Julio Jiménez fue el primero de los abulenses universales que saltó a la fama como ciclista profesional en el Tour de Francia de 1964. Y digo el primero, porqué antes de que llegaran los Ángel Arroyo y más tarde José María Jiménez, Carlos Sastre o Paco Mancebo, él fue el primero en conseguir victoria de etapa en el Tour de Francia. Hoy día se cumplen 50 años del momento en que colgó las viejas herramientas de aprendiz de relojero con las que reparaba los relojes en su ciudad y saltara al estrellato como profesional para ganar etapa en la carrera mas grande del mundo.
“El relojero de Ávila”, como así lo apodaron años más tarde, no tuvo nada fácil llegar a ser profesional. Se podría decir que entre los ciclistas de su época, fue el que más complicado lo tuvo. Cualquier otro hubiera desistido en su afán por ser ciclista en su situación. Julio no, Julio llegó a correr en sus primeras carreras con los pedales rotos atados con alambres, sin equipación, con tan solo una camiseta del Atlético de Madrid que un amigo le prestó, con la bicicleta más vieja y pobre de todos los participantes y presentándose a todos los técnicos que allí se citaban sin encontrar hueco alguno.
Julio Jiménez toco la gloria en su debut en el Tour de Francia con la treintena de años cumplida. Un debut tardío de la mano del KAS de Langarica, que al final se trajo dos victorias bajo el brazo del abulense. La primera llegó en la decimotercera etapa con llegada a Envalira en el pirineo andorrano. Dorsal 104 a la espalda, Julio Jiménez coronó con más de seis minutos de ventaja sobre los favoritos, para en el descenso aumentar y llegar a meta casi nueve minutos delante del grupo principal, un grupo en el que sin despegarse, venían marcándose dos franceses que vivirían ese Tour un duelo que dividió a Francia en dos, Anquetil y Poulidor.
La segunda de las victorias la consiguió en la vigésima etapa con llegada al Puy de Dôme. Allí, en un escenario inmejorable con un doblete español se vivió una jornada histórica, no tan sólo por la victoria de Julio Jiménez y el segundo lugar de Bahamontes, sino por el duelo que mantuvieron Anquetil y Poulidor.
Aquel día estuvo a punto de cambiar la historia de Pou Pou. Tras un mano a mano espectacular, el dúo ascendiendo el Puy de Dôme casi hombro con hombro como en la famosa imagen. Poulidor dejó a Anquetil, aunque sólo pudo quitarle 43 segundos, en lugar de los 57 que necesitaba. Por 14 segundos no pudo vestir el maillot amarillo. Nunca lo conseguiría. Pero para Julio Jiménez aquel Tour de Francia fue muy dulce, logró colarse en uno de los mano a mano más interesantes de la historia de la Grande Boucle.