En mi primera asistencia a unos campeonatos nacionales de carretera, me quedo con muchas impresiones sustanciosas. Empiezo con lo mejorable y acabaré con lo positivo, para ir de menos a más, como en las grandes jornadas.

De sobra sabemos que las ciclistas nacionales no son seguidas más que por un@s poc@s , familia y amigos incluídos o nos quedaríamos sin público. Es triste ver que en la salida y primeras vueltas de unos campeonatos nacionales de féminas no haya prácticamente nadie excepto los referidos allegados. Cierto es que la llegada y ceremonia de entrega de premios estuvo un poco más concurrida, pero demasiado poco para lo que se merecen las mejores ciclistas de nuestro país. No había la excusa del mal tiempo, ni del día (sábado por la tarde, supuestamente la mayoría de la gente no trabaja).

Un detalle que me enrabietó se produjo a mitad de la carrera: una grupeta con mayoría de integrantes del Movistar cruzaba la linea de salida/meta reconociendo el recorrido para el día siguiente. Muchas personas que en esos momentos pasaban por ahí se agolparon en las vallas, se pararon a aplaudirles, a hacer fotos… un minuto de admiración a los hombres ciclistas que al día siguiente cumplirían con el expediente que todos conocíamos de antemano. Y que conste que yo sigo y admiro enormemente el ciclismo masculino, pero este detalle refleja perfectamente la situación de desigualdad absoluta en la que está sumido este deporte. ¿Por qué la gente no hace fotos, habla de ellas, se para a admirar o aplaudir a estas ciclistas que se esfuerzan, entrenan, sacrifican y compiten como los chicos con muchas menos recompensas?

En este Campeonato de España, como en la mayoría de carreras de féminas, nacionales e internacionales, el resultado era totalmente incierto, con un abanico de favoritas tan amplio que hace que la lucha por las medallas se planteara vibrante. Y así fue, con multitud de ataques donde la selección definitiva y la ganadora se fueron por fuerza. El resto, sencillamente, no pudo seguirlas. Ciclismo puro, sincero y valiente, algo de lo que el ciclismo masculino profesional carece tantas veces.

Hay dos ejes fundamentales sobre los que el ciclismo femenino debería sustentarse: uno es el reconocimiento. Mientras no se ponga solución al caos que implica que unas corredoras corran con sus selecciones nacionales y otras con sus marcas comerciales, y que se anuncie a unas corredoras defendiendo un maillot y luego en carrera aparezcan con otro, y que hasta última hora alguna participación penda de un hilo por este despropósito, no puede haber profesionalidad. No es serio, ni pro, ni ayuda al desarrollo del ciclismo femenino nacional. Afecta no sólo a la imagen, importantísimo aspecto este, sino también al desarrollo de la carrera, porque los intereses de los equipos se anteponen a los de las selecciones y siempre la carrera se ve condicionada. Esto, junto a un pequeño pelotón de 54 inscritas en una prueba de este nivel, no puede aportar reconocimiento a las medallistas porque así siempre serán la “antesala” de la prueba masculina.

Y el reconocimiento nos conduce al segundo eje: el conocimiento. El ciclismo femenino no tiene casi repercusión en los medios, en parte por el escaso reconocimiento oficial del que hablaba antes. No es seguido, ni publicitado, las chicas no pueden ser conocidas. Otro detalle que debería cuidarse es el de colocar los aparcamientos de coches y autobuses de los equipos más cerca de la salida, visibles para que el público pueda ver de cerca a las ciclistas. Quizás alguna corredora tímida me criticará por proponerlo, pero creo que con esto acercaríamos mucho a las ciclistas, siempre abiertas a una foto, una charla o unos ánimos. Ya que su visibilidad es escasa, sin autobuses o caravanas grandes, al menos que estén cerca.

Y esta cercanía ha sido algo a destacar de este nacional celebrado en Ponferrada. Cercanía porque la historia se repite, nos es familiar, en los podios han lucido unas veteranas en la cumbre de su rendimiento. Un podio CRI de treintañeras da mucha alegría porque las veinteañeras pisan fuerte, y las que aún no han cumplido 20 todavía más. Muy cercano fue el abrazo de Marta Vilajosana, campeona nacional en 2009, a Anna Ramirez. *Apunte importante: Marta dirigió también a la selección catalana sub-23 de chicos, poco a poco las féminas dirigiendo equipos, es el camino a seguir.

Muy a destacar y aplaudir ha sido el espíritu competitivo con que las ciclistas afrontaron este campeonato 2014, borrando el fantasma del año anterior. Se ha competido a tope desde la misma linea de salida, que se lo digan a más de una que ha tenido que poner pie a tierra mucho antes de lo que pensaba, o a otras a las que el fuerte viento en algunas zonas y el alto ritmo les pasaron factura de forma inesperada…

Quiero acabar mi particular crónica de Ponferrada con la misma alegría que las ciclistas transmitían antes de empezar, con esas ganas, risas y anticipando el recorrido que les quedaba por delante, perfecta analogía con el que tiene que ser el futuro inmediato de este deporte. Con un poco de esfuerzo por parte de tod@s, brillará como lo hizo el sol en Ponferrada.

PonfeCtoEspaña 013

Las catalanas Mayalen Noriega y la vencedora Anna Ramirez sonrientes antes de la salida. Foto © Cobbles & Hills