleccionando un grupo en el que las cosas pintaban bien para Cannondale con la presencia de Viviani y Sagan, además de un Ivan Basso que trabajó en su favor. También se encontraba ahí, en su reencuentro con la competición tras ganar el Tour de Francia, Vincenzo Nibali (Astana). No es que sea señal definitiva de nada, pero al menos ya muestra desde el inicio que su nivel competitivo parece aceptable.
El propio Nibali probó alguna ataque en la parte final, sin éxito. Con los últimos supervivientes de la fuga –Ewan y Valencia– neutralizados a unos 15 kilómetros de meta, Cannondale se aseguraron de controlar las ofensivas para conducir un sprint en el que tenían el favoritismo de su parte. Esta vez Peter Sagan no jugó sus propias cartas. Haciendo de lanzador de Viviani, dejó al italiano en la posición perfecta para que nadie le sobrepasase. Pozzato estuvo cerca, continuando con las buenas impresiones ofrecidas hacia el final de la Vuelta, pero Cassani no parece confiar en él para el Mundial.