Eugenio González

Análisis global

¿Quién nos lo iba a decir? Tras muchos años donde sólo sus muchos focos y estrellas captaban la atención sobre el Tour de Francia, en 2014 ya no estamos solo ante la carrera más grande o la más importante… ahora también se perfila como la mejor carrera ciclista del año. La pasada edición ya resultó de gran calidad y llena de sorpresas, incluso con el aplastante dominio de Chris Froome, pero este año se presenta más atractiva todavia, con igualdad y favoritos, que además de correr con las piernas han mostrado cabeza y corazón en su camino hacia la gran salida en Yorkshire.

¿Pero acompaña el recorrido a este entusiasmo? Desde luego, y no se podrá poner como excusa si al final nos aburrimos este julio. ASO ha decidido romper con sus pautas tradicionales para lo bueno: no sufriremos esas interminables semanas de etapas llanas una tras otra, vuelve el pavés con la etapa más dura de este estilo que se recuerda y la media montaña cobra gran protagonismo entre Sheffield y los Vosgos. Pero también para lo malo: la alta montaña carece de la grandeza que todo un Tour merece (las cinco etapas entre Alpes y Pirineos no pasan del bien), y la lucha contra el reloj vuelve a su ostracismo con una sola cronometrada el día antes de París.

Los diez primeros días se presentan apasionantes, con tan solo tres etapas claras para sprinters. Pero estos no podrán tener queja ya que, ante la ausencia de un prólogo, se jugarán el primer amarillo en Harrogate. La estrella de la salida inglesa es la etapa de Sheffield, 200 km de continuo sube y baja al estilo de las Ardenas, con dos cotas finales muy empinadas donde pueden pasar muchas cosas.

El regreso a tierras francesas estará marcado por dos cosas: los homenajes y recuerdos a la Primera Guerra Mundial como trasfondo de las etapas, y el temido día del adoquín. Más de 15 km de piedras del Infierno del Norte en los 70 km finales camino de Arenberg pueden marcar el sino de la Grande Boucle: los aciertos y errores se traducirán en minutos de diferencia en meta.

La cota urbana de Nancy augura un final emocionante, pero los favoritos volverán a ponerse el mono de trabajo en la etapa de Gérardmer gracias a su bonito encadenado final de tres puertos, dos de ellos pequeños muros tan inusuales en esta carrera. De Gérardmer a Mulhouse serán los equipos los que tengan que controlar ya que hay dureza al principio pero no al final, rematándose el primer bloque en La Planche des Belles Filles. Este duro final, que repite tras 2012, viene acompañado en esta ocasión de mucho desgaste y un Col des Chevrères que se le puede atragantar a cualquiera, y dejará perfilado quién va a jugarse la carrera antes del primer día de descanso.

Altimetria General Tour 14

La media montaña se acaba con la llegada a Oyonnax en un día marcado para las escapadas, pero con pocos kilómetros de respiro y carreteras estrechas. Etapa no apta para despistados. Los temidos Alpes aparecen el tercer fin de semana, pero este año no son tan fieros como acostumbra. Los protagonistas serán Chamrousse y Risoul, dos buenos finales en alto sin buenos encadenados ni mucha dureza anterior, que casi con seguridad dejen a Palaquit, Lautaret e Izoard como mero desgaste salvo genialidad táctica.

Las últimas batallas montañosas tendrán lugar en los Pirineos. Primero, subiendo y bajando el Port de Balès, con la meta justo después de este nadie debería poder esconderse. En segundo lugar aparece el mejor encadenado de montaña del Tour: la llegada a Pla d’Adet tras los clásicos Portillon, Peyresourde y Val Louron en 124 km donde se echa en falta más chicha para tener una verdadera etapa reina. Se remata el tríptico camino de Hautacam, pasando el Tourmalet antes del falso llano que los une. Se trata de otra etapa corta y escasa de dureza, pero es la última oportunidad montañosa y eso siempre la hace imprevisible. Quien sabe, quizá el Tourmalet vuelva por fin a ser el escenario de nuevas batallas épicas.

