O simplemente diferente. Lachlan Morton (Port Macquarie, Australia, 1992) es igual de conocido por sus éxitos como ciclista como también por una personalidad que puede resultar, incluso, hasta extravagante. Para muchos, simplemente, es un genio. Un genio dentro y fuera del ciclismo. Con una clara tendencia hipster, se sale del prototipo de ciclista. Hizo buena muestra de ello con el pasado Tour of Utah donde se dio a conocer al mundo entero. Pelo largo sin peinar, bigote, las Oakley Heritage y una matrícula en su bicicleta que rezaba el célebre “chicks dig me” (las chicas me entienden) a la que sucedió, en Colorado, el “no problem“.
Cuatro singularidades que elevaron al máximo su figura. Camino de Payson, tercera etapa del Tour of Utah, logró su primera y única victoria profesional. Triunfo y liderato catapultaron internacionalmente su figura. Imágenes suyas inundaban los medios especializados. Su diferencia frente a la inmensa mayoría del pelotón le hicieron único para el aficionado.
Hasta la entonces, para el gran público era un semidesconocido. Detalles, sólo destellos y resultados que apuntaban a su potencial eran las mejores actuaciones de Lachlan Morton. Sexto en el Tour de Langkawi con únicamente dieciocho años en su primer año en el Chipotle Development Team, donde alcanzó el tercer puesto en el Tour of Gila y segundo en el Cascade Classic, siendo ahí batido por Francisco Mancebo. La temporada pasada dio un paso más sumando a la victoria parcial en Utah el decimocuarto puesto en la general mejorando sus prestaciones en el USA Pro Challenge; en Colorado firmó un segundo puesto -fue batido por Mathias Fränk- y alcanzó la quinta plaza en la general.
Dos resultados que no obtuvieron continuidad en Alberta, Milano – Torino e Il Lombardia, tres pruebas saldadas con tres abandonos, el otro sino de Lachlan Morton. Así puso punto final a la temporada dando inicio a un concepto y experiencia que define su estilo de vida y su manera de pensar, Thereabouts.
‘Thereabouts’, más alla del ciclismo
De Port Macquire a Uluru: 2.500 kilómetros en doce días. Un viaje para recuperar el sentido del ciclismo puro, recuperar la magia de antaño, el espíritu aventurero. Dos hombres y un destino: reencontrarse con la esencia del deporte, de su deporte. Angus Gus Morton y Lachlan Morton, dos hermanos y un mismo sentimiento.
Thereabouts plasmó la idea que ambos tenían del ciclismo. Lejos de las preparaciones invernales de los equipos profesionales, lejos de la dieta, lejos del gimnasio, lejos de las concentraciones. Un camino para no sólo abrir la mente si no también el corazón. Un viaje que fusionó los mundos de Gus y Lachlan, la fotografía y el ciclismo.
Gus, ex profesional en Drapac, enroló a su hermano en una experiencia que acabó siendo única. Un mano a mano, una lucha contra las adversidades, contra la inmensidad del desierto, contra las largas rectas solitarias de asfalto, la lucha contra la soledad. Un territorio hostil. Otra forma de acumular kilómetros en pretemporada a las que sumaron, indudablemente, vivencias únicas.
Uluru, o Ayers Rock, fue el final del camino. El primer ensayo de Thereabouts que debía encontrar a comienzos de julio la segunda entrega. De Boulder a Moab, en Colorado, residencia de Lachlan Morton en la temporada estival. La competición se cruzó en su camino y en la segunda entrega. Cambió la aventura por la disputa del Tour of Austria con su equipo, Garmin – Sharp. Una segunda entrega que está obligada, de momento, a esperar. Pero llegará, seguro. El éxito del proyecto augura nuevas fases. Un éxito que no sólo se remonta a la práctica del ciclismo si no también a la creación de una web con toda la información así como una tienda online. Explotar recursos lo llaman.
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Ausentismo en la competición
Los resultados, los destellos e incluso hasta una cierta regularidad en la segunda mitad de temporada auguraban un posible salto de calidad de Lachlan Morton. Un crecimiento ciertamente esperado tanto por la calidad que posee como por los chispazos ofrecidos en los años anteriores en sus primeros pasos como profesional.
De momento no ha sido así. De momento no pinta así. Tres letras marcan sus resultados en 2014: DNF. Retirada o abandono de la competición. Seis pruebas por etapas, cinco repeticiones de las tres fatídicas letras. Tour Down Under, Critérium Internacional, Tour de Romandía, Critérium du Dauphiné y Tour of Austria. La clara mejoría del nivel del calendario no obtuvo el rendimiento deseado concluyendo todas ellas no únicamente antes de tiempo si no también en el grupo de rezagados en la mayor parte de las etapas. Sólo ha logrado finalizar una competición, el Herald Sun Tour -39º a 12’09” de Simon Clarke-.
Pobres resultados hasta el momento, muy poco tiempo para enmendarlos. El abandono en Austria le deja, a falta de confirmar calendario, fuera de las carreras hasta al menos comienzos de agosto, próximos eventos de Garmin – Sharp una vez finalizado el Tour de Francia. Europa o Estados Unidos será su destino. En este último ha conseguido sus mejores resultados hasta el momento y quizá pueda convertirse en su opción para regresar a la primera plana. Un hecho que más que relevante se presenta como crucial. Su pretemporada y su rendimiento se han fundido en el último año de contrato con la estructura de Jonathan Vaughters, una formación que sumará un importante número de bajas tras la fusión a la que se verá abocado la próxima temporada.
Con esto queda demostrado que el ciclismo dentro de la moda hipster es solo apropacion de una estetica y ‘estilo de vida’ que no compatibiliza con el deporte de alto rendimiento. Aunque Morton parece ser un tipo majo, y sus videos estan muy bonitos, el entrenamiento de un deportista debe ser tomado con seriedad.