No deja de resultar, en cierto modo, paradójico. Casi una década de intentos de asalto al podio del Tour de Francia, y la mejor clasificación de siempre para Alejandro Valverde (Movistar), 4º en la general final, es la que parece haber dejado peor sabor de boca. Quizá porque durante tantos días el podio pareció un objetivo más que realista, que solamente se esfumó en el último momento, con el añadido de hacerlo ante alguien a quien se presuponía superior en la contrarreloj final.

Esta vez resulta difícil encontrar peros a la actuación del murciano. No ha habido despistes, no ha habido tampoco mala suerte, esa que parecía perseguirle en las grandes vueltas y particularmente en el Tour, con la salvedad de aquella pequeña caída en una rotonda de la etapa de Arenberg que, en realidad, no terminó por suponerle una pérdida de tiempo respecto a la mayoría de favoritos. El equipo ha estado consistente en torno a él y ha sabido apoyarle en momentos complicados. Incluso ha mostrado cierta actitud ofensiva en un par de etapas, algo poco común en su faceta de corredor de grandes vueltas por etapas.

Todo esto deja espacio a una única y sencilla lectura: no ha estado físicamente a la altura que se esperaba de él. Su nivel a lo largo de la presente temporada ha sido excelente. Competitivo en todas las carreras y con numerosas victorias. Llegaba al Tour aparentemente fresco, en buen momento, vistas sus prestaciones recientes en Route du Sud y Campeonatos de España. Sin embargo, la sensación final es que no ha estado a la altura de su calidad, y que en el Tour de Francia sigue sin hacer buenas contrarrelojes.

Foto: © ASO

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Pueden intentar buscarse motivos, aunque desde fuera siempre es difícil. La abundante lluvia de este Tour de Francia no es desde luego su hábitat favorito, todos lo sabemos. Pero su rendimiento en los días de buen tiempo tampoco ha sido mejor, y ha dado la impresión de ir ligeramente a menos en la segunda mitad de carrera, cuando el sol ha brillado con más frecuencia. Él mismo mencionaba que se ha presionado demasiado al verse en posición de podio y eso le ha afectado. Alejandro Valverde lleva muchos años con el Tour entre ceja y ceja y, a pesar de su veteranía, verse por fin ahí era algo nuevo para él.

Quizá no es un hombre Tour, sencillamente. No sería precisamente el primer caso de gran ciclista, capaz incluso de ganar alguna otra vuelta de tres semanas, que no puede con la ronda francesa, ni siquiera ante unos rivales que hasta ahora no habían demostrado ser mejores que él. El propio Valverde parece, al fin, estar empezando a darse cuenta de ello, como recogía el periodista Borja Cuadrado en este tweet: “Volveré al Tour, pero ya no sé cuál será mi objetivo”. Con Nairo Quintana en las filas del Movistar, el líder natural para Francia ya está en las filas del equipo telefónico.

Alejandro Valverde tiene la suerte de disfrutar de unas cualidades excepcionales que le permiten brillar en casi cualquier carrera del calendario ciclista. No se le puede acusar de centrar sus temporadas únicamente en el Tour de Fracia; su amplio y variado palmarés atestigua su competitividad a lo largo de todo el año. Pero sí es cierto que las tres semanas de julio le han absorbido demasiado a lo largo de su trayectoria, dándole unos frutos que se antojan escasos, y provocándole un desgaste que seguramente ha pagado en los finales de temporada. Es un buen momento de elegir otras alternativas. Como reza el dicho, más vale tarde que nunca.