Las conclusiones se han ido desgranando en el texto y son bastante obvias. La carrera empezará con emoción, variedad y alternativas al estilo de los mejores Giros, pero la segunda mitad de carrera puede acabar decepcionando, con una montaña muy ramplona pero salvable por la ambición y el carácter de los Alberto Contador, Chris Froome o Vincenzo Nibali. Y pese al acierto de incluir pavés para beneficiar a los mejores rodadores, no es excusa para no programar una crono en los primeros días que el recorrido está pidiendo a gritos.

Análisis etapa a etapa

Etapa 1, sábado 5: Leeds – Harrogate 190,5 km

Tour 01

El año pasado se jugó el primer maillot amarillo en un sprint y en 2014 se repite la experiencia pese a que algún comentarista no se enterase. La volata se lanzará en una interminable recta picando hacia arriba que puede alterar las distancias de los lanzadores de cada equipo y con alguna isleta central donde tener cuidado mientras se atraviesa la zona monumental de Harrogate, con el Royal Hall o el Majestic Hotel.

El resto de la etapa es un paseo para mostrar Yorkshire al mundo, especialmente las preciosas carreteritas del Yorkshire Dales National Park con los tres repechos para jugarse el primer maillot a topos entre los que formen la escapada consentida del día.

Etapa 2, domingo 6: York – Sheffield 201 km

Tour 02

Estamos ante la etapa, junto con la de pavé, que más atención y comentarios ha despertado desde su presentación, siempre con la comparativa con Lieja en la mente, en este caso de forma bastante justificada. Sin tanta dureza en sus cotas, el recorrido sigue siendo una preciosa sucesión de repechos cortos con rampas de dos dígitos, algún tramo adoquinado, bajadas peligrosas al 25% y, en general, las famosas carreteras secundarias de la campiña inglesa como protagonistas.

Sin embargo, serán las últimas cotas las que marquen el verdadero desarrollo de la jornada. Bradfile cuenta con un 19% en su primera rampa. Oughtibridge (conocida como Jaw Bone), de 1,5 km al 9,1%, será un buen punto de toque para los primeros movimientos importantes, contando incluso con un 20% en la curva final.

Pero lo ‘gordo’ queda para Jenkin Road, coronándose a solo 5 de meta. Sus 600 m al 12,8% (con una corta rampa cercana ¡al 30%!) pueden abrir huecos insalvables de cara al final, y no sería raro que los dos o tres más fuertes llegasen con un puñado de segundos de ventaja, en un final similar a algunos de la Vuelta al País Vasco.

Etapa 3, lunes 7: Cambridge – Londres 155 km

Tour 03

Etapa sin mucha historia, un sprint claro pensado para el lucimiento de cierto velocista británico. Tras llegar al río Támesis, se remonta este por su margen izquierda atravesando toda la zona monumental de Londres antes de la llegada en The Mall, mismo lugar que en los Juegos Olímpicos de 2012.

Por cierto, esta etapa, igual que las dos anteriores, se van a retransmitir íntegramente. Lo cual es de agradecer, supongo, porque hay que tener mucha afición y poco que hacer para ver desde el principio esta etapa de Londres o la inaugural en Harrogate. ¿Lo malo? Que quien las ve enteras, o en gran parte, se queda con una sensación de aburrimiento que no tiene en otras carreras donde solo se da la hora final, pese a que el desarrollo objetivo es el mismo. Y los primeros que sufren esto son los comentaristas, que acaban por contagiar su sopor al espectador.

Etapa 4, martes 8: Le Touquet-Paris-Plage – Lille Métropole 163,5 km

Tour 04

Pese a que se hayan reducido las consecutivas siestas con sprint de otros años, en Lille Metropolle veremos otra llegada masiva salvo que el viento haga inesperadas apariciones. Buenas carreteras y pocas complicaciones para que se desate de nuevo la lucha de potencia en los momentos finales.

