Seamos francos. La clasificación combinada no importa a nadie. Por más que desde Unipublic se repita que es una clasificación con gran acogida entre aficionados, ciclistas y sponsors, lo cierto es que el maillot blanco de la Vuelta a España no tiene ningún tipo de valor. Es por esto que cada año al poco de empezar la ronda española surge la misma pregunta. ¿Por qué no emular al Giro de Italia y el Tour de Francia poniendo en liza la clasificación de los jóvenes? A día de hoy, incomprensiblemente, esta pregunta sigue sin tener respuesta y la clasificación de la combinada sigue siendo el cuarto maillot de la carrera. Una clasificación que año tras año debe ser recordada debido a lo poco interesante de su ser. Algo tan simple como la suma de las posiciones que cada corredor ostenta en la general, la montaña y los puntos. Así de sencillo, así de insípido.

Alejandro Valverde lidera el palmarés de la clasificación combinada con dos maillots blancos. Foto: JM Vidal

Alejandro Valverde lidera el palmarés de la clasificación combinada con dos maillots blancos. Foto: JM Vidal

Esta será la décima edición en la que se dispute la clasificación combinada. Sus ganadores hasta la fecha, Roberto Heras (2005), Alexandre Vinokourov (2006), Denis Menchov (2007), Alberto Contador (2008), Alejandro Valverde (2009 y 2012), Vincenzo Nibali (2010), Juanjo Cobo (2011) y Chris Horner (2013). Es decir, en las nueve ediciones disputadas hasta la fecha, sólo en una -2012- el ganador de la general no ha hecho lo propio en la combinada, y en aquella ocasión Alejandro Valverde se hizo con la clasificación de los puntos. Nunca el ganador de la clasificación combinada ha llegado a Madrid vistiendo el maillot blanco. Un despropósito más para definir la clasificación combinada.

Así pues, citar a los favoritos a hacerse con el maillot menos disputado de cualquiera de las tres GT del calendario son los mismos que los que optan a hacerse con el maillot rojo de ganador de la carrera. Pero no nos engañemos. Nadie celebrará el maillot blanco en el podio de la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Lo mismito que pasó en los Campos Elíseos de París con Thibaut Pinot, ¿no?