La maldición del arcoíris ha sobrevolado la cabeza de Rui Costa durante toda la temporada. Una temporada marcada por un gran nivel, buenos resultados y mucha mala suerte. Ha tenido varias victorias en sus piernas, pero en el último momento siempre había un rival más fuerte, una salida de cadena o una caída que le impedía rematar.

Tanto le estaba contando encontrar la victoria que, hasta la disputa del Tour de Suisse, el portugués acumulaba diez puestos de podio en apenas 35 días de competición, sin haber encontrado la victoria. Pero precisamente llegó la ronda suiza para marcar un punto de inflexión en la temporada del campeón del mundo. La victoria en la última etapa y la consecución de su tercera clasificación general consecutiva le ayudaron a superar el palo de acabar en el podio de Algarve, Paris – Nice y Romandie sin haber podido rematar.

El campeón del mundo afrontará el Tour en su mejor momento de forma y de confianza de la temporada. Rui Costa abandonó Movistar Team para liderar a un equipo en la Grande Boucle y este año, por fin, tendrá la oportunidad. Deberá mostrar su madurez, aguantar en la montaña con los mejores, aprovechar su capacidad para recuperar tiempo contra el crono y, sobre todo, intentar jugar a ser valiente y plantear una buena estrategia si quiere ganarle el Tour a gente mejor que él. Aun así, no todo es felicidad y liderato para el maillot arcoíris. Lo que debía ser un liderato en solitario de la Lampre – Merida, se va a convertir en una coexistencia con Chris Horner. La carretera deberá situar a cada uno en su lugar, por lo que el portugués deberá dejar las cosas claras desde el principio y defender su liderato con argumentos.

En definitiva, Rui Costa quería una oportunidad para ver hasta dónde puede llegar como líder en el Tour y este año la va a tener al fin. De sí mismo depende demostrar lo que vale como vueltómano y dar suficientes argumentos a los directores de Lampre – Merida y de otros equipos para contar con él en la búsqueda del Maillot Jaune en próximas temporadas.

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Foto © Lampre – Merida