Etapa 5, miércoles 9: Ypres – Arenberg Porte du Hainaut 155,5 km

Tour 05

Paves

Y llega el temido pavés, al que ningún favorito quiere enfrentarse pero donde comenzará a perderse o ganarse la carrera como ya se vio en 2010. Caídas, pinchazos, cortes, grupillos, sobresaltos y alternativas nos esperan. Todo ello se traducirá en minutos de ganancia o pérdida al final del día y que serán determinantes en el desarrollo posterior del Tour. Totalizando 15,4 km de pavés en los últimos 70 de etapa, estamos ante la etapa de adoquín más dura que se recuerda, quizá desde los años 80 o antes.

Todos los tramos son usados en la París – Roubaix, si bien se harán siempre en sentido contrario al Infierno del Norte. El primer tramo, que nadie se confunda, es el facilito de Gruson (2 estrellas) y no el mítico Carrefour. A continuación: Pont Thibault (3*), un tercio del 5 estrellas Mons-en-Pévèle (más corto, pero de adoquín malo igualmente), la mitad del 4* de Bersèe, Beuvry-la-Forêt (3*), Tilloy (4*), Warlaing (3*), Hornaing (4*) y Wallers ‘Pont Gibus’ (3*).

Es pavés. Es imprevisible. En cualquier lugar puede saltar la liebre. Pero destacaría tres puntos clave. Por su dureza, la combinación de Mons-en-Pévèle y Bersèe a 40 km de meta. Posteriormente, Tilloy a 25 km. Y luego Hornaing a 16 km. Es decir, están suficientemente lejos de meta para que perder contacto pueda costarte un Tour.

Etapa 6, jueves 10: Arras – Reims 194 km

Tour 06

Viendo el perfil estamos ante otra etapa para el sprint sin mucha historia. Pero cuidado, en este caso se usan carreteras más secundarias que siempre aportan nerviosismo, y con algunos cambios de dirección y zonas abiertas quizá sea uno de los días propicios para abanicos o, Merckx no lo quiera, una de esas montoneras tan típicas del Tour que nos dejan sin un puñado de corredores.

Etapa 7, viernes 11: Épernay – Nancy 234,5 km

Tour 07

Prudhomme y su nuevo responsable de recorridos, Thierry Gouvenou, han hecho los deberes y nos libran de otras dos etapas llanas seguidas gracias a un par de repechos en las proximidades de Nancy. Los equipos de hombres rápidos querrán, como no, controlar la carrera, pero con 235 km de etapa les costará más de lo habitual.

El primer escollo es la tendida cota de Maron, 3,2 km al 5%. Pero la cota de Boufflers, ya entre las casas de Nancy, es otra historia, una recta que va ganando pendiente progresivamente, totalizando 1,3 km al 7,9% separados por 5,5 km favorables hasta meta, con alguna curva cerrada por el camino. ¿Sprint, escapada, ataque tardío? Difícil pronosticar cómo y quién ganará esta etapa.

Etapa 8, sábado 12: Tomblaine – Gérardmer La Mauselaine 161 km

Tour 08

 

Los chepazos en duras rampas y los finales en murito, tan cansinos en La Vuelta, resultan un soplo de aire fresco a un Tour demasiado conservador en sus tipos de puertos, pero que poco a poco va haciendo hueco a los desarrollos más cortos. Tras Sheffield, vuelven las rampas de dos dígitos, y no serán las últimas.

Tres puertos finales perfectamente enlazados por cortas bajadas y de desnivel decreciente conforman un final precioso. Primero, la Croix des Moinats, el más largo y regular, lugar indicado para hacer daño a ritmo con el equipo. El primer muro es el Col de Grosse Pierre, con 1500 m por encima del 11% y puntas del 16% coronándose a apenas 11 km del final. Final en otro muro, La Mauselaine y sus 1800 m al 10,3%.

Puede que todo quede para el final, pero la selección y la emoción irá en aumento con el paso de los puertos, y alguno puede llevarse la etapa sorprendiendo desde Grosse Pierre.

