A pesar de sus montañas, a pesar de las relativas sorpresas que las grandes ascensiones italianas, de dureza y longitud tan poco frecuentes en el resto del calendario femenino, han deparado, la tónica de las últimas semanas de la temporada ha continuado intacta en el Giro Rosa. Rabobank – Liv ha copado las clasificaciones de principio a fin y el podio final no ha tenido otro color que el naranja neerlandés. Marianne Vos, con un escasísimo margen de apenas 15 segundos sobre Pauline Ferrand-Prevot, ha logrado su tercer Giro Rosa, siendo el puesto restante en el cajón para Anna van der Breggen. Mismo podio que en la pasada Emakumeen Bira, aunque distinto orden.
Además de las tres mencionadas, otra corredora del equipo ha sido gran protagonista de la carrera. Annemiek van Vleuten, felizmente recuperada por completo de los problemas con una arteria de su pierna izquierda que la lastraron toda la pasada temporada, abrió la cuenta imponiéndose en el prólogo, su gran especialidad. Prólogo que sería la víspera de una etapa que iba a dar un vuelco a la general desde el inicio. En efecto, la primera etapa, ubicada en un duro circuito que rápidamente desgranó el pelotón, dejó la carrera casi en cosa de tres: Marianne Vos, que ganó la etapa y se situó como nueva líder, Elisa Longo Borghini (Hitec Products) y Pauline Ferrand-Prevot. El resto de corredoras ya casi a dos minutos.
Otro circuito daba forma a la segunda etapa. Mucho más sencillo esta vez, eso sí. Oportunidad ideal que no desperdiciaron las velocistas, siendo Giorgia Bronzini (Wiggle Honda) la más rápida. Muy distinto era el perfil de la tercera. Media montaña distribuida a lo largo del recorrido que favoreció a las fugas. Una de ellas iba a llegar hasta el final. Formada inicialmente por 15 corredoras, se fue seleccionando hasta llegar solo 5 a la tendida ascensión final: Elena Berlato (Alé Cipollini), Tiffany Cromwell (Specialized – lululemon), Annemiek van Vleuten (Rabobank – Liv), Doris Schweizer (Astaná – BePink) y Mayuko Hagiwara (Wiggle Honda). Con el grupo de favoritas ya pisándoles los talones y tras muchos ataques, Van Vleuten hizo la arrancada definitiva en el último kilómetro para lograr un segundo triunfo. La general permaneció sin cambios en sus primeros puestos.
La cuarta etapa tuvo como protagonista absoluta a la rusa del Bizkaia-Durango Yulia Ilinykh. Tras intentarlo en los primeros kilómetros y ser alcanzada, probó otra nueva tentativa de fuga, esta vez con más éxito. Tanto, que aún a falta de poco más de diez kilómetros a meta el sueño parecía posible. Sueño que, no obstante, una pequeña cota cercana al final y el empeño de algunos equipos de sprinters terminaron por romper. A apenas dos de meta el pelotón absorbía a Ilinykh y, en una cerradísima foto finish, Marianne Vos cruzaba por delante de Shelley Olds (Alé Cipollini).
Al día siguiente se llegaba a la localidad natal de Marco Pantani, Cesenatico. Homenaje al gran escalador italiano en una jornada, paradójicamente, casi completamente llana. Nueva llegada masiva y tercera victoria de etapa para Marianne Vos, quien afianzaba aún más su liderato gracias a las bonificaciones, en la víspera de la llegada de la alta montaña.
En efecto, la sexta etapa contaba con un gran puerto, el paso de La Crosetta -unos 13 km al 8 %), cerca de meta. Una fuga temprana animó desde el principio, con numerosas corredoras de nivel y, entre ellas, una de las grandes escaladoras de la historia reciente del Giro, Emma Pooley (Lotto Belisol). Buscando maquillar un accidentado inicio de carrera para ella, en el que perdió toda opción a la general, poco tardó en imponer sus cualidades escaladoras. Dejando atrás a todas sus compañeras de escapada, coronó La Crossetta en solitario con únicamente un grupo de 6 favoritas en su persecución, consiguiendo mantener la renta justa en el descenso y el llano posterior para levantar los brazos y obtener una victoria muy necesitada.
El Giro Rosa ya era cosa de seis en ese momento. Marianne Vos, Pauline Ferrand-Prevot y Anna van der Breggen (Rabobank – Liv), Mara Abbott (UnitedHealthcare), Claudia Lichtenberg-Häusler (Giant – Shimano) y Elisa Longo Borghini (Hitec Products). El metro trámite de la séptima etapa, con un final al sprint picando hacia arriba donde una vez más Vos impuso su explosividad, apenas iba a cambiar nada antes de los dos esperados finales en alto.
El más duro y decisivo de ellos parecía el del día siguiente, San Domenico di Varzo. Fue el punto en que la fortaleza de Rabobank – Liv comenzó a mostrar alguna debilidad. Los incesantes ataques de Mara Abbott terminaron por hacer mella en Marianne Vos, quien no pudo seguir el ritmo a 2,5 km de meta. Con varias opciones, el equipo neerlandés decidió no esperar a la líder y jugar la carrera también con Ferrand-Prevot y Van der Breggen, quienes parecían más cómodas, aunque también terminaron por ceder al final ante el ritmo de las escaladoras puras, Pooley y Abbott. La de Lotto Belisol lograda su segunda etapa mientras la general se comprimía, con Ferrand-Prevot a apenas 16 segundos de Vos a un día del final.
El broche de oro al Giro Rosa iba a ser la subida a un auténtico santuario del ciclismo, la Madonna del Ghisallo. Una etapa corta, que fue muy rápida y repleta de ataques. Con su pendiente irregular en dos partes, la ascensión se antojaba más favorable a los intereses de Marianne Vos, corredora a la que le hacen más daño las pendientes muy largas y constantes. Y así fue. Tanto ella como sus coequipiers pudieron controlar las arrancadas de Mara Abbott -en ocasiones con un juego psicológico algo intimidatorio que llegó a rayar en lo antideportivo, cerrando sutilmente a la americana cada vez que ésta trataba de arrancar-. En cualquier caso demostraron la fortaleza suficiente para dejar la general intacta al término de la etapa, en la que una vez más Emma Pooley, terminando el Giro en estado de gracia, fue la mejor subiendo.