Hautacam es una de esas ascensiones que, siendo relativamente reciente en la historia del Tour de Francia, tiene el honor de haber deparado algunos de los momentos más intensos y, sobre todo, determinantes en las ediciones en las que se ha afrontado. En la retina de muchos aficionados aún seguirá presente el primer recuerdo de la cima pirenaica en 1994, testigo del segundo golpe de efecto consecutivo de Miguel Indurain, tras la crono Perigueux – Bergerac –que curiosamente también está presente en el recorrido este año, aunque dos días más tarde–, el hundimiento de Tony Rominger y la pelea entre el navarro, Marco Pantani y Luc Leblanc por la victoria de etapa, que finalmente fue a parar a manos del francés.

Pese a no ser ni mucho menos el primer contacto con la montaña en la edición de 1996, pues en esa ocasión se afrontó primero el bloque alpino, la etapa de Hautacam tampoco estuvo entonces exenta de drama. Y en esta ocasión jugó en contra de Miguel Indurain, que tan buen recuerdo guardaba de la subida dos años antes. El de Banesto, habiendo dado mejores sensaciones en los días previos tras aquella famosa pájara en Les Arcs, terminó hundiéndose de nuevo ante un Bjarne Riis que ganaba vestido de líder. También empezaron ahí a decir adiós al sueño amarillo las dos bazas de Mapei – GB: Abraham Olano y Tony Rominger.

Leblanc e Indurain emergen bajo la niebla en 1994 | Foto © L'Équipe

Leblanc e Indurain emergen bajo la niebla en 1994 | Foto © L’Équipe

En el año 2000, Hautacam regresaba a la cruel y privilegiada posición de ser, como final de la 9ª etapa, el instigador de cambios de desarrollo tras una larga semana de plato grande y carreteras llanas. Día desapacible, lluvioso y con una luz casi nocturna, que adquiriría tintes épicos tanto en la lucha por la etapa como por la general. La agónica resistencia de Javier Otxoa, superviviente de una escapada, ante una de las exhibiciones más asombrosas de Lance Armstrong, dejó un grato recuerdo para el ciclismo español. Apenas medio minuto de margen sobró al del Kelme ante un americano que humilló con su ritmo a sus rivales como quizá ninguna otra vez llegaría a hacer.

Y una vez más como primer encuentro con las grandes cimas, Hautacam presenciaría más favoritos diciendo adiós a sus opciones en 2008. CSC, que con inteligencia había lanzado por delante a Fabian Cancellara, iba a hacer una jugada maestra tras el Tourmalet. El gran puerto pirenaico hizo pasar dificultades en su último tramo a algunos favoritos, entre ellos Alejandro Valverde y Samuel Sánchez. El puñado de segundos en su cima se convertiría en minutos en la base de Hautacam gracias al trabajo de CSC en el tramo llano con Cancellara –que esperó al grupo de favoritos– y un enorme Jens Voigt. Y aunque perdieron a Andy Schleck por un desfallecimiento en la subida final, situaron inmejorablemente para la general a su hermano Frank y a Carlos Sastre. La etapa fue a parar al Saunier Duval, haciendo doblete con Juanjo Cobo y Leonardo Piepoli.

Hautacam regresa en 2014 y lo hace en una situación de carrera completamente distinta al de todas las ediciones anteriores: como última etapa de montaña. Es corta (145 kilómetros), pero la presencia previa del Tourmalet bien puede servir por sí misma para resultar decisiva. Veremos si este año Hautacam es capaz de escribir una quinta página en su todavía joven historia que esté a la altura del nivel deportivo de las anteriores.