Etapa 9, domingo 13: Gérardmer – Mulhouse 170 km

Tour 09

Atención, ¡peligro! Peligro de etapa loca. Peligro de ritmo infernal desde el principio buscando una escapada que tiene todos los visos de llegar. Peligro de fugas incontrolables de 20 o más corredores fuertes y algún ‘outsider’ al amarillo. Peligro de total descontrol. Peligro de verte sin equipo y que se te complique mucho la carrera.

Y es que los primeros 130 km tienen 5 puertos y nada de llano, destacando dos zonas más rompedoras por su pendiente en la Cota de Gueberschwihr y en la parte final de Le Markstein. Cuidado también con las bajadas, especialmente del Grand Ballon. Si se piensa bien, los equipos tienen solo los últimos 21 km llanos para organizarse y perseguir… y para entones, si ha habido lucha, habrá pocos gregarios y con pocas fuerzas. La posibilidad de que pase algo es más bien remota, pero igualmente atractiva y emocionante.

Etapa 10, lunes 14: Mulhouse – La Planche des Belles Filles 161,5 km

Tour 10

Tercer día en los Vosgos y tercer día con un perfil que da ganas de que llegue el día de verlo, dejando por los suelos en cuanto a atractivo a Alpes y Pirineos. Y es que esta podría ser perfectamente la etapa reina del Tour 2014.

Los peligros de descontrol desde el inicio del día anterior se pueden repetir aquí, aunque algo atenuados por la dureza del encadenado final. Pero tanto Petit Ballon como el Col du Platzerwasel son dos puertos muy serios a mitad de etapa, y acompañados por Firstplan antes y Odensen después aportan una considerable dureza.

Lo más exigente, sin embargo, se encuentra al final. En 2012 ya vimos los estragos que puede causar La Planche des Belles Filles con la carnicería que allí perpetró el Sky y este año llega a continuación del Col des Chevrères, con 3 km al 10,3% y rampas que superan el 15%.

DESCANSO, martes 15

Etapa 11, miércoles 16: Besançon – Oyonnax 187,5 km

Tour 11

Lo mejor del Tour, su media montaña, se acaba hoy camino de Oyonnax con otro día muy quebrado, de carreteras pestosas y un descenso final con cierta complicación… aunque se han evitado los puertos más exigentes de la zona, y ninguna de las subidas tiene entidad suficiente para realizar una buena selección ni crear verdaderas diferencias. Quizá el mal tiempo pueda ser este día, como en muchos otros, el mejor aliado para ver una etapa espectacular en lugar de una escapada consentida sin implicación del pelotón.

Pero ningún desenlace es descartable, incluso un sprint. No en vano, en un final en Oyonnax muy parecido a este en el Dauphiné 2013 se impuso Elia Viviani en un grupo de 75 corredores, y es de esperar que alguien como Peter Sagan quiera la etapa y los puntos para el maillot verde.

Etapa 12, jueves 17: Bourg-en-Bresse – Saint-Étienne 185,5 km

Tour 12

 

Saint-Étienne, visita habitual del Tour, suele presentar etapas quebradas para que se luzcan las fugas. Sin embargo, no parece este el caso, pues aunque el perfil presente ondulaciones, la pendiente media de los puertos es tan baja (menos del 3,5%) que se antoja insuficiente para romper la tiranía de un pelotón donde los equipos de sprinters tendrían hambre de victoria tras muchos días sin nada que rascar.

Etapa 13, viernes 18: Saint-Étienne – Chamrousse 197,5 km

 

Tour 13

Y por fin llegan los Alpes. Por fin llega la alta montaña. Y bueno, como primer contacto con ella la etapa de Chamrousse no está mal tampoco, lo malo es que la cosa no va precisamente a mejor.

El desconocido Col de Palaquit, vertiente del conocido Col de la Porte, se presenta irregular pero igualmente duro, con las zonas de subida al 8, 9 o 10%. Sus números generales pueden engañar, pero no lo hace saber que los 8 km finales son al 8,7%, que por derecho propio debería ser un hors catégorie.

Pese a ello la carrera se jugará en las rampas de Chamrousse, sin duda otro gran puerto pero con un problema: lo más duro es su primera mitad (primeros 8 km al 8%), suavizando considerablemente al final (últimos 12 km al 5,4%). Esto son, en principio, malas noticias. La experiencia dice que lo duro se hará a ritmo de los gregarios, y que estos se apartarán a 5 km o menos del final, donde los líderes verán que las rampas son muy suaves y no se expondrán. La otra opción es, claro, que lean bien el puerto y los más fuertes suban a cuchillo el tramo duro. Una vez hechas las distancias importa poco que el final suavice siendo ya lucha cuerpo a cuerpo.

Etapa 14, sábado 19: Grenoble – Risoul 177 km

Tour 14

La etapa ‘reina’ de los Alpes cuenta con tres puertos no muy duros separados por enormes falsos llanos en los valles. Tanto el largo pero tendido Lautaret (19 km al 4,9%) como el Izoard por su vertiente menos mítica de Briançon (10,2 km finales al 7,4%) tienen más nombre que dureza, aunque este último si podría dar lugar a una lucha de gallos que deben buscar cuantos más aliados o gregarios mejor para el tramo de valle hasta las faldas de Risoul.

Risoul es nuevo en el Tour pero conocido del Dauphiné. Ni muy duro ni muy largo, son más de 12 km muy constantes siempre en torno al 7% por amplia carretera y con numerosas herraduras como rasgo más significativo. Una forma bastante pobre de cerrar un bloque alpino.

Etapa 15, domingo 20: Tallard – Nîmes 222 km

Tour 15

Esta es una de esas cosas que el Tour se puede permitir por ser el Tour, pero que no debería permitirse nunca. Se lo que estais pensando, sí, también tiene que haber etapas llanas y los sprinters tienen que comer y eso… pero mirad la fecha. Domingo. Del tercer fin de semana. Imperdonable poner una etapa así de tostón. Además, con descanso al día siguiente, no hay excusa que valga para no haber hecho algo interesante por los Alpes Marítimos que tan abandonados ha tenido siempre el Tour.

Pero no hay mal que por bien no venga. Sabiéndolo, podemos planear el domingo para hacer algo de provecho o… bueno, conociéndonos, supongo que podremos dormir la resaca tranquilos sin miedo a perdernos nada.

DESCANSO, lunes 21

Etapa 16, martes 22: Carcassonne – Bagnères-de-Luchon 237,5 km

Tour 16

El Port de Balès fue hace no mucho una bonita novedad en el recorrido del Tour, poco después de ser asfaltado. Ahora ya es un clásico de los últimos años, algo entendible teniendo en cuenta que es duro, muy bonito, y está muy bien situado como entrada a los Pirineos. Tiene hasta su pequeña leyenda con una salida de cadena y varias versiones y contraversiones posteriores de lo ocurrido.

Aquí se presenta como el puerto estrella de la única etapa de montaña sin final en alto de todo el recorrido. Que no lo habíamos comentado hasta ahora, pero el Tour se apunta a la moda del porrón de finales en alto logrando con ello el récord de su historia. El perfil no deja mucho lugar a la imaginación y la táctica será fácil: subir a toda leche y bajar más deprisa todavía.

Irregular en su primera parte, Balès cuenta con muchas rampas del 12 o el 13% y 5,5 km finales al 8,5% donde jugarse las castañas cara a cara. Su bajada son 20 km, los más técnicos en la parte de arriba, y con una zona de pedalear en falso llano en su parte central.

Etapa 17, miércoles 23: Saint-Gaudens – Saint-Lary Pla d’Adet 124,5 km

Tour 17

Cuatro buenos puertos de primera seguidos en 75 km de una etapa muy corta. Suena interesante, y de verdad lo es, pues su principal problema es el resto del recorrido y que se venda como la etapa reina del Tour de Francia. Para eso se queda corta, y no solo en longitud. Sin embargo, es la mejor etapa de la segunda mitad de carrera para ver ciclismo del que nos gusta de verdad y muchos la tendrán marcada como lugar para asaltar el podio o el amarillo.

Los puertos son de sobra conocidos y cumplen con el estereotipo de puertos pirenaicos: sin mucho desnivel, pero con buena pendiente media. Así el Col du Portillon (8,3 km al 7,1%) verá las primeras hostilidades, y el Col de Peyresourde (7 km finales al 7,9%) nos dejará momentos descacharrantes de nuestro comentarista favorito y esperemos que mucha batalla, pues es el puerto de paso clave para ver algo bonito este día. El Col d’Azet (7,4 km al 8,3%) es más corto pero no le falta dureza, aunque la subida más exigente es por desgracia la última de todas. Sus primeros 7 km son durísimos, al 9,3% de media y eso que hay un pequeño llano que baja la media. Tras este punto suaviza con dos km al 6% y uno final un poco más duro al 8%.

Si se quiere hacer daño y meter un buen tiempo al rival, hay terreno suficiente tanto antes del final, como ya en Saint-Lary si se aprieta desde el primer metro. Pero en una etapa tan corta las fuerzas estarán mucho más enteras y los gregarios más frescos, por lo tanto limitar pérdidas ante un día malo también será una tarea más sencilla.

Etapa 18, jueves 24: Pau – Hautacam 145,5 km

Tour 18

Tourmalet y Hautacam como final de fiesta. Dos puertos con desnivel, con dureza, con historia… y con un largo falso llano entre medias que afea muchísimo el perfil. Cierto es que los falsos llanos pueden dar ventaja al atacante si consigue superioridad numérica, pero esa es la excepción, no la regla.

Comenta Gouvenou en la web del Tour que espera que el Tourmalet se use como lanzadera de ataques y no se desaproveche. Si esa era su intención, ha puesto muy poco de su parte. Todo puede pasar el último día de montaña, pero quien diseña el recorrido quizá debería esperar menos y facilitar más que ocurran las cosas que desea. Si a un niño de 12 años le intentas explicar la mística del Tourmalet te va a mirar raro, para él es poco más que un puerto del que todo el mundo habla pero que sube un pelotón agrupado. Si hay suerte, tras este 2014 el niño entenderá mejor porque se habla tanto del Tourmalet mientras él solo esperaba la batalla final en Hautacam.

Etapa 19, viernes 25: Maubourguet Pays du Val d’Adour – Bergerac 208,5 km

Tour 19

Con los nuevos y más amplios límites para los fuera de control, raro sería que algún sprinter se haya quedado fuera en las etapas de montaña incluso sin agarrarse a los coches, y volverán a su lucha por las victorias y el verde en esta etapa de Bergerac. Una cota a 13 km del final le dará algo de colorido a la etapa, pero el sprint está más que cantado.

Etapa 20, sábado 26: Bergerac – Périgueux CRI 54 km

Tour 20

Única contrarreloj de todo el recorrido, que por no contar no cuenta ni con prólogo ni con una CRE ni nada de lucha individual que pueda generar diferencias. Y no lo digo yo, lo dice Gouvenou, no pusieron otra crono en los primeros días para que estén todos juntos en tiempo.

Será una sola CRI, pero es una señora CRI. Con 54 km y unos 360 m de desnivel acumulado, los corredores se irán bastante por encima de la hora de esfuerzo, con una sola verdadera cota pero con muchos falsos llanos para arriba o para abajo que provocaran cambios de ritmo. Es decir, que el líder se puede andar con mucho ojo. Como no sea un buen croner le pueden levantar el amarillo a solo un día del final incluso con un buen colchón de tiempo. Seguro que varios puestos del Top-10 cambian de dueño este día.

Etapa 21, domingo 27: Évry – Paris Champs-Élysées 137,5 km

Tour 21

 

Paseo y homenaje en París antes de preparar el sprint final. Como el año anterior. Y el anterior. Y el anterior a ese. Y así hasta 1989, año de la última crono final en París. Al menos es el sprint con el entorno más bonito y la mejor realización: la cámara lateral mola mucho y ya podía extenderse a otras etapas y pruebas.